miércoles, 27 de febrero de 2008

Y punto.

Ricardo Bosque, de La Balacera, me ha invitado a participar en este interesante juego.

¿En qué consiste? Como él lo explica muy bien en su blog, copio su entrada por el morro y os animo a leer la novela y a jugar.

Esto es lo que publica Ricardo:

Todo comienza con la publicación, en este mismo blog, de una crítica sobre la novela Y punto., de la escritora Mercedes Castro. Unos cuantos mensajes de correo intercambiados con la autora, unas risas internáuticas, un comentario inocente del crítico sobre determinado personaje de la novela que podría dar mucho juego como protagonista en una hipotética secuela (o spin off, que dicen por ahí) y un sorprendente compromiso adquirido por Mercedes: en el supuesto de que dicho personaje consiga el respaldo de los lectores de su primera novela, la autora se compromete a escribirle una historia en la que tendrá un papel protagonista o muy relevante.
Con tu voto puedes contribuir a que esa secuela se haga realidad. Sólo tienes que mandar un mensaje con el asunto YPUNTO a la dirección de correo
personajesypunto@yahoo.es e indicar cuál de los siguientes personajes te gustaría que la protagonizase: Carlos, Reme, Bores o Esmeralda.
El plazo para votar se abre ya y finalizará el 30 de abril de 2008.


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lunes, 25 de febrero de 2008

¿Qué demonios pasa en Ciudad Juárez?

En Ciudad Juárez (Chihuahua, México) empezaron a matar mujeres en enero de 1993. Desde entonces se han contabilizado unos 460 asesinatos y unas 600 desapariciones; y digo "unos" y "unas" porque las cifras varían escandalosamente según las fuentes, lo cual nos da una idea del absoluto descontrol policial e institucional con que se maneja este exterminio.

La primera víctima fue una niña, Alma Chavira Farel. Todas las demás asesinadas han sido jóvenes (de entre 10 y 35 años) y pobres. Muchas de ellas no tenían ni familia: eran desplazadas de otros lugares de México, a trabajar en la maquila. Mujeres, jóvenes, pobres y solas: las víctimas perfectas de la impunidad.

Las familias, las compañeras de estas muchachas, activistas en pro de los derechos humanos, periodistas y abogados, además de al dolor y al horror, han tenido que enfrentarse también a la difamación, a la intransigencia, al encubrimiento, a la corrupción, a la obstaculización, a la indiferencia e incluso a las amenazas de funcionarios y autoridades.

En 2003, por ejemplo, se suspendieron las investigaciones porque "molestó" un informe de Amnistía Internacional. Las declaraciones de una mujer secuestrada que logró escapar de sus raptores, se desecharon "porque estaba ebria". Se revela de las víctimas que se dedicaban a la prostitución, habían tenido relaciones sexuales antes de ser estranguladas o eran adictas a las drogas; que se lo habían buscado, o sea. Hay funcionarios detenidos, involucrados en redes de prostitución de menores. Los crímenes se clasifican de "pasionales" y se han fabricado culpables mediante confesiones arrancadas bajo tortura.

Muchas de las asesinadas permanecieron secuestradas varios días antes de morir. Se las trató con violencia extrema y abandonaron sus cuerpos en lugares hostiles.

Roberto Bolaño dijo sobre el exterminio de Ciudad Juárez: Nadie presta atención a estos asesinatos, pero en ellos se encierra el secreto del mundo.

Por si quieres colaborar:



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sábado, 23 de febrero de 2008

Muerte en el "reality show" (y 2)


Decíamos ayer que la trama de Muerte en el "reality show" se prestaba a intercalar reflexiones sobre la televisión y sus fenómenos. Silva no lo dice, pero el "reality" de la novela se parece mucho al famoso Gran Hermano o Big Brother, según los países, y la repercusión social que alcanza el programa se parece mucho a la que alcanzó en Francia en su primera edición. Allá el fenómeno se "intelectualizó" bastante más que en otros sitios, de manera que a diario se podían leer interesantes artículos y reflexiones al respecto en Le Monde.

Ya que eran previsibles algunas palabritas sobre los sucesos televisivos de la última era, servidora esperaba un poco más de originalidad, un punto de vista más abierto, más personal, diferente, que es a lo que me tiene acostumbrada Silva. Sin embargo, ya en la línea 11 de la novela se refiere al programa en cuestión como "sumidero"; mis esperanzas comienzan a desvanecerse y siguen haciéndolo en la línea 20, cuando lo llama "engendro". En fin, que nada más empezar, ya pone el letrero de "mierda" a un producto televisivo del que, de momento, lo único que sabemos es que tiene un éxito arrollador. Sólo por eso ya es moralmente condenable.

Los participantes en el ficticio "reality" no se libran del insulto: se dice de uno, por ejemplo, que tiene "semblante bovino", en general los califica de "fauna" y se pregunta "de qué circo los han sacado". También deja escapar cierto olor a prejuicio racista cuando habla de un "mantenido cubano". Por cierto, los nombres y descricipciones de estos famosetes nos hacen pensar en personajes reales y convierten casi la novelita en un "roman à clé".

No paran los insultos ahí: a los telespectadores del programa los llama "tarados". Así califica de un plumazo a millones de personas, por las buenas, sin más, con un desprecio por las masas que tiene muy poco de democrático. ¿Cómo es que tiene derecho al voto esta gente?, se me ocurre a mí. ¡Que se les niegue, por Dios! ¡Podrían votar a Ruiz Mateos o a Berlusconi!

Sin embargo, me reconcilio finalmente con Silva cuando deja bien parada a una concursante ex prostituta de mente clara y habla aun más diáfana y cuando culpa de los excesos televisivos a quien fuerza la máquina en busca del "más difícil todavía" y no calcula las consecuencias o piensa cínicamente que no tienen nada que ver con él.

Y yo, puesta repartir más las culpas, no me voy a privar de señalar con el dedo a quienes nos sentimos infinita, errónea y estúpidamente superiores observando a gentes que son exactamente igual que nosotros, que han salido de cualquier comunidad de vecinos en la que todos se odian, de cualquier barrio, de cualquier oficina o taller, pero que, bajo las luces, con el enfoque adecuado, resultan tan friquis como resultaríamos todos.


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jueves, 21 de febrero de 2008

Muerte en el "reality show" (1)


No me duró un vuelo Bilbao-Tenerife. Y me dio tiempo a echarme una siestilla y todo, pues esta novelita de Lorenzo Silva (editorial Rey Lear) no llega a las setenta páginas.

Es el resultado de un juego interactivo que Silva propuso a los lectores de El Semanal y allí se publicó por primera vez en 2003. Silva ya había organizado algo parecido antes con otra novela: La isla del fin de la suerte.

La idea de partida es atractiva y original; alguien comete un asesinato en el único recinto del mundo con más cámaras por metro cuadrado que Fort Knox: un plató de televisión donde se rueda un "reality", todo bajo focos cegadores, sin rincones oscuros ni alcobas privadas.

Otro buen punto de arranque son los personajes principales: una jueza jovenzuela y un policía madurete que, de entrada, se caen mutuamente mal. Pero, ¡oh sorpresa! Seguimos avanzando en la lectura y vemos que esa inicial y prometedora enemistad se diluye, no reaparece en el texto, queda como cabo suelto en la trama. ¿Por qué? ¿Es una típica torpeza de este tipo de experimentos colectivos que, en general, tienen interés, pero suelen dar resultados literarios más bien pobres?

No es el único tropezón. Hasta la página 29 no nos dice Silva que la asesinada es una mujer; y la novela sólo tiene cuarenta más.

La trama da pie, por supuesto, a que la prosa envolvente de Silva nos regale reflexiones sobre la televisión y sus fenómenos, humanos y sobrehumanos. Pero ese apartado vamos a dejarlo para un segundo capítulo. ¡Hasta pronto!

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martes, 19 de febrero de 2008

Back in the city

No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre.
Volverás a las mismas calles.
Pues la ciudad es siempre la misma.
Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.


El amigo Cavafis, él siempre tan alegre, me da la bienvenida a mi ciudad.
Gracias, Constantino, majo. Gracias, sobre todo, por quitar las partes más duras de tu poema.
Pues eso, que ya estoy aquí. Encantada de reencontrarme con ustedes.

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sábado, 16 de febrero de 2008

Planes de futuro


Queridas niñas y niños:

Ya que os he contado mi gusto por la religiosidad popular y mi fijación con las islas, os contaré también mis planes de futuro. Quisiera dentro de unos años (¿cuántos? no sé; digamos equis años) instalarme definitivamente aquí en El Hierro, en una casa pequeña y bonita con vistas al mar.
Como no nací siendo rica heredera y tengo que trabajar para ganarme el sustento, deberé buscarme un empleo o una actividad que me dé de comer. Deberé también comprarme un coche, pues aquí el transporte público tiende a cero, mejorar muchísimo mi alemán y cambiar mi vida en bastantes cosas.
Pero esos son mis planes de futuro a largo plazo. A corto plazo debo ir despidiéndome de esta isla, del océano, de la tierra rugosa, del señor del burro, de los alisios, las sendas solitarias, la niebla, la quietud, los pinares, la lava negra y roja, las sabinas, el lajial, la dehesa, las hoyas, los tilos, los barrancos, los cuervos y los almendros.
Hasta pronto, con cariño,

Noe

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miércoles, 13 de febrero de 2008

Mi obsesión por las islas


El otro día JV dio en el clavo cuando habló de "lo mío con las islas". Porque es verdad: tengo cierta obsesión por las islas; por las pequeñas, claro; no por Gran Bretaña.
En realidad es una fijación con lo que un día en que sufrí un ataque agudo de pedantería di en llamar microuniversos finitos y me viene de la infancia: de niña construía planos de ciudades con naipes sobre la alfombra.
Así que, cuando ya de mayor conocí las islitas pequeñas de las Canarias y otras, me dije: "Esta es mi casa; esta es mi alfombra; esto es lo mío."
Los microuniversos finitos se caracterizan porque tienen sólo una cosa de cada. Por ejemplo, pongamos que aquí en El Hierro necesitas comprar unas bombillas, como me sucedió a mi el otro día. Pues a comprar bombillas tienes que ir a la tienda de electricidad de Merese. Y se acabó. No hay otra. Esto a una urbanita como yo le simplifica mucho la vida y le hace sentir que habita un cosmos plácido.
Los microuniversos finitos tienen unos lindos cuellos de botella que son las estaciones marítimas. Por allí pasa todo el mundo para entrar o salir. La más hermosa de las que he conocido es la de Madalena de Pico, en las dulces Azores, un simple y delicioso embarcadero con isleños que vienen y van, con las vendedoras de figuinhos y sus canastos.
Bueno, que me he ido lejísimos y me he puesto sentimental y hasta psicoanalítica. Os pongo esta foto de la pista que va de El Verodal a El Golfo y me despido hasta la próxima con mucho cariño.
Besos,

Noe


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domingo, 10 de febrero de 2008

Carta desde la isla de El Hierro


Queridas niñas y niños:

Os escribo desde la casita que he alquilado en el barrio de El Mocanal. Es una casa pequeña y toda ventanas. Desde donde estoy veo esa palmera de la foto, con un cono volcánico y el océano detrás. Hace un rato veía también la isla de La Palma. Ahora no, porque se han puesto esas nubecitas.

Aquí en El Hierro, a diferencia del resto de las Canarias, en invierno hace frío, sobre todo en las medianías, donde están las poblaciones. Mi barrio, por ejemplo, está a unos 500 metros de altitud y eso supone fresquete. No sé cómo me puede gustar esta isla tan fría, con lo friolera que soy yo. Será que tiene otros encantos.

Lo que más me gusta de El Hierro es que todavía es bastante salvaje y muy tranquila. Demasiado tranquila quizás. Y es hermosa. No al estilo de las postales, no del todo fotogénica. Tiene su belleza salvaje, su dureza, cierta fuerza, lo tremendo de las nubes enganchadas a las cumbres, el verde brillante de las tierras altas, los árboles tumbados por el viento, la niebla que lo hace todo irreal.

El olor, la luz, la cualidad del aire, las plataneras, los cultivos de piña y otros frutos tropicales, las palmeras, los dragos, los bejeques, los verodes, los volcanes me provocan extrañamiento; me hacen sentir en un espacio remoto, en medio del Atlántico, que es exactamente donde estoy.

Y una cosa importante: los plátanos y las piñas saben a plátano y a piña, en vez de a caja.

Bueno, es domingo por la mañana, estoy un poco vaga y me voy a dar un paseíto por los pueblecitos de la costa oriental: El Tamaduste, La Caleta, La Estaca, Timijiraque... Ya subiré al monte otro día, pues ayer llovió bastante y estará todo embarrado.

Os envío muchos besos y ya os pondré cuatro letras en otro momento. Agur.


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jueves, 7 de febrero de 2008

Muyayo, me voy pal Hierro


Eso decía hace unos años un escultor de la isla de Fuerteventura, Canarias, aterrorizado ante el avance de los adosados y los hoteles hacia su pueblito del interior. "Muyayo, como lleguen hasta aquí, me voy pal Hierro". La isla de Fuerteventura está ya bastante echadita a perder, así que este buen hombre puede que ya se haya ido pal Hierro.

En fin, tras esta introducción ecológico-reivindicativa, os digo lo mismo mismito: muyayas y muyayos, me voy pal Hierro. Traducido al español estándar: señoras y señores, me voy a El Hierro. No para quedarme, como algún día me gustaría hacer, sino para unas cortas vacacioncitas. Espero que me echéis mucho de menos y lloréis sin parar mi ausencia.

No me voy sola. Me tengo que llevar a Camilleri, Márkaris, Silva, Rankin... ¡Ay, estos hombres! ¡No pueden vivir sin mí!

De regalo, fotito nocturna de la plaza y la iglesia de la capital de la isla, Valverde, con el Océano Atlántico al fondo.


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lunes, 4 de febrero de 2008

Salgo del armario

Me lo tenía muy calladito, pero ante Antonio Toribios me tuve que descubrir. Antonio Toribios es un escritor leonés que tiene un blog delicioso y genial en el que reinventa, reinterpreta, redescubre y refresca el santoral católico, cultivando un género al que, si no tiene ya nombre, que lo ignoro, podríamos llamar hagiografía creativa. El blog se llama Almanaque y merece una visita diaria, como a una capilla, por lo menos.

Así que salgo del armario para confesaros mi afición más escandalosa e incomprendida: tengo debilidad por la iconografía católica y la literatura hagiográfica; o sea, por las estampitas y las vidas de santos; y de santas, claro.

¿De dónde me viene tal perversión? Recuerdo que ya en parvulitos escuchaba embobada las historias del Antiguo Testamento de boca de la señorita Victoria. Mi favorita fue siempre la de Moisés, los faraones, el Mar Rojo, el desierto... ¿Adivináis cuántas veces he visto "Los Diez Mandamientos"?

Luego había también unos tebeos y unos libros infantiles con viñetas, que relataban vidas ejemplares, y que yo devoraba. Adoraba entonces y adoro todavía a las santas peleonas y guerreras. Mi ideal fue y es for ever Juana de Arco, patrona de Francia (en la foto). Y también me cae súper simpática Teresa de Ávila, mandamasa, fundadora e intelectual.

Mis familiares, compañeras y amigos ya saben que cojeo de tal pie y me regalan: A) Estampitas; tengo una colección que te caes de espaldas. B) Pulseras y colgantes; y yo me lo pongo todo. C) Libros; kilos y kilos de libros con auténticos "santos". Atesoro alguna que otra rareza, como un par de ejemplares sobre santos etíopes. D) Cuadros, láminas y figuritas; esto me pone verdaderamente difícil la decoración de interiores, pero como tampoco tengo tan buen gusto, no es un gran problema.

La iconografía religiosa es un prodigio de simplicidad simbólica y de eficacia expresiva y la hagiografía es literatura popular fantástica de la buena. Hay mucho con lo que disfrutar. Si lo probáis, no os parecerá tan extravagante.


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sábado, 2 de febrero de 2008

¿En qué siglo estamos?

Hace poco asistí a una ceremonia católica. Se conmemoraban los cincuenta años de matrimonio de dos parejas. El sacerdote leyó estos pasajes del capítulo 26 del Eclesiastés:

Feliz el marido de mujer buena, el número de sus días se duplicará.
La gracia de la mujer recrea a su marido, y su ciencia reconforta sus huesos.
Un don del Señor la mujer silenciosa.
Gracia de gracias la mujer pudorosa.
Sol que sale por las alturas del Señor es la belleza de la mujer buena en una casa en orden.

Y luego, en su homilía, destacó la "sabiduría" de estas palabras y su "plena actualidad, dos mil años después de haber sido escritas".
No dijo nada de las virtudes que deben adornar a un esposo.
Esto sucedió en 2008, siglo XXI.

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