Una cosa buena de ser aficionada a las series de novelas de detectives es que cada nueva entrega supone un reencuentro con una vieja y querida amistad. Así que cojo este libro de
Petros Márkaris,
El accionista mayoritario, con ganas de saber algo del policía
Kostas Jaritos y de su esposa Adrianí.
Pero nada más empezar a leer recuerdo que, en realidad, no me caían muy bien y que tenían unas relaciones conyugales no del todo envidiables. No me resulta nada simpática
Adrianí, una maruja de la peor especie. La única que se libra es la hija de ambos,
Katerina, una chica valiente que en esta novela se enfrenta nada menos que al terrorismo en teoría y en la práctica.
El accionista mayoritario tiene
una estructura bastante original: Jaritos está metido en un caso gordo, nada menos que en un secuestro con rehenes; mientras se desarrolla, nos va lanzando avisos de lo que vendrá y, cuando el asunto está en su apogeo, irrumpe otro. El primer asunto se resuelve y nos centramos en el segundo, pero el primero sigue generando ecos, hasta que ambos vienen a confluir al final.
Como digo, el primer asunto no es un caso policial al uso, sino el secuestro de un barco con cientos de rehenes. Así y todo, la cosa tiene intriga y se mantiene en pie el
"quién ha sido", porque los secuestradores se niegan en principio a revelar su identidad y la policía y el ejército griegos hacen todo tipo de suposiciones: ¿se trata de delincuentes comunes? ¿Mafiosos? ¿Traficantes de drogas, armas o seres humanos? ¿Terroristas? ¿Al Quaeda, palestinos, chechenos?
Al final, la ficción conecta casualmente con sucesos reales y recientes :
Kosovo y Grecia, que apoya a Serbia. Y hasta ahí puedo leer.
Los angustiosos informativos televisivos que siguen de cerca el asalto terrorista contrastan trágica y grotescamente con la
publicidad implacable que no se apea de su mundo paralelo de tarifas rebajadas y SMS gratis. Así como entreverados entre los telediarios, aparecen los spots publicitarios y surge la segunda trama: el asesinato de una estrella de la publicidad.
Pero esto lo voy a dejar para una segunda entrega. Mientras tanto, leed lo que escribió
Peke sobre la novela.
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