Se me ha ocurrido ese título, pretendida y presuntamente ingenioso, para seguir hablando de las casualidades literarias. Hace poco os contaba mi reencuentro con Walter Benjamin, alguien que llevaba años ausente de mi vida y que regresó por partida doble y por donde menos me lo esperaba.
Pues hoy toca hablar de Ha y Ha, que son Harkaitz Cano y Hanif Kureishi, dos escritores que no tenían nada que ver entre sí, me gustaban por separado (1) y, mira tú por dónde, ha resultado que se gustan también entre ellos, pues acabo de enterarme de que Cano ha traducido al vasco Intimacy, la novela más punzante de Kureishi.
Le oigo a Cano en la radio. Dice que Intimacy le dejó huella, le impresionó como pocos libros consiguen hacerlo. Y no me extraña. A mí me pasó algo parecido (2), porque Intimacy es una novela pequeña e hiriente como un arma blanca, un relato durísimo sobre la traición y la lealtad. Kureishi disecciona, en primera persona, en frío y en caliente, una ruptura de pareja. Y ahora me pongo cotilla y tomatera y os cuento que hay por ahí quien dice que hablaba de su propia ruptura, de su propia pareja. Pero vete tú a saber.
Charlando a veces de literatura con amiguitas y amiguetes, suele suceder que alguien se lamenta de no hacer más que releer, de que no encuentra nada nuevo ilusionante. Recomiendo en tales casos recurrir a los favoritos de tus favoritos.
Me explico. Pongamos que tienes una escritora o escritor que te gusta mucho; pues indaga sobre sus gustos literarios. En Internet es fácil encontrar entrevistas o artículos donde citan sus aficiones e influencias. Y probablemente los favoritos de tus favoritos se convertirán también en tus favoritos. A mí me ha funcionado. Puede que también funcione contigo.
(1) Tengo pruebas: os hablé en general de Kureishi una vez y, en cuanto a Cano, hablamos de su libro sobre Nueva York y os traduje un precioso fragmento de una conferencia en la que citaba a Wong Kar Wai.
(2) Y probablemente también a Patrice Chéreau, que hizo una peli.
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