miércoles, 15 de octubre de 2014

El barrio

Lo que había era lumpen o ganas de medrar a cualquier precio. Cualquiera de los que vivieron aquí en esa época se hubiera largado de haber podido hacerlo. Después, como pasa siempre con los tiempos difíciles, todo se idealiza. La gente se acuerda solo de lo que quiere: de la vecina que les regalaba golosinas, pero no de su marido, que intentaba meter mano a las niñas de la escalera; de las entrañables tiendecitas de barrio, detrás de cuyos mostradores se juzgaba y sentenciaba a los vecinos. Nuestro pasado es la historia que hacemos de él.

Rosa Ribas: La detective miope, 2010

Yo también tengo mitificado, idealizado, mi barrio, el de la infancia. Lo nombro en casi todas las conversaciones, lo cito como referencia; es mi medida del mundo.
No lo visito nunca. Me has pillado, Rosa Ribas.

Otras entradas sobre el barrio en Boquitas Pintadas:
La huida
La parroquia de mi barrio
American Gangster





8 comentarios:

loquemeahorro dijo...

Qué buen párrafo y qué cierto es. A mí me recuerda (un poco) a esos hombres que hablan de la mili como poco menos que su Sangri Lá, y cuentan las guardias, las detenciones y los gritos del sargento, con una nostalgia alucinante.

Y es que la nostalgia se ve que es el mejor photoshop.

Qué bueno es La Detective Miope ¿lo vas a comentar?

Noemí Pastor dijo...

Así es, Loque. Yo tengo mi barrio mitificado, pero es un postureo, una idealización consciente, literaria. Sé que la nostalgia cubre bastante miseria. Sí, tengo pensado poner unas líneas sobre "La detective miope", que he tardado mucho en leer. Besos.

Uno dijo...

Mitificar el barrio de la infancia o recrearlo en clave literaria aprovechando la distancia y los años debe ser un ejercicio sanísimo porque se da bastante. Me aburren, entristecen los que lo mitifican en presente y ponen falta en las cañitas del domingo a "trepas y pringaos" que osan poner un pié fuera.

Un abrazo

Iñaki Murua dijo...

Curioso libro este de Rosa Ribas.

Noemí Pastor dijo...

Hola, UNO. Es normal tener idealizada la infancia (y por ende, sus escenarios) si ha sido mínimamente feliz. Además, no ha pasado tanto tiempo, pero los cambios han sido brutales y el contraste a mí me viene muy bien para ciertos análisis.
Coincido contigo en lo de que dar caña al presunto o presunta trepa es horroroso. Otro abrazo para ti.

Noemí Pastor dijo...

Hola, Iñaki. A mi me ha gustado mucho. Tengo unas líneas escritas; las tengo que retocar un poco y enviarlas a Calibre 38, porque desde mayo no he publicado nada y ya me vale. Musu pila.

ROSA M. dijo...

Llego a tu blog desde el de Juli Gan al ver la portada del libro de Rosa Ribas. He disfrutado de buenos ratos de lectura con personajes como la comisaria Weber-Tejedor y la reportera Ana Martí.
Precisamente este y “El gran frío” los tengo entre las lecturas pendientes, estaré al tanto de tu impresión de si comentas.
Una abraçada,

Noemí Pastor dijo...

Hola, Rosa. Precisamente me estoy leyendo ahora "Don de lenguas" y me está gustando.
En cuanto a "La detective miope", como le contestaba a Iñaki en el comentario anterior, he escrito una reseña y la he enviado a la revista Calibre 38. Cuando me la publiquen, avisará aquí.
Encantada de intercambiar impresiones contigo. Petons.