domingo, 13 de abril de 2014

A veces se me olvida cuánto me gusta la literatura (y 2)

Esta es la segunda y última parte de mi crónica sobre el coloquio del viernes 4 de abril (lee la primera aquí) entre la escritora Arantxa Urretabizkaia y el escritor Ramón Saizarbitoria en el marco de Gutun Zuria, el Festival Internacional de las Letras de Bilbao.

Recojo ahora algunas cosas que dijo Saizarbitoria sobre la lengua y la cultura vascas. Os recuerdo que la charla fue en euskera y que la traducción es mía.

También os recuerdo que la última novela que ha publicado Saizarbitoria se titula Martutene y está traducida al castellano. Tengo que leerla. Se me acumula el trabajo.

Vamos con lo que dijo.

Los vascoparlantes actuamos un poco como los países en vías de desarrollo, que contaminan los ríos para parecer desarrollados. Quiero decir que copiamos los errores de las lenguas "grandes", sin aprovechar las ventajas de nuestra pequeñez.

Tenemos que asumir que nunca seremos normales; nunca seremos como el inglés, el catalán o el castellano; siempre seremos pequeños y diferentes y tenemos que aprovecharnos de lo bueno, de las ventajas de ser pequeños, como el firme compromiso de los hablantes con su lengua.

Somos tan pequeños, tan pequeños, que todavía el hecho de usar la misma lengua supone un vínculo, un mínimo de entendimiento. Todavía hay un pacto tácito entre vascoparlantes, todavía la lengua en cierto modo nos protege, evita las agresiones entre nosotros. Por ejemplo, en ETB 1, la cadena autonómica vasca en euskera, los debates son mucho más suaves, mucho menos agresivos, que en ETB 2, la cadena en castellano. Aunque puede que también sea porque no tienen tanta facilidad para el insulto.

Yo escribo en euskera, publico en euskera, luego me traducen y mis libros salen también en castellano. Sucede que hay gente que no sabe que puede leerme también en castellano, porque ahí hay una incomunicación, una frontera entre ambas lenguas. Opino que toda persona que trabaje en la cultura en el País Vasco debería al menos entender el euskera. Si no, la frontera será cada vez mayor. También nos pasa a quienes escribimos en euskera que no nos interesamos en absoluto por los escritores vascos que publican en castellano; y esa es otra frontera.

Además, sucede otra cosa: que, de ahora en adelante, la lengua cada vez irá menos unida al nacionalismo y me asusta pensar en la posibilidad de una decepción masiva con la lengua. Esto es, que el nacionalismo se despegue de ella y no sume otras adhesiones. Eso sería muy malo, porque la lengua no puede permitirse el lujo de perder a nadie; nos necesita a todos. La lengua es débil y debe superar otras fronteras, las políticas.

Eso es todo, señoras y señores. Me encantaría leer sus opiniones.

5 comentarios:

Juli Gan dijo...

Pues lo que dice Saizarbitoria, del que me he leído varios libros, no se desmarca mucho del pesimismo de Jon Sarasua, que no es, para nada, optimista con el futuro, a desaparecer, de la lengua vasca. Tengo los libros en euskara para leer retrasadísimos. :(

Noemí Pastor dijo...

Yo también tengo el de Sarasua esperando encima de la mesa.
De entrada, no comparto el pesimismo. Al menos, no del todo. En peores circunstancias ha sobrevivido la lengua. Lo que sí es cierto es que, sin apoyo constitucional, akabo, kaputt.

Bwin368 Agen Judi Terpercaya dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
39escalones dijo...

Es lamentable lo que pasa en España con las lenguas cooficiales. Aunque trabajo en una Universidad (Zaragoza) en la que, por ejemplo, hay más estudiantes matriculados en catalán que en muchas universidades catalanas (para que luego digan según quiénes, en Cataluña y fuera de ella, las tonterías que dicen), es realmente lamentable que en toda España, en los estudios de secundaria, tú no puedas escoger, si así lo deseas, el estudio del euskera, el gallego, el catalán (con sus variantes, se les llame como se les llame), el bable o el aragonés. La cohesión "nacional" empieza por permitir en en todo el Estado se pueda conocer y acceder a la cultura de tus conciudadanos, a sus lenguas y a su realidad. Me parece mucho más plausible incluir estas lenguas en el currículum optativo que, por ejemplo, la religión católica, que debería impartirse en las parroquias, que para eso están, a quienes la quieran. Y sí, incluir estas lenguas en los planes de estudio costaría dinero y generaría déficit. Pues me importa un rábano. Más déficit generan las cosas que todos sabemos. Además, creo que, a la larga, ayudaría a la comprensión mutua, tendería puentes de comunicación, y contribuiría decisivamente a conseguir que España sea eso que debería ser y que nunca ha sido.

Besos

Noemí Pastor dijo...

Completamente de acuerdo con usted, señor Escalones.
Y abundo: bajo esa actuación política yace la idea de que las "otras" lenguas no son lenguas de verdad, no están a la par del inglés o el francés. Juegan en otra liga; de categoría inferior, por supuesto.
Eso lingüísticamente no hay por dónde cogerlo, pero políticamente tiene consecuencias.
Gracias por su reflexión.