
Los terrenos se ubicaban en un extremo del condado de Essex, en la gran periferia de Londres, y lindaban con el bosque de Epping.
Todavía quedaban en las cercanías verdísimos prados, divididos por hileras de árboles de variadas especies, que nunca se cortaban y apenas se podaban: fornidas encinas bicentenarias, cortinas de olmos que crecían antes de que se oyera hablar de su hongo parásito y, en primavera, espinos blancos como la leche y manzanos silvestres de flores rosadas.
En los campos ya no se recogía el heno y crecían hierbas amarillas, verónicas azules, borbonesas y orquídeas. La mariposa vanesa, atalanta y pavo real había desertado de las flores campestres y se dirigía hacia los arbustos que poblaban los jardines privados en los barrios de Hill y Shelley Grove.
Los niños creían que aquellos campos estarían allí siempre, que permanecerían siempre igual, porque los niños no saben que las cosas cambian."
Ruth Rendell:
The girl next door, 2014
La traducción y la adaptación son mías
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