miércoles, 4 de junio de 2014

¿Y tú qué clase de madre eres?

La editorial me envió un ejemplar, que agradecí en su momento y vuelvo a agradecer ahora.

Ya leído, confirmo la impresión inicial de que es un producto para el público femenino, o sea, como decía, convenientemente rociado con estrógenos. A esta conclusión no he llegado yo porque sea una genia de la intuición ni tenga un olfato literario especial: la contraportada lo anuncia con megáfono.

El libro, pues, busca la complicidad con mujeres jóvenes en transición a la madurez, con empleo, con hijos pequeños y no muy boyantes económicamente.

El relato se estructura en tres firmes columnas, con tres tipos de capítulos diferentes.

La primera es la protagonista, Lisa Kallisto que narra en primera persona y así consigue ese contacto directísimo y eficaz con las lectoras. Kallisto nos hace partícipes de sus desvelos y sus esfuerzos por ser perfecta como su amiga Kate Riverty. Con miras a ese fin lee revistas y libros de autoayuda, se deja la piel en ello, se desvive, pero no alcanza el ideal nunca y se siente culpable siempre. Nada que no sepamos, pues.

La segunda columna es el malo, el secuesrador de jovencitas. Un narrador omnisciente nos lo presenta en tercera persona y capítulo a capítulo nos va aportando datos para que ayudemos a la tercera columna, la investigadora Joanne Aspinall, de la misma edad que Kallisto, pero con otro perfil: no tiene pareja ni hijos, vive con una tía extravagante y tiene problemillas por un físico demasiado llamativo. En sus pesquisas para encontrar al malo tiene que ahondar en las familias de las víctimas, de donde sale más porquería que otra cosa.

La novela, en fin, tiene todos los ingredientes que en teoría construyen un relato ágil, variado y british también; neuras y psicosis varias e incluso una pizquita de porno casero.

Paula Daly
Just What Kind oh Mother Are You? (2013)
¿Y tú qué clase de madre eres?
Roja & Negra 2014
Traducción de Victoria Alonso Blanco

2 comentarios:

Peke dijo...

No parece muy deseable, la verdad.

Uno dijo...

Yo me considero el tipo de madre que no lee libros a los que se les ven las intenciones a millas de distancia.
Un abrazo