─ Robert, según tú, ¿qué es lo
que mueve el mundo? ─le preguntó Herman─. Nietzsche decía que esa fuerza oculta
es el poder; para Marx es la economía y para Freud, el amor. Pero, en tu
opinión, ¿quién tiene razón? ¿Qué nos mueve? ¿Qué nos empuja?
─ ¿Y tú qué crees? ─le espetó Robert
para ganar tiempo.
─ Yo estoy de acuerdo con
Nietzsche: el poder mueve el mundo.
─ Yo tengo dudas. Antes pensaba
que esa fuerza oscura era la economía; pero no, Herman. Lo que nos empuja es el
amor. O al menos eso quiero creer. La palabra alma viene del latín anima,
porque, según la cultura romana, eso es lo que nos mueve, lo que nos anima, lo que nos da vida y nos convierte
en seres vivos. Sin esa fuerza, Herman, los humanos no somos nada.
Kirmen Uribe: Mussche, Susa 2012
La
traducción y la adaptación son mías.
En español, Lo que
mueve el mundo, Seix-Barral 2013
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6 comentarios:
Magnífica es la libertad espiritual del solitario, sus pensamientos se convierten al instante en figuras; para el que piensa no hay distancias. Las etapas de la vida quedan superadas. Él mismo traza las fronteras morales y habla con los vivos y con los difuntos. Aquellos cuya ausencia siento también sienten la mía; se han enterado de lo animado que estaba. No me asustan el ruido ni el silencio. Sólo hay que temer los temores. En vez de ir veinte veces al concierto, voy una sola, lo escuchado me resuena luego con fuerza por las salas del recuerdo. Ponderar las palabras, calcular su efecto, es algo que el hablador desaprende con más facilidad que el taciturno. Arroyos de plateado burbujeo se deslizan deliciosamente por la pared rocosa de la imaginación en calma. Aprecio más la vida imaginaria que la real. ¿A quién se le ocurriría censurarme por ello? Ya de joven me gustaba soñar; crecí y volvía a empequeñecerme. La existencia sube y baja como las colinas y sigue siendo importante. La vida no es más impresionante allí donde se habla de cosas importantes. Las discusiones reducen su objeto, reabsorben poco a poco las fuentes. La conversación fatiga. Pasado y presente reaniman por igual al solitario. Si me entran ganas de llorar, ¡qué mal quedaría en sociedad! Aquí lo hago a discreción. Sólo aquí me he enterado de lo bellas que son las lágrimas, de cuán bello es diluirse en el sentimiento.
Menudo canelo el Robert este...
No he leído nada de Uribe, aunque sólo he escuchado maravillas. ¿Me lo recomiendas? No sé, a primera vista ese diálogo no resulta muy natural que digamos...
Un abrazo
Anónimo, amén.
Hola, Escalones. Sí el pobre Robert Mussche era un idealista bastante cándido, intelectual, muy sentimental y poco pasional. Así, al menos, lo pinta Uribe como personaje.
En cuanto a Uribe, mejor lees lo que publiqué sobre "Bilbao, New York, Bilbao":
http://boquitaspintadasnp.blogspot.com.es/2010/07/b-ny-b-1-kirmen-uribe.html
http://boquitaspintadasnp.blogspot.com.es/2010/07/b-ny-b-2-sentimentalidad.html
http://boquitaspintadasnp.blogspot.com.es/2010/07/b-ny-b-3-universalidad-y-erudicion.html
Y atento a lo que publicaré pronto sobre este libro nuevo.
El diálogo puede que suene poco natural porque mi traducción es mala o porque Robert y su amigo Herman siempre tenían diálogos así, entre filosóficos y amorosos.
Un abrazo.
Mejor así que no insistir en lo negativo, ¿no? Besos.
Bueno, JULEN, reconocer lo negativo no es insistir en ello. Besos.
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