sábado, 31 de octubre de 2009

Un pedacitito de premio


Jesús Cansino López es un portugalujo que vive en Andalucía y filma cortos. Uno de ellos, titulado Tres de azúcar, ha ganado el concurso de cortometrajes contra la violencia de género que organiza el Ayuntamiento de Mondragón.

Como servidora de ustedes ha colaborado con Jesús en la traducción de los subtítulos, se siente orgullosa de haber recibido un pedacitito, un pedacititito, un pedacirritito de premio.

Tres de azúcar muestra genialmente cómo es la violencia cotidiana, el machaque, el desprecio, el insulto, la tortura china de la gotita que cae y cae y te horada el cerebro y te lo anula; muestra lo que no suele aparecer en la tele, en la radio ni en los periódicos, pero lo cuenta muy bien el cine.

Jesús tiene otro corto, El trabajo de Sofía, sobre el mismo asunto.

Os pongo aquí un enlace para que veáis Tres de azúcar. Sin subtítulos, sorry.

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miércoles, 28 de octubre de 2009

Whatever works


Si la cosa funciona (Whatever works)
USA, 2009
Dirección y guión: Woody Allen.

Intérpretes: Larry David (Boris), Evan Rachel Wood (Melody), Patricia Clarkson (Marietta).

Se lo dije a Dante: tenía yo un mal pálpito con esta película. Estaba casi convencida de que, por primera vez en la historia planetaria, Woody Allen me iba a enfurruñar. ¿Por qué?

En primer lugar, pero no más importante, por el título. No me gusta Si la cosa funciona. Menos me gusta todavía que en el cartel en español ponga la Cosa, con mayúscula inicial, como queriendo dar importancia a un sustantivo vacío que no la tiene. Pero tampoco se me ocurre otro título mejor ni más apropiado. ¿Cualquier cosa que funcione quizás? No sé.

En segundo lugar, porque leí que era una adaptación de un texto de los 70 y me esperaba caspa y ranciedad. Luego no ha sido para tanto, aunque el toque setentero se le ve por otro lado mucho más cándido.

Y en tercer lugar, por esa obsesión con las jovencitas que padece el señor Allen. Tal fijación, como bien sabemos, traspasa los límites de lo creativo, me pone un poco de los nervios y constituye un buen asunto psiquiátrico.

Pero fui a ver la peli y el viejo Woody me convenció otra vez. Como a servidora de ustedes le encaja una descripción que le leí una vez a Ellroy y puedo decir que soy una de esas idealistas que creen que el mundo es básicamente un estercolero, me dejé seducir otra vez por sus bromas sobre Hitler (¿habéis visto qué de moda se han puesto los vídeos graciositos con el führer en Internet?), por sus neuras, por su misantropía feroz y por ese desesperado instinto de supervivencia que te lleva a apreciar cualquier cosa que funcione, lo que sea, cualquier pequeñez que te alimente un poco el alma y te haga una pizca feliz: una cancioncilla tonta, un color del cielo inesperado, una mirada burlona en una reunión muy seria o un chiste estúpido en un reality show.

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domingo, 25 de octubre de 2009

Nuestra propia sangre

Nuestra propia sangre se titula la novela de Mariano Sánchez Soler que ha ganado el XII Premio Francisco García Pavón de Narrativa que convoca el Ayuntamiento de Tomelloso. Tomelloso, como sabéis, no sólo es la localidad donde nació el novelista García Pavón, sino también el escenario en el que puso a vivir y a trabajar a su personaje el policía Plinio.
La novela me acaba de llegar a las manos (gracias, Mariano; gracias, Jesús), así que sólo he tenido tiempo de (h)ojearla un poco, pero ya os puedo contar que trata de una familia que se pone de acuerdo para matar al padre porque los machacaba a todos en varios sentidos (inevitable acordarse del caso de la dulce Neus, aunque el libro no lo nombra para nada), está narrada en primera persona de boca de los asesinos y viene editada por Rey Lear, que hace una cosa que me ha gustado mucho: en la página 6 del volumen, junto con el responsable del diseño y la edición técnica, Jesús Egido, y la autora de la ilustración de la portada, Victoria Martos, aparece también la correctora de pruebas, Pepa Rebollo. Una servidora, que es del gremio traductoril correctoril, agradece que se reconozca tal trabajo. Bien.

Y, de momento, nada más. Espero no tener que esperar a las minivacaciones de Navidad para poder disfrutar de su lectura. Ciao!

Nuestra propia sangre 
Mariano Sánchez Soler
XII Premio Francisco García Pavón de Narrativa
Rey Lear Editores, 2009

Actualización. En esta entrevista, a la que llego a través de La Balacera, Sánchez Soler explica que su novela no está basada en el caso de la dulce Neus, sino en el de la parricida de Ondara.


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jueves, 22 de octubre de 2009

Diez cosas que NO hago


¡Atención, meme!

Tomo este divertimento de la mano protectora del consultor artesano y me dispongo a escribir diez cosas que no hago. Desde que el artesano me lanzó el guante ha pasado un tiempecito, pero es que me ha costado juntar diez cosas. Cualquiera diría que hago de todo.
En fin. Allá van.

1.- No cocino.
2.- No cuido plantas, flores ni animales.
3.- No compro regalos ni recuerdos cuando viajo.
4.- No llevo fotos en la cartera.
5.- No me compro joyas, así que no tengo.
6.- No leo novedades literarias. Salvo honrosas excepciones.
7.- No veo la tele por la noche. Salvo que me dé el ataque agudo de insomnio.
8.- No fumo ni bebo, aunque no siempre fue así.
9.- No llevo faldas ni tacones. Salvo en honrosas y escasísimas ocasiones como la cabalgata de Reyes.
10.-No me maquillo todos los días.

O sea, que soy un monstruo.

Y ya sabéis: vuestro es el meme. Seguidlo si os place.

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lunes, 19 de octubre de 2009

Campanella-Jonquet connection: morbo y funcionarios

No conocía de nada a Eduardo Sacheri, que fue quien escribió La pregunta de sus ojos, la pieza literaria en la que se ha basado Juan José Campanella para crear El secreto de sus ojos. Ahora lo he gugleado un poco y ya sé algo más, he visto algunos cuentos suyos en la red y he comprobado cuán argentino es ese afán suyo de intelectualizar el fútbol. No he encontrado, en cambio, demasiada información sobre la novela que ha dado pie a la peli, así que no sé si el morbo y los funcionarios son obra suya o de Campanella.

Morbo y funcionarios. Parece mentira que se los pueda juntar en la misma frase, en la misma peli, en la misma novela. En principio son antitéticos, se repelen, se rechazan. A nadie le produce nada especial un juzgado, un ayuntamiento, un registro de la propiedad. Menos aún si son sesenteros: todo papel cosido con aguja, sin cables, sin pantallas, sin despachitos de diseño, con manchas de tinta en los dedos. Así y todo, Campanella en esta peli y Thierry Jonquet en muchas de sus novelas los han juntado, han hecho colisionar los planetas. Y con buenos resultados.

No podía dejar de pensar en Jonquet al ver el ambiente funcionaril de El secreto de sus ojos. He reconocido la rutina, el vacío, la vida llena de nada, esas existencias grises, un punto miserables y algo tronadas en las que de repente sucede algo oscuro que lo trastoca todo. O sea, que se mueven entre el mal rollo y el aburrimiento (¿tú qué eliges?). También me acordé de El gran momento de Mary Tribune, de Juan García Hortelano, y sus impagables y absurdísimas escenas en el negociado.

Y cómo no pensar en Jonquet al final de la peli [cuidado, que espoileo un poco], concretamente en Tarántula y en su ambiente espeso, en la conciencia tormentosa y atormentada, en la obsesión, el piñón fijo que te ocupa la vida toda y te la envenena o te la salva, quién sabe.

Habría muchas más cosas que decir sobre la película, casi todas buenas. Guillermo Francella está espléndido: como es típico de Campanella, nos regala buenos diálogos, aunque (ya lo avanza en el título) quiere dar protagonismo a las miradas, que también son elocuentes. Esto provoca alguna escena forzada y traída por los pelos, que es lo único débil que le veo al filme. Hay alguna osadía técnica muy de agradecer (la escena del estadio me hizo decir "¡Guau!") y la historia de amor es original de verdad, con lo difícil que es decir algo nuevo en un asunto viejo como el mundo.

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viernes, 16 de octubre de 2009

Los sustitutos


Pertenezco a una secta secreta de admiradores/as de Bruce Willis. Bueno, ahora que lo he escrito, ya no será tan secreta, pero da igual. Yo me afilié cuando Luz de luna y desde entonces estoy obligada a ver todo lo que San Brus, patrón de los calvos, estrena en cines. De manera que el otro día me fui a los Capitol, con otros dos miembros de la secta cuya identidad no puedo desvelar, a ver Los sustitutos.

Cuando acabó la proyección, mis acompañantes, utilizando terminología propia de la crítica formalista rusa, calificaron el filme como "una puta mierda". Porque la secta es secta, sí, pero nos dejan decir lo que queramos. Y yo, que soy una tía culta y leída, repliqué: "Bueeenooo. No ha estao tan maaal." [Léase con acento de señora mayor de la Margen Izquierda]

Los sustitutos no supera a ningún telefilm de Antena 3 de esos tan apropiados para echarte un siestorro, pero como yo me había leído las críticas, me esperaba lo peor de lo peor y bueno, vaya, hombre, pues qué quieres que te diga, tira, vale, va.

A vueltas con la cuestíón de qué es mejor, la vida real o la virtual, Los sustitutos no va más allá del topicazo, pero a mí todavía me hace pensar, aunque no llegue a conclusión ninguna, así que, por favor, señoras y señores, si lo desean, entren al trapo.

En fin, que, como dice Möbius, viva el cine palomitero. Y yo, que soy más de jamones, chaskis y gominolas, ya voy encargando toneladas para ésta, 2012, de Ronald Emmerich, que me he encontrado en el blog de  Perem. Que lo disfruten.






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lunes, 12 de octubre de 2009

Minette Walters: "Ecos en la sombra"



No había leído yo nada de Minette Walters y tenía ganas, porque la suelen comparar con mi adorada Rendell. Así que vi en la biblioteca pública Ecos en la sombra y me lo agencié, a pesar de que me da un poquillo por saco esa tendencia a incluir en las traducciones de los títulos cosas que no están en el original y que siempre son "sombra", "muerte", "sangre" y así. Lo digo porque el título original de la novela es The Echo, a secas. Y, por si alguien no lo sabe, esa innovación titulera es cosa del márketing de las editoriales, no de los traductores, pobrecitos míos, que siempre se llevan las culpas y los improperios.

¿Qué os cuento de la novela? Pues lo primero, que me ha entretenido, lo cual quizás ya es mucho. Lo segundo, que no me ha arrebatado ni he apreciado en ella ninguna virtud literaria especial. Tiene morbo, intriga, cierto embrollo (¿por qué liarla con tanto desaparecido?), acumulación de personajes secundarios que se convierten en centrales, desparrame de accesorios sin interés y alguna que otra cosa que parece falta de coherencia. Por ejemplo, en principio no me trago que un chaval de catorce años ande suelto sin control parental ni institucional en el Londres de fines del siglo XX. Pero luego resulta que igual sí me lo tengo que tragar, pues le leo a Walters unas declaraciones en las que muestra su preocupación por el abandono de menores en la Inglaterra contemporánea, no cuando Dickens, y dice que ningún menor debería abandonar ningún centro semipenitenciario sin aprender a leer ni escribir. Toma cuarto mundo incrustado en el primero.

Leo también por ahí que Walters no hace series ni sagas, no repite detectives ni tiene personajes fijos; que le gusta estar pegada a la actualidad y no sólo construir tramas perfectas e irreales. Pues precisamente es ahí donde falla, en que el armazón del libro es débil, descansa sobre un vulgar whodunit, se le descuajeringa y, aunque no llega a desplomarse, puede que algún visitante lo abandone por si acaso.

En fin, que puede que recurra de nuevo a Minette Walters cuando necesite algo que me vacíe la cabeza y me acompañe sin exigirme esfuerzo en horas tontas de nocturnidad y fatiga.

Minette Walters: Ecos en la sombra
(The Echo, 1997)
Plaza y Janés, 1998
Traducción de Gemma Rovira Ortega

Minette Walters tiene 14 novelas publicadas, de las cuales 9 están traducidas al español. The Echo es la quinta. En 1998 la BBC la adaptó para la tele, con Clive Owen y Joely Richardson.

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martes, 6 de octubre de 2009

Holmes no se muere nunca

Hasta su propio creador, sir Arthur Conan Doyle, quiso matarlo y lo mató, pero lo tuvo que resucitar. El bueno de Doyle, que nació hace exactamente 150 años (happy birthday, darling), se murió sin saber que su personaje iba a revivir una y otra vez, una y otra vez, y no sólo en la literatura, sino también en el cine, en la tele, en los tebeos e incluso en su propio museo.

Ni siquiera pretendo enumerar aquí todas las reencarnaciones del señor Holmes, porque son numerosas cual guijarros en playa de guijarros. Me detendré, pues, en las más chuscas o en aquellas a las que tengo más cariño.

En cuanto a pelis, me quedo con El perro de los Baskerville, de Sidney Lanfield, que me amargó en razonable medida la infancia y ayudó a inocularme ya para siempre el virus este que me aqueja. Aunque, con todo respeto para el venerable Basil Rathbone, para mí Holmes tendrá siempre la cara de Peter Cushing, en la foto, enorme actor que lo mismo hacía un detective que un monstruo que Shakespeare que cositas de la Hammer tirando a ful.

Y guardo también un bonito recuerdo de Young Sherlock Holmes (El secreto de la pirámide, 1985), una especie de precuela que fantasea sobre los primeros pasos del investigador, muy recomendable para criaturas y con regalo sorpresa tras los títulos de crédito finales.

En cuanto a literatura, dos apuntes bizarros. El novelista Maurice Leblanc (1864-1941), creador del ladrón de guante blanco Arsène Lupin, pidió permiso a Conan Doyle para meter a Holmes en una de sus novelas. Como Doyle se lo negó, acabó publicando Arsène Lupin contra Herlock Sholmes.

Y más enfrentamientos. Otro francés, Bob Garcia, ha publicado recientemente Duelo en el infierno: Sherlock Holmes contra Jack el Destripador, una novela que, según leo, tiende a la parodia y que la crítica gabacha califica como "una agradable sorpresa".


Sólo unas letritas separan a Holmes de House (holmes -> home -> house) y muchas cosas los unen. House es una de las transmutaciones más brillantes de Holmes: un médico enfermo y drogadicto, misógino y misántropo genial, que sólo se interesa por enfermedades, nunca por enfermos, a los que desprecia, humilla, ofende e insulta con gran descaro, estupendos diálogos y excelente traducción al español. Como casi todo lo nuevo y bueno en televisión, House ha creado estela e hijos suyos podemos considerar a Shark y a Castle, aunque no igualen ni de lejos a su malvado papá.


Y, para terminar, volvemos al cine porque, ¡oh, felicidad!, en febrero de 2010 se prevé el estreno de Sherlock Holmes, la peli de Guy Ritchie con Robert Downey Jr. y Jude Law, los Holmes y Watson más guapos que en el mundo han sido.

De verdad te digo que no se muere nunca. Larga vida a Sherlock Holmes.


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viernes, 2 de octubre de 2009

Total Khéops



El título de esta novela está tomado del de una canción del grupo de rap marsellés Iam. Dicen "khéops" porque suena como "caos" y significa, pues, "caos total".

El escritor, Jean-Claude Izzo (1945-2000), era marsellés de pura cepa: de madre española y padre italiano. Marsella es la tercera ciudad francesa en población, detrás de París y Lyon; Izzo no quiere que sea un simple decorado para su novela y la convierte en un personaje más. Defiende su esencia portuaria, sureña, tercermundista y mestiza, abomina de lo turístico y lo parisino y lo hace por boca de su alter ego el policía Fabio Montale, confesamente inspirado en Pepe Carvalho, que conparte con Izzo valores, ideología y pedazos de biografía.

Fabio Montale, excelsa excepción, es un policía antirracista. La novela se detiene una y otra vez a reflexionar sobre la inmigración, un asunto que me interesa y me preocupa, porque veo a mi alrededor crecer el racismo como la mala hierba, bien abonada por la estupidez, la ignorancia y el interés por que el mundo siga dividido entre bwanas y esclavos. Para haceros una idea, podéis leer estas durísimas palabras que Montale dedica al indolente, a quien permite que la bola xenófoba siga rodando cuesta abajo y se haga cada vez más grande:

Ni atisbo de rebelión en sus ojos. Sólo odiaba a los más pobres que él,
a quienes presuntamente le quitarían el pan: árabes, negros, amarillos. Jamás a
los ricos. Era el típico francesito medio. Ciudadano del miedo.
(La traducción
es mía)

 Montale tiene, pues, muchos enemigos. No sólo tiene en contra a la mafia marsellesa, la pègre (1), sino que también ha declarado la guerra a taxistas y a hijos de sindicalistas rojos, militantes o simpatizantes del Front National de Jean-Marie Le Pen, que en los barrios obreros de Marsella empata a votos con el Partido Comunista Francés.

Montale no cree en el sistema que lo tiene a sueldo e infringe a menudo sus reglas, pero no en beneficio propio, sino en el de sus protegidos, en el de los débiles. Él mismo dice que cada vez es menos poli y más educador de calle. Tiene abundantes toques quijotescos y de desfacedor de entuertos. Es uno de esos tipos que sabe que ha perdido la partida antes incluso de empezar a jugar, pero hasta para perder hay que saber batirse.

Montale narra en primera persona, con frases muy muy cortas y sintaxis ligera. Le gusta la música (en la novela suenan, entre muchos otros, Calvin Russel, Paolo Conte y, por supuesto, Iam) y como a sus ilustres colegas, la buena mesa; si Montalbano tiene a Adelina, Montale tiene a Honorine, una vecina que fusiona como nadie todas las cocinas mediterráneas.

A Total Khéops (1995) le siguieron Chourmo (1996) y Solea (1998), que componen la trilogía de Marsella. En español están en Akal.
De Total Khéops hay peli (con la pobrecita Marie Trintignant) y de la trilogía completa se hizo también una serie de televisión, Fabio Montale, protagonizada por Alain Delon, que no es precisamente de la misma cuerda ideológica de Izzo.
También podéis visitar la página oficial del autor: http://www.jeanclaude-izzo.com/


(1) Voy a repasar los nombres de mafias que me sé. Ya he escrito que la marsellesa se llama la pègre. La siciliana, cosa nostra. La napolitana, camorra. La calabresa, ndrangheta. La china, tríada. La japonesa, yakuza. La rusa, vori v zakoni. Se admiten correcciones y aportaciones.
Actualizado con las valiosas aportaciones de Sonia



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