viernes, 9 de mayo de 2008

¿Para qué sirven los traductores?




La escena tuvo lugar en el Ayuntamiento de Montfort-en-Chalosse (Francia) y se desarrolló así:

- Oye, que he pensao que nos vamos a ahorrar la pasta de la traducción. Tengo un primo que pasa los veranos en Gandía y sabe español perfectamente, el tío. Le digo que nos traduzca esto, que total son cuatro líneas, no le cuesta nada, y así no andamos contratando ninguna agencia.

- Ah, vale, cojonudo.

Y el resultado fue el que veis.


¡Qué bonitas las marcas ázules, tan de fiár! ¡Y las distorciones en las mapas!

Por cierto, ¿alguien sabe qué demonios es una Hacienda Capcazaliera?

¡Bueno fino de semana!


Technorati tags

18 comentarios:

Dante Bertini dijo...

a pesar de estos malos ejemplos, los traductores sirven para que no nos perdamos en medio de una capcazeliera y terminemos vaya a saber dónde...

Iñaki Murua dijo...

Ya recuerdo hace un par de décadas en Basauri una desarratoialdi azkarra, perpetrada por un "artista con diccionario" :-D

M@k, el Buscaimposibles dijo...

A ver, que no os enterais: "Capcazaliera" es "Kafka saliera" pronunciado por un francés comiéndose un polvorón. Ah, ¿que qué hace Kafka ahí, aparte de aparecer en una traducción kafkiana? Paso palabra... (¿Puedo hacer un alegato pro traductores anónimos y amateurs como yo que intentamos hacerlo mejor que el primo de Gandía?).

Noemí Pastor dijo...

Que conste que no tengo nada contra los traductores, tanto profesionales como aficionados. Toda mi consideración hacia ellas y ellos. Me cabreo con los que creen que por bañarse en la playa de Estoril ya se domina el portugués. Y con quienes, por ahorrarse cuatro perras, faltan al respeto de los lectores. Pero, bueno, también nos hemos reído, ¿no?
La última que he leído yo en una de esas guías telefónicas que te dejan en el buzón: trabajo temporal = ekaizte lan.
Para quienes no entiendan vasco: más o menos, en vez de "temporal", han puesto "tormenta".

Lucía dijo...

Lo de siempre, para ahorrarse un poco de dinero se prescinde de los profesionales y el resultado final es una chapuza. Seguro que para coser una herida en el hospital no llaman a mi madre que fue durante muchos años modista y hacía unos zurcidos de alucinar.
Siguiendo a M@k: Hacienda por la que Kafka saliera a pasear en sus años mozos.
Un abrazo.

Noemí Pastor dijo...

Buena comparación, Lucía. La diferencia es que el personal sanitario se ha sabido hacer respetar y los juntaletras, no. ¿O tendrá algo que ver con el dinero que se cobra?
¡Qué imaginación tenéis! En cuanto tenga un rato, investigo lo de capcazaliera, aunque la raíz "kafka" me convence bastante.

M@k, el Buscaimposibles dijo...

Es que de madrugada me visitan las musas ;-)

Noemí Pastor dijo...

A mí, en vez de las musas, se me ha aparecido san Google y me ha revelado que "capcazal" y "capcazalier" son términos de derecho rural francés y que "capcazalier" significa 'propietario "notable" que goza de derechos especiales'. En Las Landas hay más de un castillo "capcazaliero". Eso es todo, folks.

Benjuí dijo...

Surrealista.
Antes de leer el post precedente, pensaba yo que podía ser una Hacienda con un capo que bebía cazalla, pero parece ser que no.
(Me encanta leer junto a mi hijo los manuales de instrucciones de cualquier electrodoméstico, sobre todo si andamos un poco fumados)

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Yo creo que no entendéis que esto es todo un género aliterario. Aber si nos haclaramos. Este género ha existido toda la vida aunque hay que reconocer las obras cumbres se encuentran, como bien se apunta aquí en los carteles oficiales de la Administración, en los manuales de instrucciones de la gachetería varia y en los menús de los restaurantes de verano del Levante ejpañol.
Que no entendéis que forman parte de un plan galáctico para prestar atención a lo que se lee. Que sois malpensadas y malpensados.
Franz Cafca

Noemí Pastor dijo...

Sí, mis queridos Benjuí y Julen, yo también me río muchísimo. Pero ya me hace menos gracia cuando tengo que hacer funcionar el aparato en cuestión y las instrucciones, redactadas en franpañol o cinglés, no me ayudan en nada.
Y ya me cabreo cuando el texto perpetrado tiene algo que ver con mi trabajo o lo firmo, directa o indirectamente, yo.
Pero, bueno, en fin, que hay que seguir riéndose, porque, si no, apaga y vámonos. Un beso capcazaliero.

Anónimo dijo...

A mí también me hizo pensar en los manualillos de instrucciones, que muchas veces no hay quien se aclare. También las instrucciones de los hoteles para salir en caso de incendio tienen tela. Y no sigo porque hay ejemplos a mansalva.

39escalones dijo...

Tremendo, espeluznante documento. No sé si dan más ganas de hacer la visita, de todas formas. El espectro humano del lugar parece lo suficientemente interesante. Por otro lado, viendo a esta gente, ¿quién se fía de que lo que dicen sea así?

Anónimo dijo...

Ja, ja... me habéis recordado, como ya hace tiempo ví en una estación de tren, en Gipuzkoa, un cartel que ponía "Azpikogona..." haciéndo alusión a un enlace de trenes... fue mundial!!
Para los que no comprendais euskera: azpikogona= combinación, pero la que se pone debajo de las faldas
Saludos Noe, ya ves que vuelvo y también conseguí encontrar alguna foto tuya! Rakel

Javier Vizcaíno dijo...

Fue muy celebrado cuando en un edificio de una entidad financiera supervasca la numeración de los pisos estaba indicada tal que así: "Hirugarren landarea" o sea, tercera planta... pero planta vegetal.
... O la foto que puse en el blog hace un tiempo. Era de un híper, y se veía un cartel que anunciaba "Azken batasunak", es decir, "últimas unidades"... si no fuera porque la palabra "Batasuna" tiene otro sentido...

¡Y lo divertidas que son esas traducciones! Nada, nada. Que no se pulan la pasta en traductores y que innoven.

Noemí Pastor dijo...

Ya os digo que yo me suelo partir la caja torácica de la risa en esas ocasiones, pero luego pienso en los traductores que se han dejado las pestañas estudiando, para que luego no los contrate nadie, y me da un poco de pena. Bueno, supongo que podemos hacer las dos cosas: abogar por la profesionalidad en estos casos y, a la vez, matarnos de risa cuando ya no haya remedio.
Os beso.

Fernando García Pañeda dijo...

Sí, como dice Julen, para acudir a los clásicos de este género hay que comprar aparatos electrónicos y leer sus manuales de instrucciones.
Es como leer castellano del XV sin notas aclaratorias, más o menos.
No todo va a ser Jonquet, Camilleri y cosas así, ¿no?

Noemí Pastor dijo...

Como que en las novelas no meten la pata. En un clásico negro (no recuerdo si era Chandler) leí una vez que en el jardín de la casa estaba la "casilla" del perro.