Los
árboles de casa y los de Flandes no daban la misma sombra. La vida también era
diferente en Bilbao y en Gante. La primera sorpresa agradable fue el pan
blanco, porque durante la guerra, en Bilbao, no habían probado otro pan que no
fuera negro.
También
era nuevo tener juguetes en casa. Cada uno el suyo, además. Algo así era
impensable en el País Vasco. Aquellos juegos caseros, aquella tibieza daba
cierta seguridad a las criaturas. Precisamente el cambio más grande para los
niños vascos que llegaron a Bélgica fue tener juguetes. No jugaban en la calle,
como en Bilbao, con ruedas de hierro oxidado o pelotas de trapos viejos. En
Gante tenían muñecas, camiones, grúas,
bicicletas… Aunque las familias de acogida fueran de clase trabajadora.
Además,
pasaban mucho tiempo con la familia, sobre todo los fines de semana. Eso no
sucedía nunca en casa; en casa los padres siempre estaban haciendo otras cosas, no
jugaban con los hijos. En el pequeño universo de estas criaturas, los padres
solo eran la imagen de la autoridad.
Pero en
Bélgica a menudo se juntaban un montón de niñas y niños los domingos en una
casa, a jugar, en una estancia o en el jardín. Hermanas, hermanos, primas,
primos, amigas y amigos… Un grupo numeroso de niños juntos.
Kirmen Uribe: Mussche, Susa 2012
La
traducción y la adaptación son mías.
En español, Lo que
mueve el mundo, Seix-Barral 2013
6 comentarios:
Que bonito, Noemí, as usual. Juguete no tiene antónimo ;-)
captcha: chieone
offi
No estoy al día de literatura vasca. Imagínate que me acabo de enterar de que Itxaro Borda sacó otro libro de la serie de Amaia Ezpeldoi.... Así que Kirmen Uribe ha sacado un libro sobre los niños refugiados. Así "el otro árbol de Germika" de Castresana no es el único (La peli es bastante insoportabe)
Vaya, me encanta las historias en donde los niños son protagonistas de momentos difíciles.
Lo buscaré :)
Gracias por mostrarnos!
besos
Hola, Antonio. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
Hola, Juli. Yo tampoco estoy al tanto de las novedades de ninguna literatura, por pequeña que sea, pues es cansado y poco gratificante.
El libro no es sobre los niños refugiados (yo tuve unos cuantos en la familia), sino más bien sobre Robert Mussche, el hombre que acogió en Gante a una niña de Bilbao.
Recuerdo haber leído en mi infancia "El otro árbol de Gernika", pero como si no: se me ha borrado de la memoria. Y la peli, también.
Besos.
Hola, EC Belmont. Como le digo a Juli, los niños no son protagonistas principales, pero sí tiene cierta relevancia en el libro el universo infantil.
Besos.
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