Dos días después, Charlotte se encontró por casualidad con Anita y Mirko en la calle. Casi no reconoció a Anita, porque llevaba los zapatos de tacón de charol negro que le había regalado, el pelo cardado, lápiz también negro en los ojos, rojo carmesí en los labios y esmalte plateado de uñas. Ahora tiene el mismo aspecto que todas, pensó Charlotte decepcionada. Qué lástima, malditos los del Oeste y su idea caduca de la belleza.
sábado, 31 de mayo de 2008
Buen karma desde Zschopau (y 5)
Dos días después, Charlotte se encontró por casualidad con Anita y Mirko en la calle. Casi no reconoció a Anita, porque llevaba los zapatos de tacón de charol negro que le había regalado, el pelo cardado, lápiz también negro en los ojos, rojo carmesí en los labios y esmalte plateado de uñas. Ahora tiene el mismo aspecto que todas, pensó Charlotte decepcionada. Qué lástima, malditos los del Oeste y su idea caduca de la belleza.
viernes, 30 de mayo de 2008
Buen karma desde Zschopau (4)
Ya viene, dijo Charlotte. Se quedó de pie, mareada de cansancio, junto a la cama de Lena, y se inclinó hacia la niña.
Technorati tags Doris Dörrie
jueves, 29 de mayo de 2008
Buen karma desde Zschopau (3)
Un alumno de Charlotte, profesor, a su vez, de alemán en China, describió su impresión sobre Alemania y Charlotte se puso a reflexionar sobre la relación entre Anita y Lena. ¿Sabía Anita quitar y poner el pelo a los muñequitos de Playmobil? ¿Sabía quién era el tigre Kaspar? ¿Y el oso? ¿Cómo podía estar segura de que Anita no interpretaba con Lena escenas de terror estalinista? ¿Jugarían a las juventudes socialistas o a desfiles militares? ¿Le diría a Lena que Dios no existe? ¿Le daría demasiado azúcar?
Alemania me recuerda a una obra de teatro que vi una vez en mi país, dijo el señor Zhou, un chino alto y bien parecido. Lamentablemente no recuerdo el título. Salían dos hombres sentados todo el rato bajo un árbol y hablaban de cosas angustiosas y absurdas.
Esperando a Godot, dijo Charlotte. Es una obra inglesa.
Lena parecía feliz.
¿Qué habéis hecho juntas?, preguntó Charlotte a Anita. Anita se encogió de hombros.
Tonterías, dijo Lena.
¡Ah! Habéis hecho tonterías, repitió Charlotte riendo. Anita no se rió y miró al reloj.
¿Puedo irme?, preguntó.
Charlotte sacó del armario un abrigo viejo pero todavía muy bonito.
Te has abrigado poco, le dijo a Anita y le puso el abrigo en los brazos. Cuando ya no lo necesites, me lo devuelves. No es una limosna.
Anita pareció alegrarse y acarició el tejido. Era un auténtico abrigo de cachemira.
Es un abrigo de hombre, dijo Anita.
Casi siempre visto ropa de hombre, dijo Charlotte. Es más elegante.
Anita la miró pensativa.
Pues gracias. ¿Puedo irme ya?
Adiós, dijo Lena.
Me alegro de que os llevéis tan bien. Charlotte apretó suavemente el brazo a Anita.
Sin problemas, dijo Anita. Y se quedó un buen rato inmóvil, hasta que Charlotte le soltó el brazo.
Charlotte enseñó a Anita a poner y vaciar el lavaplatos, a conectar el contestador automático, a regular la calefacción, a cocinar verduras vitaminadas y a guardar los cosméticos naturales en el frigorífico. Le explicó los rudimentos de la educación libre de miedos, lo que es un fax y por qué Lena no debía ver televisión. No estaba completamente segura de que Anita comprendiera todo lo que le decía, pues siempre parecía un poco desconcertada.
La primera semana rompió dos platos. En la segunda, se estropeó el televisor.
Sólo lo he encendido mientras Lena echaba la siesta, dijo Anita con voz suave, y de repente ha dejado de funcionar.
De repente, repitió Charlotte incisiva.
Anita alzó la vista y la miró con calma.
Sí, de repente, y se puso su jersey barato de color verde espinaca.
Charlotte le regaló un jersey de angora azul índigo que ya no se ponía, porque había renovado su guardarropa en tonos marrones, y cuando descubrió que calzaban el mismo número de pie, también una bolsa llena de calzado sensatamente resistente y un par de zapatos de tacón de aguja.
¿Estás a gusto aquí?, preguntó Charlotte a Anita.
Sí, contestó Lena; y se subió a las rodillas de Anita.
El cielo es de un color diferente, dijo Anita.
Así es el cielo de Baviera, dijo Charlotte. ¿Y con nosotras? ¿Estás a gusto en nuestra casa?
Pis, dijo Lena; y cogió a Anita de la mano.
Charlotte se quedó en la cocina. Cogió una onza de una tableta de chocolate que tenía escondida en una sopera. Oía la conversación de Lena y Anita en el baño. Con la distancia no distinguía las voces. Ambas parecían voces de adulto, qué extraño.
Technorati tags Doris Dörrie
miércoles, 28 de mayo de 2008
Buen karma desde Zschopau (2)
¿Tiene buen karma?, preguntó Robert por teléfono. Eran las diez de la mañana en Los Ángeles. Una doncella con uniforme rosa le había acercado el teléfono a la piscina.
¿Quién es Dorota?
La polaca. No me atiendes. ¿Estás solo?
Estoy en la piscina. Desde aquí se ve el hombre de Marlboro. Ahora pasa la policía. ¿Oyes la sirena?
Charlotte oyó a lo lejos el ulular de un coche patrulla, como en un telefilm. Cogió un juguetito de Lena y se lo acercó a la mejilla. Los dos guardaron silencio. La línea emitió un leve sonido.
Quisiera una niñera que me respetara, que no diera problemas y que estuviera siempre disponible, dijo.
Entonces coge a la esclava, a esa Eugenia, propuso Robert.
Me pondría de los nervios.
Es italiana, le encantan los niños.
No te lo tomas en serio, dijo Charlotte. ¿Cuándo vuelves?
No añoraba a su marido. Por el contrario, la vida se le hacía más ligera, menos grave, sin él.
Te echo de menos, dijo ella.
¿Cuál es la más barata?, preguntó él.
Anita, dijo Charlotte. No se entera de nada.
Pues coge a Anita.
Eres un capitalista asqueroso.
Yo también te echo de menos, dijo él.
Charlotte llevó a Lena la cama.
Mi pobre hijita, murmuró, tu madre es una egoísta y quiere trabajar otra vez.
En la cocina se sirvió un vaso de vino, se sentó a la mesa, se quitó el anillo de matrimonio, le ató un hilo, lo sujetó como un péndulo sobre la mesa y lo hizo oscilar entre las candidatas a niñera: entre Eugenia y Dorota ganó Dorota. Anita venció a Eugenia y Dorota a Anita. El péndulo se decidió, pues, por Dorota.
No, pensó sin embargo Charlotte, elijo a Anita de Zschopau, antigua RDA, Alemania del Este. Anita la de los zapatos de plástico. Necesita ayuda. No tiene nada. Salió de la gris y siniestra Zschopau (¿todas las ciudades del Este son así?) hacia la destelleante Múnich y ahora de mí depende que pueda concebir esperanzas o se le frustren y tenga que regresar a su vida anterior.
Charlotte se puso contenta. Se sentía importante. Puso un disco y se fumó medio cigarrillo de marihuana.
Karma, dijo para sí en voz alta, buen karma desde Zschopau.
Y se rió.
Anita llegó el primer día con media hora de retraso. Charlotte estaba fuera de sí, pero se esforzó por que Lena no lo notara. Lena le pidió que dibujara un cerdo. Tenía que haber contratado a Eugenia, pensó Charlotte enfadada y dibujó un cerdo. Malditos vagos socialistas. Por centésima vez miró por la ventana y por fin vio a Anita, corriendo por la calle, con los cabellos al viento, hacia su casa. Aunque era un gélido día de invierno, sólo vestía un delgado jersey de punto, de color verde espinaca. ¡Qué color más típico!, pensó Charlotte.
Anita subió las escaleras con el rostro congestionado por la carrera, no conseguía encontrar la estación de metro, dijo jadeando, y había venido corriendo desde la calle Brienner.
¿Desde tan lejos?, preguntó Charlotte incrédula.
¿Está enfadada?, susurró Anita.
No me trates de usted, contestó Charlotte.
martes, 27 de mayo de 2008
Buen karma desde Zschopau (1)
Buen karma desde Zschopau
¡Qué cocina más bonita!
¡Oh! Usted no tendría que limpiarla. Para mí es más importante que salga a la calle a pasear y a jugar con Lena, dijo Charlotte.
Hago de todo, añadió Eugenia, limpiar, cocinar... todo. Estoy separada.
Lena puso la manita en la cara de Eugenia.
La llamaré, dijo Charlotte. Eugenia asintió sin pronunciar palabra.
Dorota, de Warschau, trajo consigo a su hijo de tres años, que continuamente se limpiaba los mocos con la falda de su madre. Charlotte ofreció a Dorota un pañuelo de papel. Dorota lo aceptó con un encogimiento de hombros y se lo guardó en el bolso. Dorota tenía el cabello largo y rojizo y las manos fuertes y diestras. Olía a sudor. Lena tardó pocos minutos en dirigirse hacia ella, cogerla de la mano y llevarla al retrete, donde le hizo creer que podía hacer pis ella solita en su taza con forma de Volkswagen.
Dorota se tomó un café con cinco cucharadas de azúcar. Charlotte las contó sin querer.
domingo, 25 de mayo de 2008
Impostura (V)
Leí El adversario, de Emmanuel Carrère, hace tanto tiempo que, cuando visité Ginebra y alrededores, no me di cuenta de que estaba en "el lugar de los hechos". Una lástima. Pasé unos días en Ferney-Voltaire, la pequeña ciudad en la que residía Jean-Claude Romand y en la que asesinó a su mujer, a sus hijos y a su perro. Ferney-Voltaire está pegadita a Ginebra, es una ciudad-dormitorio en la que viven pudientes funcionarios internacionales ginebrinos, pero es Francia. De Ferney a Ginebra se puede ir en autobús; la línea viene de Gex (en color lila en el mapa), atraviesa la frontera, que está en un túnel bajo la pista de aterrizaje del aeropuerto de Ginebra, y te deja en la estación de Cornavin. A veces la policía de aduanas detiene el bus y pide los pasaportes a la gente que va a currar.
Ahora me he vuelto a leer El adversario y me ha dado el mismo escalofrío; o mayor, porque me he acompañado de los mapas de Michelin para poner suelo a la peripecia: además de Ferney y Ginebra, Clairvaux-les-Lacs, donde se crió Romand y donde seguían viviendo sus padres; Lons-le Saunier, donde estuvo en un colegio internado; Dijon, a donde se suponía que asistía a un curso semanal... La Francia relativamente profunda, verde, boscosa, solitaria y de inviernos duros.
La novela, aunque releída, sigue siendo devoradora. Te traga desde el primer párrafo y no hay manera de que te suelte. Cuando la acabas, sigues revolviéndola en la cabeza. Pero, así y todo, podría decirse que es una novela fallida. ¿Por qué? Porque Carrère no consigue su objetivo. Él se proponía llegar a conocer qué se le pasaba a Romand por la cabeza mientras se paseaba, con traje y corbata, por los bosques del Jura, cuando todos lo creían trabajando en su prestigiosísimo puesto de la OMS. Y no lo consigue, porque, a poco que penetra en su cabeza, se encuentra una mentira tras otra, montones de falsas paredes protectoras que lo alejaban de la realidad que nunca le gustó.
Pero Carrère nos da pistas, nos dice cuál fue el mundo del que Romand quiso huir; y nos habla de una madre eternamente enferma, una de esas mujeres con permanente mala salud, sin que se sepa bien qué padecen; seguramente un mal que nadie comprende. También nos habla de un Jean-Claude niño demasiado serio, reposado, calmado, mesurado, silencioso, incapaz de comunicar su angustia y su tristeza
Pero madres pachuchas y niños calladitos los hay a montones en el mundo y, por fortuna, eso no convierte a nadie automáticamente en asesino múltiple.
Durante el juicio a Romand, el corresponsal del periódico Le Monde escribió que en él había visto "el rostro del diablo". Carrère dice también algo parecido cuando se pregunta por los últimos pensamientos de los padres de Romand, al ver que su adorado hijo blandía hacia ellos la escopeta.
Dice que vieron, con los rasgos de su hijo bien amado, a aquel al que la Biblia llama Satán; es decir, al Adversario.
Technorati tags | Carrère
viernes, 23 de mayo de 2008
Otra lista
miércoles, 21 de mayo de 2008
"Una chica cortada en dos" o cómo sobrevivir al serrucho
martes, 20 de mayo de 2008
Premios varios
El primero es el premio Calidez. Me llegó volando desde Humano Sin Sentido, blog de visita obligada para todos los zoquetes del diseño, como una servidora.
Este premio tiene unas reglas:
- Publicarlo en un post haciendo relación al autor y blog de quien te lo otorga.
- Hacer un enlace al blog citado.
- Elegir cinco blogs en los que consideres similares cualidades (calidez) que aquellas por las que lo recibes.
- Enlazar los blogs nominados.
- Hacer constar estas reglas.
Se lo concedo a Perem, porque él tiene la culpa, y, además, a Agatha Blue, a Zanzara, a La Casa Encendida y a Tarántula, porque las aprecio.
El segundo es el premio Brillante.
Me lo ha concedido el gran Moebius. Él mismo os recuerda las reglas: Como ya sabéis, es preciso que ahora premie a otros siete blogs que considere brillantes, dejar aquí sus enlaces, enviar mensajeros a caballo a los respectivos blogueros y una vez hecho todo eso podré acurrucarme en mi oscura cueva y acariciar mi tessssorooo hasta que el río lo reclame.
Se lo reboto a Humano Sin Sentido para agradecerle el anterior, y, además, a Mak, para agradecerle el próximo, al brillantísimo Malvisto, a Petrus siempre reflexivo, a Kaplan punzante, a Pablo poético y a Budokan nostálgico.
El tercero es el premio Dardo. Me lo ha concedido Mak, no tiene imagen ni reglas, pero como él lo da a seis seres humanos , yo haré lo mismo.
Va a parar a Moebius para agradecerle el anterior, a María Jesús Lamora, a Sinseso, y a los albertos y los antonios: Alberto López, Alberto Q., Antony y Antonio Toribios. Con todo mi cariño.
Technorati tags amiguitas amiguetes
sábado, 17 de mayo de 2008
Así transcurrió lo de Fernando
Todo empezó el día en que Fer escuchó las Tres Gymnopedias de Satie. Se le ocurrió la idea de una novela que también tendría tres partes, que corresponderían respectivamente a tres personajes, que serían concretamente tres tristes tigres. ¡No! Serían tres mujeres en tres momentos decisivos, cruciales, críticos, de sus vidas; unos momentos en los que tienen que tomar decisiones que hagan que sus vidas se conviertan, para bien o para mal, en otra cosa.
Entonces Fer escribió el libro, lo tituló también Tres Gymnopedias y un buen día de mayo de 2008 lo presentó en La Librería de Deusto y sus personajes se hicieron carne y habitaron entre nosotros: Elena fue Enma, Beatriz fue Celina y yo fui Julia.
Además de como personaje, también asistí como cronista decimonónica, con mi libretita y mi bolígrafo, a ser vencida por las cámaras de Mak. Id a su blog y será como si hubierais estado allí, porque lo ha registrado todo, todo, todo. La foto del satisfecho autor se la he cogido también a él.
Y actualizo para contar que también el satisfecho autor, como era de esperar, ha publicado su crónica y amenaza con más. ¡Bieeeeeen!
Y vuelvo a actualizar para enlazar a Txetxu, que incluye reseñas de prensa y otros sitios interesantes.
Technorati tags | Fernando García Pañeda Tres Gymnopedias
miércoles, 14 de mayo de 2008
Los cincuenta mejores
1. Patricia Highsmith
2. Georges Simenon
3. Agatha Christie
4. Raymond Chandler
5. Elmore Leonard
6. Arthur Conan Doyle
7. Ed McBain
8. James M. Cain
9. Ian Rankin
10. James Lee Burke
11. Dennis Lehane
12. P.D. James
13. Dashiell Hammett
14. Jim Thompson
15. Sjowall and Wahloo
16. John Dickson Carr
17. Cornell Woolrich
18. Ruth Rendell
19. Ross Macdonald
20. James Ellroy
21. Charles Willeford
22. Dorothy Sayers
23. John Harvey
24. Wilkie Collins
25. Francis Iles
26. Manuel Vasquez Montalban (sic)
27. Karin Fossum
28. Val McDermid
29. Edgar Allan Poe
30. Derek Raymond
31. George Pelecanos
32. Margery Allingham
33. Minette Walters
34. Carl Hiaasen
35. Walter Mosley
36. Reginald Hill
37. Michael Dibdin
38. Patricia Cornwell
39. Scott Turow
40. Dick Francis
41. Edmund Crispin
42. Alexander McCall Smith
43. Andrea Camilleri
44. Harlan Coben
45. Donna Leon
46. Josephine Tey
47. Colin Dexter
48. Nicholas Blake
49. Henning Mankell
50. Sara Paretsky
Esta lista ha circulado mucho y ha sido muy comentada en blogs de lengua inglesa. No tanto en el resto del blogomundo. La razón salta a los ojos: demasiada gente en esa lengua y demasiada poca en otras. Como si hubieran querido mantener un poco de corrección política o hacer un casting para un chiste: "Veamos. Hay que poner a un francés, un italiano, un español...". Y a Vázquez Montalbán ni siquiera le ponen bien el apellido.
También hay gente a la que no conozco, aunque eso no quiere decir nada: mis conocimientos son limitados, pero mi ignorancia es infinita.
Espero vuestras opiniones y comentarios.
Technorati tags escritores criminales London Times
lunes, 12 de mayo de 2008
Fernando García Pañeda presenta "Tres Gymnopedias"
que tiene web, el miércoles 14 de mayo, a las 19:00, Fernando García Pañeda presentará su libro Tres Gymnopedias.
Quiero veros allí a todos. Y a todas. Paso lista. Y no me vengáis con la excusita de que vivís al otro lado del océano. Yo también tengo que cruzar la ría y no me quejo.
viernes, 9 de mayo de 2008
¿Para qué sirven los traductores?
- Oye, que he pensao que nos vamos a ahorrar la pasta de la traducción. Tengo un primo que pasa los veranos en Gandía y sabe español perfectamente, el tío. Le digo que nos traduzca esto, que total son cuatro líneas, no le cuesta nada, y así no andamos contratando ninguna agencia.
- Ah, vale, cojonudo.
Y el resultado fue el que veis.
Por cierto, ¿alguien sabe qué demonios es una Hacienda Capcazaliera?
¡Bueno fino de semana!
Technorati tags traducción chapuza
miércoles, 7 de mayo de 2008
Cosecha francesa
Total Khéops, de Jean-Claude Izzo. Primera entrega de la triología marsellesa protagonizada por el policía Fabio Montale. Hay peli, pero no la he visto.
Les racines du mal, segunda novela de Maurice G. Dantec. Combina el género negro con la ciencia-ficción, género éste que literariamente no sé apreciar: sólo me gusta en el cine.
Y finalmente, ¡oh, sorpresa!, una novela blanca, La classe de neige, de Emmanuel Carrère. Recientemente he releído El adversario (ya os hablaré de ello en próximos días) y me apetecía reincidir con este buen hombre.
Technorati tags novela francesa
lunes, 5 de mayo de 2008
Algunas fotitos de Francia
A orillas del río está El Espejo, una laminita de agua que refleja los preciosos edificios.
A ratos suelta unos chorritos de vapor y entonces no me puedo resistir y entro a mojarme un poco. La de la foto de la derecha, en el centro, de verde, soy yo haciendo el bobo.
La placidísima campiña de La Chalosse. Esto sí que es la Francia silenciosa, pueblerina, aburrida y deliciosa.
Y, por último, la torre de la reina Jeanne D'Albret, en Orthez. Hoy sirve de albergue para peregrinas y peregrinos que recorren el Camino de Santiago de Vezelay.
Technorati tags | Francia