miércoles, 26 de junio de 2013

La búsqueda del tesoro



AndreaCamilleri: La caccia al tesoro, 2010
La búsqueda del tesoro, Ediciones Salamandra 2013
Traducción de Teresa Clavel Lledó

La búsqueda del tesoro es una de esas obras perversas, que empiezan de una manera, te engañan, te acomodan y cuanto más a gusto estás, ¡zas!, te arrean un golpe que te descoloca y te aturde.

Es lo que pasaba en Algo salvaje, la peli de Jonathan Demme con  Melanie Grifith, Jeff Daniels y Ray Liotta. Empezaba como una comedia amable y un poco insustancial, pero, de repente, reparabas en la mirada de Ray Liotta (¡qué mirada la de ese hombre, dios!) y te dabas cuenta de que las cosas habían ido cambiando, que no era broma, que ahí estaban la violencia y el horror.

En esta entrega de Montalbano sucede algo parecido. Al principio es una parodia de esas novelas o películas que particularmente detesto, en las que una malo muy malo y muy astuto pone a prueba al detective y le obliga a desentrañar acertijos y a resolver enigmas endiablados. Todo tiene al principio un tono bufo, burlón, que nos va conduciendo plácidamente a través de varias páginas hasta que, de pronto, se instala la inquietud y luego el espanto.

No falta el elemento repetitivo de las últimas novelas de Camilleri: la jovenzuela deslumbrantemente bella. No he llevado la cuenta de en cuántas entregas de Montalbano surge este personaje con distintos nombres y funciones, pero se ha hecho ya tan habitual como Adelina, Catarella, Ingrid, Mimi o Livia.

Acabo con esta cita impagable que nos regala Montalbano. Os la traigo aquí porque sinceramente creo que os puede ser muy útil en la vida. Es de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de George Bush hijo; cuando, después de haber buscado en Iraq las dichosas armas de destrucción masiva, no las encontraron, este cráneo privilegiado dijo: “La ausencia de pruebas no es una prueba de la ausencia.” De nada.

4 comentarios:

Uno dijo...

Tu me acostumbraste, que decía el bolero, a Montalbano. Suena bien lo que cuentas y sigo dándole vueltas a eso de la Ausencia del filósofo de cabecera de nuestro querido Ansar.

Un abrazo

Noemí Pastor dijo...

Hola, UNO. Como decía en el post anterior sobre esta novela, si te gustaron las anteriores de la serie, te gustará esta, porque ese toque levemente original del que hablo, la mejora.
A este filósofo no lo querría yo como abogado defensor ni como fiscal, claro.
Un abrazo.

peke dijo...

Muy acertados tus comentarios, Noe. Esta novela, además de buena, es sorprendente.

Noemí Pastor dijo...

Hola, PEKE. Yo diría que es extraña y arriesgada, pero no está mal resuelta.
Esta misma mañana me he agenciado otra más de Montalbano. Últimamente están traduciendo como churros.