¡Viva la primavera!
New York, el marimacho de las uñas sucias, despierta. Cual de la luz las estrellas lúcidas, en el anochecer del cielo van surgiendo, uno a uno, de la sombra, negros, los buques que la guardan en cerco férreo, anclados en el Hudson turbio. El día va poniéndose en su sitio y recobra su teléfono en su oficina de Broadway.
En un anhelo, doblado por la aurora, de ser pura, viene la primavera, nadando por el cielo y por el agua, a la ciudad. Toda la noche ha estado, desvelada, embelleciéndose, bañándose en la luna llena. Un punto, sus rosas, aún tibias solo, doblan la hermosura de la aurora, en lucha con el trust "Humo, sombra, barro and C.º" (...)
Los brotes sucios de los árboles de los muelles se sonríen, con una gracia rubia; cantan cosas de oro los gorriones, negros aún del recuerdo de la nieve, en las escaleras de incendios; los cementerios de las orillas estallan con leves ascuas el hollín, una banda rosa de oriente encanta los anuncios de las torres (...).
¡Vedla! Ya esta aquí, desnuda y fuerte, en Washington Square, bajo el arco, dispuesta a desfilar, por la Quinta, hasta el parque. (...) ¡Viva la primavera!
Juan Ramón Jiménez: Diario de un poeta reciencasado
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4 comentarios:
"Él adoraba Nueva York...", es así como empieza "Manhattan" de Woody Allen. Parece que JRJ también.
Un abrazo
De esa fascinación que tenemos por NY, la culpa la tiene el cine, no lo dudo, aunque no sea ése el caso de Juan Ramón.
Creo que sí, Noe. El cine.
Curiosamente, la gente que conozco que ha estado en NY, dice que es como estar dentro de una película. Pero yo no puedo opinar.
A mi me ha pasado creerme dentro de una teleserie en más sitios de EEUU. Es porque tenemos la cabeza llena de americanadas. Para bien y para mal. Y NY es de las mejores americanadas que se pueden tener en la cabeza.
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