sábado, 27 de diciembre de 2014

La mujer de un solo hombre

A.S.A. Harrison:
The Silent Wife, 2013
La mujer de un solo hombre
Salamandra Black, 2014
Traducción de Gemma Rovira Ortega



Los ingredientes del éxito

Ya os conté que este libro fue mi regalo prenavideño (gracias de nuevo, Salamandra Black) y en esos ratitos libres de la Navidad he terminado de leerlo cómoda y agradablemente, sin ningún esfuerzo.

La impresión más fuerte que me deja el libro es que reúne todos los ingredientes de los últimos éxitos de venta negros. Es la primera novela de una escritora con un personaje principal femenino, que aparece en el título, y una estructura dual que interca
la el punto de vista femenino y el masculino, como en Perdida
 
El título apela directamente a las lectoras, como sucedía en la trilogía de Larsson, y otra cosa más une a esta autora con el célebre sueco: fallleció poco antes de que se publicara la novela y no ha podido conocer la gloria literaria en vida.

Además, A.S.A. Harrison, con esas aes en el nombre y ese –son final en el apellido, nos trae a la memoria a las y los nórdicos superventas y, con esas iniciales con punto, a plumas clásicas del género como P.D. James.


Ya sabes qué sucederá

Al estilo del magistral arranque de A Judgement on Stone, de Ruth Rendell, y de la teleserie Damages, La mujer de un solo hombre anuncia en su segunda página que se va a cometer un asesinato, cuándo se va a cometer y quién lo va a cometer.

El reto narrativo consiste en que, a pesar de poseer ya esos datos, no muere la intriga y queremos saber cómo llegamos hasta ese punto, cómo demonios se pasa de una existencia plácida y acomodada en un apartamento de lujo, con vistas al lago, en Chicago, a un crimen sórdido como casi todos los crímenes.

El secreto de esa transición brutal no es ningún secreto, sino algo que sabemos desque que el mundo es mundo: lo idílico no es tal, la felicidad tiene fisuras y el crimen está  siempre mucho más próximo de nuestras vidas de lo que queremos admitir.


Qué más tiene de bueno “La mujer de un solo hombre”

Tiene de bueno que es un relato muy bien apuntalado (y muy bien traducido, añado), que se rodea de microhistorias adicionales que lo abrazan bien y lo hacen más sólido.


Esa función cumplen, por ejemplo, las peripecias personales de los pacientes de Jodie Brett, la protagonista. Su trabajo de psicóloga nos permite entrar en secretos poco presentables de la fauna urbana de Chicago, que pueden ser los de cualquier grupo humano del primer mundo. Es como si la autora abriera un agujerito en la pared de la sala de terapia y nos permitiera contemplar la miseria de nuestros semejantes. Semejante experiencia, por un lado, satisface mi lado cotilla y, por otro, aumenta mi aprecio por el prójimo, pues me ratifico en la idea de que en el fondo es frágil e imperfecto.


La verdad está sobrevalorada

Me ha hecho gracia que la novela, hacia su final, sostenga una tesis a la que le he estado dando vueltas durante mucho tiempo. En flagrante contradicción con su profesión de psicóloga clínica, la protagonista no cree que afrontar los hechos dolorosos sea la mejor manera de superarlos. No. Ella prefiere encerrarlos en un rincón del cerebro, no alimentarlos ni darles oxígeno y esperar pacientemente a que mueran o se desintegren, se hagan polvo y cualquier brisa los arrastre y se los lleve.

No cree en las virtudes del dolor, pues conoce gentes que han sufrido mucho y eso no las ha convertido necesariamente en mejores personas. Queremos creer que el sufrimiento sirve para algo, que con él adquirimos un aprendizaje valioso, más que nada por encontrarle algún lado bueno, pero no siempre es así: muchas gentes que han sufrido “no han ganado sabiduría ni elegancia, no han conseguido recuperar los años perdidos ni reavivar su buena voluntad”.

No es garantíaa de nada eso de ir con la verdad por delante. ¿Qué problema hay en “desdibujar los hechos”? “Hay cosas que es mejor no examinar. No hay necesidad de mirar fijamente a los ojos a la realidad, si existe una forma más amable de mirarla”.

Hacia su final, La mujer de un solo hombre se nos convierte, pues, en todo un elogio de la mentira y el fingimiento, lo cual siempre resulta interesante desde el punto vista literario y no solo desde el punto de vista literario.


viernes, 5 de diciembre de 2014

"Babel" en Zinéfilaz


Estoy leyendo en estos días una novela negropolicial de Rosa Ribas titulada Don de lenguas. Las protagonistas e investigadoras de un crimen son una periodista y una lingüista; dos señoras, pues, que trabajan con el lenguaje, que manejan bien sus recursos y que se sirven de ese conocimiento en sus pesquisas y averiguaciones.

Don de lenguas me ha hecho acordarme de películas en las que las lenguas, los idiomas, cobran protagonismo y me han venido a la cabeza, entre otras, Lost in translation, Malditos bastardos, Vicky Cristina Barcelona y otra que yo pensaba que tenía que ver con esto, con el batiburrillo que supone la coexistencia de centenares de lenguas en este pequeño planeta, era esta, Babel, pero no era exactamente como yo pensaba.

Sigo contándolo en Zinéfilaz. Allí os veo. Chao.

martes, 2 de diciembre de 2014

Regalos anticipados

Falta mucho para Navidad y ya tengo que agradecer dos regalos (gracias, gracias, gracias), que son dos novelas negras. Y os preguntaréis: ¿a quién se le ocurre regalarme novelas negras a mí?

Pues a la editorial Sinerrata, que me ha hecho llegar en formato e-book El caso de la mano perdida, de Fernando Roye, con un investigador nuevo, de la Guardia Civil, que aterriza en el panorama de la novela negra española: el sargento Carmelo Domínguez. Bienvenido.

Todavía no he acabado de leerla, porque soy una lenta. Menos mal que hay gente que ya ha dado con ella y ha escrito cosas buenas en la red.

También ha tenido el detalle de enviarme un regalito la editorial Salamandra Black: se trata de La mujer de un solo hombre, de A.S.A. Harrison.

Como desde hace dos párrafos no ha cambiado mi situación y sigo siendo una lenta (algún día preguntadle a alguien si sabe cuánto tardé en leerme El rodaballo de Günter Grass), tampoco he podido terminarla. Así y todo, tengo elementos suficientes como para aventurar que asistimos al nacimiento de un subgénero: la novela negra para señoras, que mezcla asesinatos y crímenes con afrentas sexuales y conyugales.

¿Seguiré pensando lo mismo cuando acabe la novela? Pues no lo sé. Ya os contaré.

viernes, 24 de octubre de 2014

The Newsroom en Zinéfilaz


Buscando documentación para este articulito he encontrado en un blog de El País un post cuyo título preguntaba "¿Ha sido The Newsroom una serie fallida?". Mi respuesta es sí y los acontecimientos lo han confirmado, pues lo que se lanzó como una apuesta potentísima y llamada a perdurar, solo alcanzó a vivir dos temporadas y media.

¿Por qué semejante fracaso? Pasaos por Zinéfilaz y os lo explico. Allí os veo. Chao.

miércoles, 15 de octubre de 2014

El barrio

Lo que había era lumpen o ganas de medrar a cualquier precio. Cualquiera de los que vivieron aquí en esa época se hubiera largado de haber podido hacerlo. Después, como pasa siempre con los tiempos difíciles, todo se idealiza. La gente se acuerda solo de lo que quiere: de la vecina que les regalaba golosinas, pero no de su marido, que intentaba meter mano a las niñas de la escalera; de las entrañables tiendecitas de barrio, detrás de cuyos mostradores se juzgaba y sentenciaba a los vecinos. Nuestro pasado es la historia que hacemos de él.

Rosa Ribas: La detective miope, 2010

Yo también tengo mitificado, idealizado, mi barrio, el de la infancia. Lo nombro en casi todas las conversaciones, lo cito como referencia; es mi medida del mundo.
No lo visito nunca. Me has pillado, Rosa Ribas.

Otras entradas sobre el barrio en Boquitas Pintadas:
La huida
La parroquia de mi barrio
American Gangster





domingo, 14 de septiembre de 2014

Lo imposible

No voy a hablar de la peli de Bayona, entre otras cosas porque no la he visto, sino que voy a seguir dando vueltas al asunto del post anterior, sobre lo imposible que sucede.

Le voy a dar otra vuelta porque de lo mismo trata una de las peripecias que magistralmente componen El héroe discreto, la más reciente novela de Mario Vargas Llosa.

Sucede en El héroe discreto, entre muchas otras cosas que merecen la pena, que Fonchito, adolescente espabilado y de buenísima estirpe limeña, al que conocemos de libros anteriores de Vargas Llosa, como Elogio de la madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto, cuenta a sus padres que a menudo se topa (en una heladería, en un parque, en el autobús...) con un señor mayor llamado Edilberto Torres, quien parece conocer muy bien al mismo Fonchito, a su familia y a todo su entorno. A Fonchito las visitas de don Edilberto lo asaltan, lo desequilibran; no le sientan bien.

La cosa es que a don Edilberto solo lo ve Fonchito y nadie más. Nadie lo conoce, a nadie le consta. Doña Lucrecia y don Rigoberto, los atribulados padres, acuden a psiquiatras, a teólogos, a punto están de acudir a exorcistas; y no sacan nada en claro. Nadie es capaz de afirmar que don Edilberto sea un vulgar pedófilo (no puede ser: su actitud respetuosísima no encaja), que sea un iluminado de una secta que lo quiera captar (descartado: no ha hecho ninguna maniobra en ese sentido), que sea un ente diabólico (no digas bobadas: el diablo no existe), que Fonchito sufra alucinaciones (imposible: lo han examinado psiquiatras y no son de esa opinión), que todo sea mera invención suya, pues disfruta atormentando a sus padres
(pero cómo va a hacer eso un muchacho tan correcto y afectuoso). Hacia el final de la novela, alguien se aproxima a lo que realmente acontece con don Edilberto y Fonchito. Pero no lo voy a contar aquí, claro.

A eso se refiere Carrère en El Reino cuando habla de lo imposible que, así, sin más, sucede, de lo que no puede ser y, sin embargo, es. Y lo ilustra muy bien con el high concept de la serie de televisión Les Revenants, en cuyos comienzos participó como guionista.

Os iba a traducir lo que dice Carrère sobre la serie en el prólogo a El Reino, pero de repente se me ha hecho doloroso, muy duro. Así que mejor lo dejo para otro día en que me encuentre más animosa.

Sí os dejo, a cambio, los enlaces a otros posts sobre Carrère en Boquitas Pintadas. Hasta pronto.

El bigote
Una semana en la nieve
El Adversario
Una novela rusa
Sobre De vidas ajenas
Sobre Limonov

lunes, 8 de septiembre de 2014

El Reino

Quienes me seguís en Facebook, Twitter o Instagram, ya os habréis percatado de que he pasado unos días en Francia, concretamente en un pueblecito muy pequeño, Aspin-en-Lavedan; tan pequeño tan pequeño que no tiene tiendas, así que para casi todo menester tenía que bajar a la ciudad. Y la ciudad más cercana, a solo tres kilómetros, era Lourdes.

Ya había estado anteriormente en Lourdes; así y todo, me ha vuelto a impresionar. Es una especie de parque temático mariano y lo más parecido que he visto a Las Vegas (donde en Las Vegas pone "Casino", en Lourdes pone "Artículos religiosos"), incluido el hecho de que la ciudad revive de noche con la procesión nocturna diaria en la que participan miles de personas y la Rue de la Grotte chisporrotea de neones como The Strip.

Me conmueve, siempre me ha conmovido, el espectáculo de la fe; me fascina, además, el arremolinamiento de mercaderes alrededor de los templos; y, por si fuera poco, casualidad de casualidades (juro que no lo he hecho a propósito), en todo este tiempo he tenido en las manos un libro de temática religiosa, católica: Le Royaume ("El Reino"), de Emmanuel Carrère (P.O.L éditeur, 2014), que se refiere, claro, al reino de los cielos, al reino de Dios.

Carrère presenta así su libro en la contraportada: "En cierto momento de mi vida fui cristiano. Me duró tres años. Pasó. Los caminos del Nuevo Testamento, que antaño recorrí como creyente, los recorro ahora ¿como novelista?, ¿como historiador? Digamos que como investigador". [La traducción y la adaptación son mías]

En el prólogo apunta Carrère algo que no se me ha quitado de la cabeza en todos estos días que he paseado, comido, cenado, comprado y flipado en Lourdes. A propósito de la serie televisiva Les Revenants, en la que participó como guionista, se pregunta qué pasaría si algo que es del todo imposible, sin más, sucediera. Porque eso está, en su opinión, en los orígenes del cristianismo: "Una comunidad de parias se congrega en torno a un suceso tan pasmoso como una resurrección. Es la historia de algo imposible y que, sin embargo, sucede."

Y eso pensaba yo todo el rato: es imposible que se le aparezca a nadie la Virgen; es imposible que un enfermo terminal sane repentinamente por beber agua de un manantial; es imposible que un ejecutado resucite tres días después; es imposible que un terrorista secuestre un avión de pasajeros y lo estrelle, con cientos de personas a bordo, contra un edificio de Manhattan; es imposible que un alto responsable político de un territorio haya infringido durante décadas su propio sistema fiscal y no se haya hecho público. Vale, de acuerdo, es imposible. Pero, ¿y si sucede?

Para acabar, otra casualidad: Carrère estará en Bilbao el sábado 4 de octubre, charlando con otro grande, Jean Echenoz, con motivo del V Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor La Risa de Bilbao. Echad un vistazo al programa, porque, además de esos dos monstruos, estarán Forges, Maialen Lujambio, Luis Goytisolo, Isabel Coixet, Julian Barnes y más.

viernes, 5 de septiembre de 2014

House of Cards

Es septiembre. Por si no os habíais percatado lo digo.
Tras el habitual parón bloguero de agosto, vuelve Zinéfilaz y concretamente vuelvo yo. ¿Con cine? Pues no: con tele. Con House of Cards, serie responsable de buena parte de mis trastornos estomacales de este verano, dicho sea en el buen sentido de la expresión.
En fin, lo de siempre: que vayás a Zinéfilaz a leerlo. Hasta pronto.

jueves, 7 de agosto de 2014

Idolatría

«Michel era un veterano. Todo el mundo le conocía. Al parecer, en sus tiempos se había codeado con Patrick Eudeline, Johnny Thunders, Siouxsie y Lux Interior.

Tenía siempre un aspecto irreprochable y una actitud altiva, sexy, glacial y cultivada. Si Michel decidía que un disco era cool, la ciudad entera se quitaba el sombrero. Igualmente, si opinaba que una película era tonta, la ciudad entera la detestaba.

Fue capaz de hacer escuchar a todo el mundo un disco de Ganz Neit, un grupo local que había grabado durante veinte minutos los ruidos de un frigorífico. Si Michel decía que era lo más, lo era. »

Virginie Despentes: Bye, bye, Blondie
Éditions Grasset & Fasquelle, 2004
La traducción y la adaptación son mías.


La juventud se acaba cuando los Michels de este mundo se van de tu vida; o cuando dejan de impresionarte, que viene a ser lo mismo.

lunes, 4 de agosto de 2014

Calibre 38 en Radio 3

El pasado martes, José Andrés Espelt, integrante de Calibre 38, fue interrogado a conciencia en el programa "Todos somos sospechosos", de Radio 3, y tuvo que hablar de la revista que compartimos con toda una banda y del género literario que nos congrega.

Entrad aquí si queréis echarle una oreja. A partir del minuto 33 aproximadamente.



jueves, 31 de julio de 2014

El punk y el funcionariado

«Era ya de noche cuando Ratus desembarcó en el bar, no en plena forma. Ratus era un punk auténtico, de los que ya eran punk antes que nadie. La veteranía entre los punks era signo de credibilidad y confería cierto prestigio y diversas ventajas; he aquí uno de los escasos puntos en común entre el punk rock y la función pública. »

Virginie Despentes: Bye, bye, Blondie
Éditions Grasset & Fasquelle, 2004
La traducción y la adaptación son mías.

No tan escasos. En (casi) todos los grupos humanos se valora irracionalmetne la veteranía. Debe de ser un atavismo de cuando el mundo se regía por gerontocracia. Yo, quizás porque todavía sea en muchos aspectos adolescente, no valoro nada el hecho de permanecer demasiado tiempo en el mismo lugar. No me dice nada bueno. Me habla de acomodo, inmovilismo, pereza, miedo al cambio; o, lo que es peor, de falta de oportunidades.

Fotograma de Bye, bye, Blondie (Francia, 2011)
Dirección: Virginie Despentes
Reparto: Emmanuelle Béart, Béatrice Dalle, Soko, Clara Ponsot, Pascal Greggory

viernes, 25 de julio de 2014

La sucia resignación de los parias

« Muchos de los amigos que tenían en común con los años habían abandonado las naves de la lozanía en violentos y sorprendentes lavados de imagen. Los punks con cresta, buenos discos y buena conversación, enrolladísimos, los colegas geniales de siempre, en solo una temporada se habían convertido en cuñaos adiposos con los sueños sepultados, hipotecas sobre las espaldas y la sucia resignación de los parias: "Así es la vida". Como si hubiera una buena razón para pasar a engrosar las filas, sentar la cabeza  y aguantarlo todo.

En una ciudad pequeña es fácil toparse con viejos amigos; adolescentes sublimes convertidos en borregos; agrios, abatidos, heridos en su vanidad, bloqueados, ajados o entrampados por pequeños éxitos.»


Virginie Despentes: Bye, bye, Blondie
Éditions Grasset & Fasquelle, 2004
La traducción y la adaptación son mías.

domingo, 20 de julio de 2014

No lugar

« Nancy no es una ciudad esplendorosa, ni siquiera bajo el sol. Por eso cuando llueve encuentra su verdadero carácter gris, lúgubre y deprimente. Cuando llueve, los sintecho y los perroflautas se refugian en el centro comercial y el resto de la gente se pega a los escaparates para resguardarse. El interior está sembrado de los mismos letreros que pueden encontrarse en cualquier otra ciudad de Europa: Footlocker, Pimkie, H&M, Body Shop... Los escaparates son feos, demasiado iluminados, aseptizados, previsibles; nunca muestran nada sorprendente ni escandaloso.
En el resto de calles tampoco llama nada la atención: no hay espacio para lo subversivo en las ciudades modernas. Todo resulta enfermizo, congelado, como una morgue colorida.»

Virginie Despentes: Bye, bye, Blondie
Éditions Grasset & Fasquelle, 2004
La traducción y la adaptación son mías.


«Si un lugar puede definirse como de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse como de identidad ni relacional ni histórico será un no lugar. La sobremodernidad produce no lugares. Son tanto las instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes (vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales. »

Marc Augé: Non-lieux. Introduction à une anthropologie de la surmodernité, 1992
Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Gedisa 2008
Traducción de Margarita Mizraji
La adaptación es mía

miércoles, 9 de julio de 2014

Alimento espiritual para el verano

Estas van a ser mis lecturas durante los próximos días.

Los cuerpos extraños, lo último de Lorenzo Silva, Bevilacqua y Chamorro.




La ballade de Rikers Island, lo último de Régis Jauffret, sobre el affaire de Dominique Strauss-Khan. Promete emociones fuertes: para empezar, Strauss-Khan se ha querellado contra Jauffret. Ya os contaré. Sin falta.


Y en último lugar, pero preferente en mi corazón, La lluvia del tiempo, de Jaime Bayly, sobre otro affaire político-sexual (son mi debilidad, como ya he demostrado con mi enganche a The Good Wife): el de Alejandro Toledo, presidente del Perú que se negó a reconocer a una hija.




Pongo este libro en un lugar preferente porque ya he empezado a leerlo y me tiene cautivada. Además, yo pensaba que Bayly solo nos gustaba a Roberto Moso y a mí, pero dice la contraportada de este libro que a otro Roberto, a Roberto Bolaño, la prosa de Bayly le parecía "luminosa"; estoy de acuerdo.

Esto es todo, amigas, amigos. A medida que lea os cuento. Chao.

sábado, 5 de julio de 2014

Tres sin cuatro tampoco hay

He puesto ese título un poco tontorrón, lo sé, porque estuvimos cuatro señoras presentando, como os anuncié, el libro de una de ellas: No hay tres sin dos (Trama Editorial) de Alejandra Díaz-Ortiz. Fue en la Librería Cámara, de Bilbao, sitio acogedor donde los haya.

Presentando, que es gerundio. Foto de Daniela Villaseñor.


Nos juntamos a presentar Manuel Ortuño, el editor, Elena Sierra y Beatriz Celaya, ambas de Biografías Personales, y servidora de ustedes.

Entre el público, entregado y numeroso, tuvimos a gente ilustre como Daniela Villaseñor, ilustre e ilustradora, a quien debemos la delicada portada de No hay tres sin dos, Silvia Muriel, Loreto Rubio, Javier Maura, Fernando García Pañeda y Julen Iturbe. No me olvido de Txetxu Barandiaran, el cocinero que ha ligado esta salsa.

No hay tres sin dos da para mucho, así que pudimos hablar durante un buen rato de la potente y libérrima voz de Alejandra, de su capacidad para fagocitarlo todo, pero todo todo, y convertirlo en literatura y de cómo, al leerla, nos coloca al borde del precipicio y ya cada una y cada uno de nosotros decide cómo caer: a trompicones, rebotando por las paredes o alzando grácilmente el vuelo.

Aunque su presencia estaba confirmada, John Hemingway, el nietísimo, padrino de No hay dos sin tres, hizo honor a su leyenda familiar y, en vez de aparecer en Bilbao, prefirió desaparecer en Pamplona. En fin, tiran más los genes que los trenes.
 
Luego, para homenajear a la autora, que es mexicana, nos fuimos al restaurante Al-Txile, donde cenamos y bebimos muy bien.Te lo perdiste, Hemingway. Fastídiate.    

viernes, 27 de junio de 2014

No hay tres sin dos

El jueves 3 de julio a las 19:30 en la librería Cámara de Bilbao presentamos No hay tres sin dos (Trama Editorial), de Alejandra Díaz-Ortiz, un delicado y ligero volumen con "una maravillosa colección de historias breves y prosa poética que capturan momentos de amor y pérdida con exquisita economía, franqueza y habilidad", como dice su contraportada.

La presentación va a ser así: primero intervendrá el editor, Manuel Ortuño; a continuación, John Hemingway, crítico literario que ha escrito el texto de la contracubierta que os he traducido parcialmente (me han dicho que es nieto de alguien y mira que el apellido se me hace conocido, pero no caigo, no caigo); y luego charlaremos en alegre y amistoso coloquio la autora, Beatriz Celaya, Elena Sierra y servidora de ustedes.

Nos acompañará Txetxu Barandiaran, que, en el mejor de los sentidos, es el mayor culpable de todo esto.

Repito, por si no ha quedado claro: jueves 3 de julio, 19:30, librería Cámara, Bilbao.

Pásense, señoras, señores. El libro da para charlar ameno, jugoso y divertido, así que no me cabe duda: lo vamos a pasar muy bien.

viernes, 20 de junio de 2014

Un poco de tele en Zinéfilaz



A mí siempre me ha gustado mucho la tele, pero pocas veces me he enganchado a una serie como me he enganchado a The Good Wife (TGW).

Por eso le he dedicado un articulito en Zinéfilaz, un blog en el que cabe (casi) todo y que promete novedades. Ya os contaré.

De momento, id a leer mi artículo, a ver qué os parece. Saludos.

miércoles, 4 de junio de 2014

¿Y tú qué clase de madre eres?

La editorial me envió un ejemplar, que agradecí en su momento y vuelvo a agradecer ahora.

Ya leído, confirmo la impresión inicial de que es un producto para el público femenino, o sea, como decía, convenientemente rociado con estrógenos. A esta conclusión no he llegado yo porque sea una genia de la intuición ni tenga un olfato literario especial: la contraportada lo anuncia con megáfono.

El libro, pues, busca la complicidad con mujeres jóvenes en transición a la madurez, con empleo, con hijos pequeños y no muy boyantes económicamente.

El relato se estructura en tres firmes columnas, con tres tipos de capítulos diferentes.

La primera es la protagonista, Lisa Kallisto que narra en primera persona y así consigue ese contacto directísimo y eficaz con las lectoras. Kallisto nos hace partícipes de sus desvelos y sus esfuerzos por ser perfecta como su amiga Kate Riverty. Con miras a ese fin lee revistas y libros de autoayuda, se deja la piel en ello, se desvive, pero no alcanza el ideal nunca y se siente culpable siempre. Nada que no sepamos, pues.

La segunda columna es el malo, el secuesrador de jovencitas. Un narrador omnisciente nos lo presenta en tercera persona y capítulo a capítulo nos va aportando datos para que ayudemos a la tercera columna, la investigadora Joanne Aspinall, de la misma edad que Kallisto, pero con otro perfil: no tiene pareja ni hijos, vive con una tía extravagante y tiene problemillas por un físico demasiado llamativo. En sus pesquisas para encontrar al malo tiene que ahondar en las familias de las víctimas, de donde sale más porquería que otra cosa.

La novela, en fin, tiene todos los ingredientes que en teoría construyen un relato ágil, variado y british también; neuras y psicosis varias e incluso una pizquita de porno casero.

Paula Daly
Just What Kind oh Mother Are You? (2013)
¿Y tú qué clase de madre eres?
Roja & Negra 2014
Traducción de Victoria Alonso Blanco

viernes, 2 de mayo de 2014

Perdida en Zinéfilaz y en la traducción

El título os dará una pista: esta semana en Zinéfilaz he escrito una cosa poética y sentimental sobre Lost in Translation, mientras doy vueltas a la idea de escribir un post sobre la obra de Sofia Coppola, de la que me declaro fan total.


Entre tanto, pasaos a leer mi artículo en Zinéfilaz. See you.

domingo, 13 de abril de 2014

A veces se me olvida cuánto me gusta la literatura (y 2)

Esta es la segunda y última parte de mi crónica sobre el coloquio del viernes 4 de abril (lee la primera aquí) entre la escritora Arantxa Urretabizkaia y el escritor Ramón Saizarbitoria en el marco de Gutun Zuria, el Festival Internacional de las Letras de Bilbao.

Recojo ahora algunas cosas que dijo Saizarbitoria sobre la lengua y la cultura vascas. Os recuerdo que la charla fue en euskera y que la traducción es mía.

También os recuerdo que la última novela que ha publicado Saizarbitoria se titula Martutene y está traducida al castellano. Tengo que leerla. Se me acumula el trabajo.

Vamos con lo que dijo.

Los vascoparlantes actuamos un poco como los países en vías de desarrollo, que contaminan los ríos para parecer desarrollados. Quiero decir que copiamos los errores de las lenguas "grandes", sin aprovechar las ventajas de nuestra pequeñez.

Tenemos que asumir que nunca seremos normales; nunca seremos como el inglés, el catalán o el castellano; siempre seremos pequeños y diferentes y tenemos que aprovecharnos de lo bueno, de las ventajas de ser pequeños, como el firme compromiso de los hablantes con su lengua.

Somos tan pequeños, tan pequeños, que todavía el hecho de usar la misma lengua supone un vínculo, un mínimo de entendimiento. Todavía hay un pacto tácito entre vascoparlantes, todavía la lengua en cierto modo nos protege, evita las agresiones entre nosotros. Por ejemplo, en ETB 1, la cadena autonómica vasca en euskera, los debates son mucho más suaves, mucho menos agresivos, que en ETB 2, la cadena en castellano. Aunque puede que también sea porque no tienen tanta facilidad para el insulto.

Yo escribo en euskera, publico en euskera, luego me traducen y mis libros salen también en castellano. Sucede que hay gente que no sabe que puede leerme también en castellano, porque ahí hay una incomunicación, una frontera entre ambas lenguas. Opino que toda persona que trabaje en la cultura en el País Vasco debería al menos entender el euskera. Si no, la frontera será cada vez mayor. También nos pasa a quienes escribimos en euskera que no nos interesamos en absoluto por los escritores vascos que publican en castellano; y esa es otra frontera.

Además, sucede otra cosa: que, de ahora en adelante, la lengua cada vez irá menos unida al nacionalismo y me asusta pensar en la posibilidad de una decepción masiva con la lengua. Esto es, que el nacionalismo se despegue de ella y no sume otras adhesiones. Eso sería muy malo, porque la lengua no puede permitirse el lujo de perder a nadie; nos necesita a todos. La lengua es débil y debe superar otras fronteras, las políticas.

Eso es todo, señoras y señores. Me encantaría leer sus opiniones.

martes, 8 de abril de 2014

Betibú

En Calibre 38 tenéis un articulito mío sobre esta novela de Claudia Piñeiro.
Como cuento también allí, ha sido mi primer encuentro con esta escritora, pero no será el último. Pronostico el comienzo de una larga amistad y que disfrutaremos mucho juntas. 
Nos vemos en Calibre 38. Hasta luego.


Betibú
Claudia Piñeiro
Alfaguara, 2011

sábado, 5 de abril de 2014

A veces se me olvida cuánto me gusta la literatura (1)

Y actos como el de ayer me lo recuerdan. En la Alhóndiga de Bilbao celebran Gutun Zuria, el Festival Internacional de las Letras, y ayer la escritora Arantxa Urretabizkaia entrevistó al escritor Ramón Saizarbitoria. La charla fue en euskera. La traducción es mía.

Saizarbitoria dijo cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que no. Como ayer no tuve ocasión de charlar con él, charlo ahora, que es más cómodo, porque no puede contradecirme.

  Sobre el escenario, Urretabizkaia y Saizarbitoria. Justo ante mi asiento, el escritor y periodista mexicano Sergio González Rodríguez, que intervino en el festival el jueves. A su lado, la directora del festival Marisa Blanco. La foto es mía.

Saizarbitoria.- El tema central de Gutun Zuria este año es la frontera, los límites,  y yo creo que los límites son buenos, que tiene que haber una separación entre la cultura de verdad, la Cultura con mayúscula, y lo otro.

Yo.- No estoy del todo conforme con esto que afirmas, pero tampoco tengo las ideas tan claras como para rebatirlo. Se me ocurre, sin embargo, una pregunta: ¿quién decide qué es Cultura, qué es Literatura, y qué no? ¿Los críticos de qué revista, de qué periódico? ¿Deciden las mujeres? ¿Deciden los hombres? ¿A partir de qué edad? ¿Y dónde se decide? ¿En Occidente? ¿En Oriente? ¿En América, Europa, Asia o África? Qué pena que no se me ocurrió preguntarte ayer esto; habría estado bien.

Saizarbitoria.- Ahora hay gente que desprecia eso que yo llamo Cultura, que dice en público, y con cierta arrogancia, que no ha leído el Ulises de Joyce porque es aburridísimo. Despreciar a Joyce por aburrido es impresentable. Hay que hacer el esfuerzo de leerlo, porque merece la pena. Hay que obligarse a leer a Max Frisch y a Flaubert, aunque cueste.

Yo.- Vamos a cambiar el punto de vista. En el mundo hay muchas cosas que merece la pena leer. Muchísimas; tantas que nunca las leeremos todas en una vida entera. Entonces, ¿por qué perder el tiempo con lo que no nos entra, con lo que no nos llena, con lo que nos cuesta, cuando hay montones de cosas que también merecen la pena y que vamos a disfrutar?
Yo me he obligado muchas veces a leer cosas que no me atraían, porque creía que era mi obligación. Y las he leído, pero creo que no me han aprovechado nada. ¿O sí? ¿O, sin que me haya dado cuenta, eso ha creado un poso?
En cuanto al Ulises, no lo he leído, pero no me siento orgullosa. Hay que estar orgullosa de lo que una ha hecho, no de lo que no ha hecho. Como digo, nunca lo he leído, pero durante una temporada viajé con él a todas partes. ¿Eso cuenta?
Con esta bobada quiero desacralizar los tiempos en que supuestamente se respetaba a la Cultura, porque también había mucha pose, mucha impostura, mucha tontería y mucho clasismo.

Saizarbitoria.- A mí me pasa con Borges, que no lo aguanto. Me parece un listo y un exquisito. En fin, no tenía que haber dicho esto. Son prejuicios. Perdón.

Yo.- No pasa nada. A mí Borges tampoco me cae bien personalmente: era un misógino y un engreído. Ahora bien: lees algunas piezas suyas y caes rendida de admiración. Eso es así.

Saizarbitoria.- En las escuelas no leen, como hicimos nosotros, a Baroja ni a Cervantes, sino Harry Potter. Pero no es lo mismo, hay una frontera, hay límites. Por ejemplo, ¿es lícito que las instituciones subvencionen un bono cultura para que la gente adquiera el deuvedé de Ocho apellidos vascos? Yo creo que no.

Yo.- No tengo réplica, pero me gusta que digas eso. Es impopular y valioso.

Saizarbitoria.- Antaño trabajábamos mucho gratis en pro de la cultura. Yo lo hice. Trabajé mucho y me divertí también mucho. Ahora todo es lucha; se supone que hay que luchar por todo, pero yo creo que hay que luchar menos y divertirse más, porque eso es la cultura.

Yo.- Eso se contradice un poco con lo que has dicho antes, porque ¿qué pasa cuando la presunta Cultura no te divierte? Además, hacer cultura también puede ser una forma de luchar. Bien lo sabes.

Continuará

martes, 1 de abril de 2014

Roja, negra y con estrógenos

Agradezco a Penguin Random House Grupo Editorial que me haya hecho llegar un ejemplar de "¿Y tú qué clase de madre eres?", la primera novela de la británica Paula Daly, que viene precedida por su éxito internacional.

Como acabo de recibirla, solo he podido hojearla un poquito, pero ha sido suficiente para percatarme del cosmos femenino que la habita y la envuelve: una escritora, una heroína, madres, hijas, amigas, vecinas, una investigadora y una chica desaparecida. ¿Cómo no acordarme de Perdida, también de la colección Roja y Negra?

La contraportada habla de las "millones de cosas" que tenemos en la cabeza, de "cuánto sacrificamos por atender tareas laborales y familiares y cuál es el coste emocional de todo ello". Es una descarada apelación a un perfil humano que no coincide en absoluto con el mío y a una "cuestión de plena actualidad" sobre la cual tengo opiniones extremas, radicales e incendiarias que de momento me voy a callar.

Nada más por ahora. Doy las gracias de nuevo a Penguin Random House y, dentro de un ratito, me iré a la cama a leer "¿Y tú qué clase de madre eres?". Cuando la acabe, pondré más letritas. Buenas noches. Felices sueños.

Paula Daly
Just What Kind oh Mother Are You? (2013)
¿Y tú qué clase de madre eres?
Roja & Negra 2014
Traducción de Victoria Alonso Blanco

miércoles, 19 de marzo de 2014

Otros pocos más párrafos selectos de "Kinsey y yo"

Tendría unos diecisiete años y era rubio, de ojos azules, pómulos salientes, una boca sensual de mohín enfurruñado y el cuerpo delgado y fibroso de un surfista. Me lo imaginé dentro de unos años, merodeando por hoteles de zonas turísticas y ligando con mujeres que le triplicaban la edad. Le iría bien. Y a ellas también.

(...)

El bañador que llevaba puesto confería a su barriga el aspecto de una sandía metida en una bolsa para la ropa sucia.

(...)

No soy nada buena como ama de casa. No hago pasteles ni me dedico al voluntariado. No sé cómo entablar conversaciones triviales ni cómo sentarme con las piernas cruzadas.

(...)

Harry estaba enganchado a la delincuencia del mismo modo que algunas personas son adictas a la cocaína, al alcohol, al chocolate o al amor no correspondido.

 Sue Grafton:
Kinsey and me, 2013
Kinsey y yo

Traducción de Victoria Ordóñez Diví
Tusquets, 2014


Otras entradas en Boquitas Pintadas sobre "Kinsey y yo":

Párrafos selectos de "Kinsey y yo"

Más párrafos selectos de "Kinsey y yo"

lunes, 17 de marzo de 2014

Más párrafos selectos de "Kinsey y yo"

Me pregunté si les planchaba la ropa interior a los hombres. Parecía de esa clase de mujeres.

(...)

Aún no he conocido a nadie a quien no le invada cierto nerviosismo cuando llega el otoño.

(...)

Me hundí en el cuero aún caliente por el contacto con el trasero de Barbara Hemdahl, una sensación sorprendentemente íntima.

(...)

Llevaba una camisa blanca empapada en sudor y llena de arrugas. Los pantalones, de gabardina beis, también estaban muy arrugados. Parecía, en suma, que acabara de cruzar un continente en tren.

Sue Grafton:
Kinsey and me, 2013
Kinsey y yo

Traducción de Victoria Ordóñez Diví
Tusquets, 2014


Otra entrada en Boquitas Pintadas sobre "Kinsey y yo":

Párrafos selectos de "Kinsey y yo"




viernes, 14 de marzo de 2014

La noche americana

 (annyas.com)


Cuando ves La noche americana y, al final, con los títulos de crédito, se te pone una sonrisa boba, de felicidad, en la cara, sabes que el cine te tiene y tendrá atrapada para siempre.

Si quieres seguir leyendo este homenaje sentimental que he dedicado a La noche americana, pásate por Zinéfilaz. Allá nos vemos.

martes, 4 de marzo de 2014

"Un jour, le crime" en Calibre 38

El señor Ricardo Bosque, que tiene nueva página en Facebook,
ha tenido a bien publicar en su excelsa revista Calibre 38 un articulito mío sobre el ensayo "Un jour, le crime", de Jean-Bertrand Pontalis, del que ya os he adelantado algo en estos posts de Boquitas Pintadas:

¿Veis cómo no soy tan rara?
Civilización y barbarie


Pasaos por Calibre 38 a leer mi artículo y todo lo demás, que es mucho y bueno. Hasta pronto.



Jean-Bertrand Pontalis
Un jour, le crime
Gallimard 2011

domingo, 23 de febrero de 2014

Párrafos selectos de "Kinsey y yo"

Sue Grafton:
Kinsey and me, 2013

Kinsey y yo
Traducción de Victoria Ordóñez Diví
Tusquets, 2014


El océano se agitaba como una lavadora en un ciclo suave.

(...)

Se había comportado en todo momento de una forma tan estúpida que casi podía considerarse inteligente.

(...)

Parecía una niña tranquila y muy seria. Me la imaginé, ya de mayor, convertida en una de esas mujeres misteriosas alrededor de las cuales gravitan los hombres. De un modo terriblemente autoritario e indiferente, les rompería a todos el corazón y nunca entendería su sufrimiento.

Continuará.

viernes, 7 de febrero de 2014

Civilización y barbarie

La barbarie no es lo opuesto a la civilización, sino algo que habita en su corazón mismo.

El hombre más cultivado, empapado de música, de bellas artes, rodeado, como Jünger, de libros preciosos, o servidor de Dios, como ciertos papas, puede permitir el crimen sin una mínima reacción, e incluso cometerlo él mismo, a través de una máquina anónima interpuesta.

Jean-Bertrand Pontalis
Un jour, le crime
Gallimard 2011

[La traducción y la adaptación son mías]

Entonces, si la civilización no nos ayuda contra la barbarie, ¿qué nos ayudará?

Otra entrada en Boquitas Pintadas sobre Un jour, le crime, de Pontalis:

¿Veis cómo no soy tan rara?

jueves, 30 de enero de 2014

¿Veis cómo no soy tan rara?

Detesto la violencia y, sin embargo, le he dedicado un libro entero. ¿Por qué?, ¿para qué? Para protegerme de ella, como una criatura que se siente a salvo en su cama después de que su madre la haya arropado.

Jean-Bertrand Pontalis
Un jour, le crime
Gallimard 2011

[La traducción y la adaptación son mías]

Más de una vez he escrito aquí sobre esto, porque más de una vez me han preguntado cómo se puede ser pacifista, miedica y cobarde (sé que no son sinónimos; es que yo soy las tres cosas) y estar tan fascinada por el crimen y la violencia hasta el punto de no leer casi otra cosa que novela negra y policial.

Pues resulta que no soy tan rara; esta afición mía me ha traído a las manos Un jour, le crime, el ensayo del psicoanalista Jean-Bertrand Pontalis sobre el crimen y en el primer párrafo del libro ¡zas!, encuentro ya una afinidad con él: a mí también la cercanía a la violencia me sirve de antídoto, me previene, me protege ante su irrupción, siempre inesperada.

Seguiremos hablando de este librito.

sábado, 25 de enero de 2014

Happy flower



El excelentísimo señor don Goyo del Sol (@jgdelsol) me invitó a participar en su blog Buscando el optimismo, yo acepté encantada y le escribí cuatro líneas sobre Una de las mejores cosas que he hecho en mi vida.

Me gusta esta iniciativa en la que se han metido Goyo y compañía: recopilar buenas noticias y colaboraciones que transmitan esperanza y alegría de vivir. Me gusta porque el pesimismo es a veces una pose aburrida. Me gusta porque es una empresa difícil y, precisamente por eso, hermosa.


Foto: www.appszoom.com

viernes, 17 de enero de 2014

De Hollywood a Galicia

Hoy, en Zinéfilaz, abandonamos los habituales paisajes californianos y nos vamos a la hermosa Galicia, vestidas con máscaras y calcetines.


¿Que de qué demonios hablo?

Pásate por Zinéfilaz para enterarte. See you there. Allá nos vemos.