lunes, 14 de enero de 2008

La pasión según Madariaga

El otro día se murió Edmund Hillary, el primer ser humano que pisó la cumbre del Everest, y me ha dado la excusita perfecta (thank you, sir Edmund) para hablar de Madariaga.

Juan Ramón Madariaga, Juanra, el de la foto, tiene al menos una pasión; una buena obsesión de ésas que, como dice un amiguete, dan sentido a la vida.
Juanra, que es un tipo muy cuerdo y muy sensato, se tira, sin embargo, como las cabras, al monte, pero no un monte cualquiera. En julio pasado, por ejemplo, se fue a subir el Broad Peak, ocho mil y pico metros de nada; qué es eso, una tachuela, para uno de Bilbao. Lo contó todo en un blog requetechulo y requetebonito, llamado Himalaian Hiru Kolore, del que no os podéis perder nada, pero menos los vídeos. Me gustan incluso a mí, que el monte me produce agorafobia y soy una hortera de playa.

Juanra siempre me deja pensando qué demonios es lo que lleva a un ser humano a vivir durante días, semanas, en condiciones infernales, a veinte grados bajo cero; qué le hace avanzar sin resuello, sin oxígeno, durante horas, jugarse el pellejo, arriesgarse a la congelación, las avalanchas, a despeñarse; qué le quita el miedo a la muerte; qué hace que no le importe que se le hielen las lágrimas y el viento le corte el rostro.
Tiene que ser la pasión. No puede ser la vanidad ni el afán de notoriedad ni nada parecido. Tiene que ser la pasión. La pasión y no otra cosa. La pasión y nada más.

Por si me aclaraba las ideas, he traducido este precioso poema que publica Juanra en su blog. Se titula Está (Bada) y dice así:

Está el hielo resquebrajado y el olor ligero de las flores pequeñas
Está el cansancio de las dimensiones y el plano primitivo de la luz
Está la amnesia de mi corazón y la amnesia del tuyo
Está la geometría del granito y el pecado de la gravedad
Está la herrumbre de mis ojos y la ingeniería del silencio
Está la mariposa de los glaciares y la corriente de piedra detenida
Está la soledad perfecta de las alas y la amistad con el viento
Está la altura que hay que asumir y la materia del espacio cóncavo
Está el lapso de la respiración y el espíritu del cielo inconmensurable

Está la sombra que no tiene peso y el hombre que no hace sombra en la tierra


Y es que Juanra, además de subir montes, escribe poesía. Tiene varios libros publicados. Pero de esto ya hablaremos otro día.


Actualización. En una entrevista al escritor argelino Yasmina Khadra en el diario Le Financier, encuentro estas palabras en las que enlaza también la literatura, la aventura y la pasión: La literatura es para mí más que una pasión. Es mi propia naturaleza. (...) Escribir es un calvario; una auténtica expedición contra la propia debilidad, las dudas y las decepciones.

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18 comentarios:

Manu Espada dijo...

Precioso, creo que la gente que se juega la vida por algo así tiene que ser poeta a la fuerza.

Francisco Ortiz dijo...

Lleno de profundidad y de sentido, de hondura vital. Lo que nos queda por aprender...

Antonio dijo...

Acabo de leerte; me encanta BADA y me hubiera gustado escalar aún, más montañas.

¿PEnsamos igual o es lo mismo?

Besos, menhina.

Antonio dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Todo el mundo necesita un pedacito de pasión para dar sentido a la vida. Menos mal que hay muchas formas.

39escalones dijo...

Alguien lo ha dicho por ahí arriba, esta gente no son poetas de palabras, sino de obras. Quien hace estas cosas debe poseer una sensibilidad infinita.

Fernando García Pañeda dijo...

«Porque está ahí». Eso es lo que contestó el legendario Mallory contestaba a quienes le preguntaban por qué esa obsesión por conquistar cimas (especialmente la del Everest).
¿Qué será la pasión, exactamente?

Anónimo dijo...

Cada paso es un logro, algo que conmueve tu energía.
Allá arriba el aire es tan fino que la lentitud se apodera de tu espiritu. Vives despacio con el poco oxígeno que te otorga el entorno.
Estás tú frente a tu deseo de subir a lo más alto.
Y vives, por que eres libre con ese sentimiento.
Llegar y ver todo un mundo lógico a tus pies, brillante, luminoso, y por el contario el cielo de añil oscuro que te roza la cabeza.
Estás casi fuera de la tierra, debajo del cielo, encima del mundo, casi ingravido, feliz y vivo.

Anónimo dijo...

Si, ¿señora o señorita... Sí, pasión es lo que hace cosas locas, y ciertamente inentendibles para quien carece de ella. Podría decirse: el mundo del apasionado es distinto del que no lo es. Y fuera de eso poeta: upa.... hasta siendo el vientecito helado. ¿Y tu: apasionada, o no?

No sé si hayas escuchado un grupito que se llama Camping. De lo último que descubri. besos... ¿apasionados, o no?

CaTpRiNcE dijo...

pues si que tiene que ser pasion, la pasion mueve el mundo, y supongo que tambien mueve a las personas a hacer todo lo que desean hacer...

Un saludo!!

humo dijo...

¡Madre mía!
Nadie más lejos de mis intereses vitales y, sin embargo, su poema me es perfectamente cercano.
Eso es capacidad de comunicación, además de hondura poética.

RTHB dijo...

Pocas cosas reconfortan tanto como alcanzar la cumbre de una montaña, o llegar al lago helado de Marbore al pie del Monte Perdido después de una dura ascensión, o contemplar les Grandes Jorases desde cualquier punto de la cadena de Chamonix..... Estoy ya por ponerme de nuevo las botas.. y empezar la marcha.

Un saludo.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Ya ves, si lo dice todo en el poema. Y además le sirve para inspirarse y escribir libros, ¿te parece poco?

Anónimo dijo...

Sí, solo puede ser la pasión la que lo hace subir montañas y escribir versos.

Lucía dijo...

Sólo puedo sentir admiración por el valor y la constancia de estas personas.
Besos.

Agatha Blue* dijo...

Gracias Noemí, no veas la de cosas que aprendo en tu Blog.

Es como meter la mano a tientas en un saco lleno de nuevas e interesantes noticias.

Me interso a su vez por Madariaga y me hago tu misma pregunta... Cuando conozco a alguien que practica un deporte extremo, pasa frío, cansancio y duermen en aquellas tienditas chiquitinas donde apenas cabrían la mitad de botes de productos que suelo llevar en mi neceser para cualquier desplazamiento... pienso que no sé si podría ser novia de un montañero... ( para empezar creo que no pondría los ojos en mí ni harto de nieve... )...

Aunque quien sabe... he hecho tantas cosas por amor, que sería capaz de enfundarme en aquellos anitestéticos ropajes y aparcar mi calzado para ponerme esas botas de montaña.

Eso si... lo de la bolsa de maquillaje se viene conmigo hasta el confín del Everest... Vamos, no quita lo aventurero con lo pinturero... no?

Besitos querida Noemí.

Agatha Blue*

Dante Bertini dijo...

Lamento decirlo, pero mi sensibilidad es más de estar por casa; de sofá, buena música, gato, películas y, si hay buena suerte, alguien que me quiera y cada tanto ofrezca compartir algún té.
Me asusta un poco el concepto de que todo debe ser usado/superado porque está allí, enfrente...
A mi me basta con mirar. Y creo ser muy apasionado.

Noemí Pastor dijo...

Le leí una vez a Pako Aristi que tenemos idolatrados a los deportistas, sobre todo en el País Vasco. Yo estoy de acuerdo con esa afirmación y, como tengo prejuicios, en mis días malos pienso que la élite del deporte la conforman una panda de cenutrios vanidosos testosterónicos. No sé si Juanra es una excepción o debo revisar mis prejuicios. Lo segundo debo hacerlo en todo caso.
En cuanto a la pasión, no hace falta decir que reviste muchas formas y que la ajena siempre cuesta entender más que la propia. Nos echa una manita el propio Juanra con su escrito anónimo. Gracias.