
Además de en inglés y en francés, Limonov ha escrito sobre todo en ruso poesía, relatos, ensayos y una novela. En total tiene 51 volúmenes publicados. Los más jugosos, cínicos y violentos son los autobiográficos, siempre en ruso. En realidad, no es un escritor de ficción. Sólo tiene dos novelas “inventadas” y sobre una de ellas Óscar y las mujeres, casi todo el mundo coincide en que es muy floja. Su gran argumento es su propia vida. Prolífico y brillante, hay quien lo define como “el Bukowski ruso”.
De cada época de su vida da testimonio autobiográfico. Y en cada época le acompaña una mujer, un gran amor. La mayoría de estas mujeres han sido rusas.
De sus andanzas como pandillero juvenil en Karkov cuenta en Historia de un granuja (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 1993). Cuando se instala en Moscú, comienza a publicar poemas, muy influidos por Vladimir Maiakovsky. En Karkov y Moscú su amante fue Anna, líder de la bohemia local.
En El poeta ruso prefiere a los negros grandes y Diario de un fracasado, que muchos consideran su mejor obra, habla de sus malas épocas en Nueva York durante los años 70, cuando vagabundeaba por las calles de Manhattan y tocaba fondo en muchos sentidos, mientras lloraba a Elena, la mujer con la que abandonó Rusia, y odiaba al mundo entero.

En París su pareja es otra rusa, Natacha, cantante y alcohólica. Escribe entonces sobre todo artículos periodísticos, una novela y varios relatos.

En su estancia en la cárcel escribió Mis prisiones y El libro de las aguas, una reflexión lírica sobre los ríos, lagos y mares que marcaron su vida. Ya en libertad, sobre sus luchas contra Putin, ha publicado escritos políticos: La otra Rusia y Limonov contra Putin.
En Francia, dado el éxito del libro de Carrère, Albin Michel y Le Dilettante han reeditado varias de sus obras.
Su bibliografía completa está en limonow.de.
Continuará
4 comentarios:
Con una vida así para qué inventar.
Pues sí, UNo, qué necesidad tienes.
Muy interesante debió de considerar su vida para escribir tanto sobre ella. ¿O no?
Pues no sé, PEKE. Mucha gente ha escrito sus diarios, sin considerarse más que un pelagatos.
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