martes, 14 de julio de 2009

Una novela rusa


Esta novela rusa es también una ruleta rusa por lo que tiene de suicida. Porque hay que ser un destroyer, un arrojado o un verdadero inconsciente para atreverse a jugar así con la propia biografía. Si ya es un peligro escribirse una vida pretérita, medio real medio irisada, ¿qué decir, pues, de lo que hace Emmanuel Carrère, que se escribe la vida pasada, la presente y la futura? Pues eso, que es un suicidio, una ruleta rusa.

A este subgénero narrativo lo llaman autoficción o ficción biográfica (también puede decirse, a la inglesa, que es non-fiction novel) y vive dios que me gusta. Lo cultivan varios de mis favoritos, de los que ya os he hablado: Jaime Bayly, Hanif Kureishi, Fernando Vallejo... Pero creo que nadie hasta ahora (corríjanme si me equivoco) lo había llevado tan lejos como Carrère en Un roman russe. Lo ha llevado tan lejos, tan lejos, que, si yo escribiera algo así sobre mí misma y se leyera tanto como se lee la obra de Carrère, al menos en Francia, no me atrevería a salir de mi casa en varios meses ni contestaría al teléfono ni encendería el ordenador. Vale, bueno, dirán ustedes dos cosas: una, que soy demasiado pudorosa, lo cual es cierto; y dos, que cabe la posibilidad literaria de que sea todo mentira. De acuerdo, pero, entonces, ¿por qué exponer así, no sólo los propios nombres y apellidos, sino también los de la madre, el padre, la novia, los hijos...?, ¿por qué no crear un personaje igual de antipático, neurótico, cruel y estúpido, pero que no se llame como uno mismo?
Pasmada me deja semejante exhibicionismo. Si no formara parte de una terapia perversa, me preguntaría a qué viene tal autoflagelación pública, tal dejar al descubierto las miserias familiares, la intimidad sexual, los cadáveres del armario, las infidelidades por ambas partes, los desamores nefandos, las heridas que aún supuran... Pero Carrère confiesa que escribe como terapia, para poder hablar por fin de ese tremendo elefante rosa que tiene en la cabeza y que no puede expulsar de ahí precisamente porque le han dicho que no piense en él: Cuando algo no se puede decir ni contar, se convierte fatalmente en lo único que se puede y se debe decir y contar.
Tal proceder será terapéutico, no soy quién para negarlo, pero el resultado es impublicable y así lo dice él mismo en la novela publicada, que lo que ha escrito no verá nunca la luz, por deferencia a su madre y a su novia.

De lo que he dicho podría deducirse que sólo se puede disfrutar con esto si se es, como yo, una maldita cotilla; pero no, no es para tanto. La novela tiene otros atractivos. Empieza más a la manera de Una semana en la nieve, con historias dentro de la historia, leyendas y brumas de las que alimentaron su infancia; esos relatos que uno se puede creer o no, pero que nunca se comprueban ni se verfican y que tampoco son forzosamente mentira. Luego se centra más en la relación entre el protagonista y su novia Sophie, que, por si no fuera ya suficientemente turbulenta, el escritor se encarga de adornar haciendo piruetas con el destino.

Además de la autoficción, Carrère dice que cultiva también la literatura performativa, la que se escribe para que sucedan cosas, pero a veces pasa como en La pata de mono, de William W. Jacobs, que Carrère cita en Una semana en la nieve: que lo que una desea que suceda, sucede y es horrible, o como en la frase de Michel Simon que aparece en Un roman russe: A fuerza de escribir cosas horribles, acaban por suceder.


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28 comentarios:

39escalones dijo...

Puede que no sea efecto de la terapia; puede que escriba sus trapos sucios porque la terapia no ha funcionado... En estos casos yo oscilo entre el interés literario y el cotilleo personal, pero también con la sensación de pensar que las vidas de ciertas personas y los ejercicios de autobombo no me interesan demasiado (aunque toda obra contiene cierta dosis de autobombo). Y no sé con qué quedarme.

Noemí Pastor dijo...

Escalones, a pesar de cierta dosis de narcisismo y autobombo, que la hay, sin duda, esta obra tiene un contenido literario valioso. Además, como ya he dicho, conecta bien con mi forma de entender la literatura. Yo comprendo mejor la literatura como algo estrechamente conectado con la propia vida. Me cuesta más entender, por ejemplo, a las escritoras y escritores que crean escenarios remotos o imaginarios; lo encuentro mucho más frío, menos humano.
Besos, artista.

Noemí Pastor dijo...

Hey, señor ESCALONES, se me olvidaba: tengo una pregunta para usted: ¿qué le parece Carrère como cineasta? Pero no me conteste aquí; hágalo en su blog.

Javier Vizcaíno dijo...

¿Encontrable ahora o próximamente en castellano?
Seré un morboso, pero me ha resultado atractivo el planteamiento.
Novela rusa, ruleta rusa y, como diría mi tío Manolo, "este tío está (parece estar) como una regadera rusa".

Noemí Pastor dijo...

JV, salió en Anagrama en 2007. Cuidadín, que éste también es adictivo. Yo llevo meses que no lo suelto de las manos. Próximamente en sus pantallas la última novela suya. Besos.

Lucía dijo...

Acabas de despertar el monstruo cotilla que hay en mí. Ya he visitado la página de la biblioteca a ver si lo tienen, y sí, ahí está, voy a reservarlo.

Un abrazo.

Noemí Pastor dijo...

LUCíA, yo creo que ya es hora de dejarnos de bobadas y confesar que somos unas curiosonas sin remedio. De todos modos, ese monstruo que nos habita, si lo sacamos fuera a pasear de vez en cuando, se va convirtiendo en mero bichejo inofensivo.
Ya me contarás qué te parece la novelita, cuando la leas. Besitos.

HLO dijo...

Bueno, toda literatura tiene algo de cotilleo más o menos enmascarado: se trata de meterse en las profundidades de otro, meterse donde no nos hubieran llamado si no fuera literatura.

Noemí Pastor dijo...

Pues así opino también yo, HLO. Ya que nos cuentan voluntariamente sus vidas, ¿por qué no poner la oreja?
Besos con lunares.

Lula Towanda dijo...

Ahora que estoy escribiendo mis memorias laborales y con nombres reales....

Anónimo dijo...

Todo ha de convertirse en palabras, es mejor, sí.
En realidad poco cambia si es todo ficción o no, para el lector lo es sin duda.
Me estoy leyendo ahora "Lo que no vengo a decir" de JM y disfrutando, claro. Voy a buscar cuando llegue a España algo de este autor del que nos hablas, gracias.
Besos

Noemí Pastor dijo...

LULA, pues ya sabes lo que tienes que decir, que cultivas la "fiction de soi", como lo llaman los franceses. Para darte la importancia que no necesitas.

MITA, llámame ingenua, pero a mí me llegan más las historias cuando sé que son reales. Y te advierto: aunque no está clasificado estrictamente como de género negro, Carrère es bastante durito. Que luego dices que tengo el cerebro mal y tal.

Os quiero, chicas.

Anónimo dijo...

Ayyyyyyy, qué pena! Me equivoqué!
Había leído "Una novela rosa"..., creí que habías entrado en proceso de renovación y reforma.
Ya tengo el libro de Neus para mis vacas :)
Bss

Noemí Pastor dijo...

MITA querida: uno de mis propósitos a corto plazo es investigar sobre la llamada novela rosa, romántica o sentimental. Tengo una amiga experta en el tema que me va a ofrecer un curso intensivo. Creo que hay muchos prejuicios estúpidos que romper en ese terreno.
Ya me contarás qué te parece la novela de Neus.
Besos con la boquita pintada de rosa.

Anónimo dijo...

Hace muy pocas semanas que la he leido y tuve la misma sensación que has expuesto en tu post: la de ver a un desconocido desnudo que te va contando intimidades, así, tal cual se le van ocurriendo. Sin preocuparse demasiado por mantener las formas de un hilo conductor.
Tanto este libro como "El Adversario" me produjeron una sensación de frescor, similar a la que sentí leyendo a Sebald.
Es una pena que la editora no haya incluido con el libro el documental que rodaron en Rusia. Si así fuera, sería un pack completo.

Magda

Noemí Pastor dijo...

Hola, Magda. Intenté conseguir el documental ("Retour à Kotelnitch") en Internet y sólo llegué a ver el tráiler y a entrar en otra página que me dijo que no tenía autorización para ver ese film en mi país (??¿¿¿¿). Quizás tú tengas más suerte.
Si te gustó esta novela, te gustará la siguiente, "D'autres vies que la mienne", que terminé de leer hace poco. Pondré unas letras sobre ella próximamente.
Un abrazo, amiga.

Jo Grass dijo...

¿ Creéis que es realmente significativo si lo que se cuenta es verdad o mentira? Lo importante es la verosimilitud de lo narrado para que pueda conectar con el lector y genere una reacción en él; tanto da si es empatía o rechazo, pero reacción emocional al fin y al cabo. En el cine ocurre lo mismo, aunque se trate de ciencia ficción. A mí me encanta la docuficción. Estirar del hilo de lo propio o lo conocido, y que esto te lleve a otros paisajes de tu invención es la única lección útil que conozco en el proceso de la escritura creativa: se trate de una novela o de un guión. Yo coincido contigo, Noemí; necesito que la fantasía conecte con la vida porque me interesa más el factor humano...¿ Será porque también soy extremadamente curiosa, o en su defnición más frivola: una auténtica cotilla? Who knows?
Me alegra regresar a esta parroquia. Con tu permiso y el de tus simpáticos feligreses volveré por aquí otro día. Un abrazo

Noemí Pastor dijo...

De acuerdo, JO, lo importante es la verosimilitud o, como dicen en italiano, "se non è vero, è ben trovato". Peeeero, qué quieres que te diga, a mí me "llega", me "impacta" más "A sangre fría" porque sé que lo que cuenta sucedió de verdad.
El límite de la curiosidad está en el respeto a los derechos individuales. Mientras no nos metamos en ese terreno prohibido, podemos ser todo lo cotillas que queramos.
Anda, maja, hasta la próxima, ve y no peques más.

el jukebox dijo...

Gran reseña. 'Una novela rusa' me gustó mucho, aunque suelo temblar con estas obras autorreferenciales francesas. Del mismo autor, no se pierdan 'El adversario', también una historia de traca que Carrere pudo escribir gracias a 'Una semana en la nieve'. En Francia ya ha publicado 'D'autres vies que la mienne' que no he leído, pero que parece fina.

Saludos

Noemí Pastor dijo...

Hola, JUKEBOX, pues yo sí me he leído "D'autres vies" y me ha dejado, por decirlo a la francesa, epustuflada. Pondré unas letras sobre ella más adelante.
Soy fan total de todas las obras de Carrère, desde "Una semana en la nieve" en adelante. No he leído "La moustache", que es anterior. A ver si la pillo en la FNAC o así.
Saludos.

el jukebox dijo...

Pues esperaré ese comentario.

Dante Bertini dijo...

Por qué callar, por qué no contarlo todo?
Sobre todo si te entretiene hacerlo.

Fernando García Pañeda dijo...

Este Carrère será de todo, menos vasco, eso seguro.
Los escritores son embaucadores por definición, pero este hombre se sale de la tabla: escribiendo sobre sí mismo, las mentiras salen con mayor facilidad y se creen aún más.
Me interesa ese curso sobre la novela romántica. Pásame los apuntes, porfa.

Noemí Pastor dijo...

JUKEBOX, no sé si me va a pillar agosto y tenga que dejarlo para septiembre. Si me dices a dónde, te aviso cuando lo publique.

DANTE, caro, a mi me parece estupendo que la gente cuente su vida si quiere hacerlo y, mejor aún, si le pagan por ello. La vida es de una y trafica con ella como quiera. Además, el silencio ya sabemos que es cómplice de muchas maldades. Sólo que eso choca con mi exacerbado sentido del pudor, del que no me siento orgullosa. Besos, caro.

FER, la posibilidad de que nos haya embaucado como a bobas, apegándose a su más sórdida realidad, lo hace todavía más atractivo.
Entonces, te apunto al curso onlain sobre novela romántica, ¿vale?

Fernando García Pañeda dijo...

Sí, sí, en serio, mapunto.

Noemí Pastor dijo...

Fer, primero tengo que coger por banda a la profa, que no sé cuándo estará disponible. Luego pienso compilar toda su sapiencia, investigar un poco más, y publicar algo que merezca la pena. A ver qué sale. Y acepto sugerencias.

el jukebox dijo...

No hay prisa, Pastor. Estaré atento a tu comentario, en septiembre o incluso más allá.

Noemí Pastor dijo...

Así me gusta, Jukebox, fidelidad más allá del verano. Beso.