martes, 10 de agosto de 2010

El informe de Brodeck (4): El horror

La guerra lo desbarata todo. Da extraños golpes, como en el juego de billar, y hace que los humanos, como las bolas, sigan trayectorias disparatadas, inesperadas, que vayan a parar a lugares extraños arrastrando heridas, secuelas, que no hacen sino multipicar el sufrimiento y convertir así la guerra en algo permanente, en un flujo cotidiano de violencia y horror.

La guerra es una gran mano que sacude el mundo. Es el triunfo del mediocre; el criminal se convierte en santo y nos prosternamos ante él, lo aclamamos, lo adulamos.

La guerra hace aflorar lo peor de cada cual y lo peor de todo puede que sea el miedo, porque lo justifica todo. El miedo es la más poderosa arma de dominación masiva. Es capaz de todas las bajezas, de todas las ignominias. Convierte a los humanos en monstruos.

El miedo domina el mundo. Agarra a los hombres por los testículos y de vez en cuando aprieta para que recuerden que puede aniquilarlos, si quiere.

El miedo empieza siendo recelo, desconfianza hacia lo nuevo, lo extraño, lo distinto, lo ajeno. Entonces, la ignorancia y la pereza mental ayudan a convertir al extranjero en culpable de nuestros males.

"La ignorancia vence siempre", dice uno de los amigos intelectuales de Brodeck.

La idiotez es una enfermedad que encaja muy bien con el miedo. Se engrasan mutuamente y crean una gangrena que se propaga sin freno.


Al pueblecito de Brodeck, con el espíritu todavía enfermo por la guerra y la deportación, llega un buen día un forastero. Nadie sabe cómo se llama; le dicen el Anderer ('el otro', en alemán). Todo en él es extraño: su aspecto, su carreta, su burro y su caballo. Su llegada deja a los aldeanos estupefactos, como cuando Truman Capote llegó a Palamós en 1960, con sus gatos, sus maletas y su novio.

El Anderer es diferente, vive diferente, se comporta diferente. Y eso, como decía, despierta primero la desconfianza y luego el miedo, un miedo que ya estaba en los espíritus de los lugareños y que sólo necesita excusas para espabilarse y volver a poner en marcha el engranaje de la intolerancia y del odio.

El Anderer les resulta detestable porque es un espejo: en él ven reflejados sus verdaderos rostros. Y no se gustan, pero en vez de adornarse o corregirse, prefieren romper el espejo.

En la foto, La grande guerre, de René Magritte.

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15 comentarios:

inespoe@gmail.com dijo...

¡Qué buena manera de escribir!

El miedo es el ascensor a la locura, a la paranoia, hay tantas formas de locura que concluyo que todos somos un poco locos, todos somos un poco animales con impulsos controlados por la mentira social. La sociedad libre y natural tiene un ímpetu perverso que no quiero conocer.

Un saludo y gracias por presentarme cosas que antes no conocía.

calamarin dijo...

El miedo paraliza, lo sé por experiencia...

U-topia dijo...

La guerra es la prueba palpable del fracaso del ser humano. Pero también, que los seres humanos sean capaces de elaborar una ideología en la que se afirma que la guerra y la violencia, elevan al máximo todas las potencialidades de la persona (nazismo).
Sobre la estupidez, lo mejor que he leído ultimamente es el libro de CARLO M. CIPOLLA, “Allegro ma non troppo” (lo comenté en mi blog)y su segundo ensayo, profundo pero lleno de sentido del humor: “Las leyes fundamentales de la estupidez humana”.
Noemí, esta entrada da para mucho...

Julián Sick dijo...

Ay! Qué suerte que no formamos parte de eso! Qué suerte que somos re inteligentes y críticos! Gracias BLOGGER! Me siento tan bien!

el jukebox dijo...

Bueno, si lo que pretendías era que todos acabáramo leyendo el libro me parece que lo vas a conseguir.

Anónimo dijo...

guerra
miedo
ignorancia
idiotez
La teoría sobre "el otro"
intolerancia
odio

Ya imaginas por qué no voy a leer ese libro. :)
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Magritte me sorprende siempre, vi una exposición en Frankfurt que me encantó.
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Pero me sugieres otras cosas.
"El otro" que conversa con nosotros en sueños.

http://www.lamaquinadeltiempo.com/prosas/borges01.htm

Musu mila

Noemí Pastor dijo...

TARÁNTULA, saludos. La locura es una mezcla de miedo y desdicha.

CALAMARIN, el miedo es lo peor que te puede pasar. Te lo dice una miedica.

LAURA, sí, da para mucho. Según leía el libro, yo pensaba todo el rato en el racismo que veo crecer a mi alrededor, como ya he contado otras veces.

Noemí Pastor dijo...

JULIAN, vaya, he fracasado con estrépito, porque mi intención era que te sientieras MAL. ¡Brrr! Tengo que mejorar mucho.

JUKE, si lo lees tampoco perderás miserablemente el tiempo.

MITA, ya he escrito que, si hubiera sabido lo durito que era, no lo habría empezado. Pero lo empecé, y ...

Antonio dijo...

Tendremos que hacer algo para detenerlo.

Noemí Pastor dijo...

ANTONIO, pues sí. Yo escribo cosas como ésta y me enzarzo en discusiones inútiles. Habrá que hacer algo más efectivo.

Anónimo dijo...

¿Conoces a Nina Hagen?
Kuss

Ra dijo...

Además: qué gran cabecera!

Noemí Pastor dijo...

MITA, pues claro que la conozco, aunque le tengo un poco perdida la pista. ¿Dónde tengo informacón actualizada sobre ella?

RA, ¿no la encuentras un poco demasiado trash?

peke dijo...

Me temo que ese no lo voy a leer. EStoy demasiado mayor para amargarme el día.

Noemí Pastor dijo...

PEKE, con la dosis necesaria de frialdad y objetividad, es posible no amargarse. Claro que no siempre se consigue.
De todos modos, creo que es necesaria una pequeña dosis de horror diaria, para que no se nos olvide dónde vivimos y para que no nos destruya.