En mayo del año pasado, como ya os conté, las buenas gentes de Reino de Cordelia me hicieron llegar un ejemplar de La canción del perro, de James McClure y servidora de ustedes, que acumula más libros de los que puede asumir, no ha empezado a leerlo hasta hace bien poco.
No será esta la única entrega que dedique a la novela, así que comencemos por su colorido estilo figurado, plástico, burlón, directo, eficaz. Voy a dejarme de adjetivos y a poner ejemplos.
... un ombligo saliente como el nudo que cierra un globo rosa.
(...)
... fugaz como los malos pensamientos de una monja.
(...)
... una calva como la de la alfombra del recibidor de una pensión barata.
(...)
Frunció el ceño como intentando concentrarse en un concepto revolucionario.
(...)
Está tan agotado que camina como un hipopótamo con hernia.
(...)
Provocó un sonido como una salida nula en un campeonato de natación para discapacitados borrachos.
(...)
Tenía delante un asnal surtido de urbanitas con pantalones cortos, rodillas rojas, chanclas y guirnaldas de cámaras con teleobjetivos, como si cada uno tuviese una erección múltiple.
Tengo más, pero igual lo dejo para otro día.
6 comentarios:
Yo he oído lo mejor de lo mejor de este libro y ¡¡Lo tengo!! Pero el mío también está a la espera.
No me digas mas. Lo compro mañana mismo. Es mi hombre.
Un abrazo
Hola, LOQUE. Yo todavía lo tengo entre manos y qué buenos ratos me está proporcionando en el transporte público. Yo de ti lo adelantaba unos cuantos puestos en la cola. Besos.
Hola, UNO. Soy un hacha promocionando libros. No sé cómo no me contratan para vender enciclopedias y biblias puerta a puerta.
Oye, que sepas que no sé qué demonios (me) pasa, que no puedo dejar comentarios en tu blog. A ver si investigo. Besos.
Vaya colección de comparaciones. Va a dar juego aunque solo sea por este desvarío ;-)
Hola, JULEN. Es una especie de realismo mágico sudafricano. Ya te contaré más cosas.
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