viernes, 30 de julio de 2010

B-NY-B (3): Universalidad y erudición

Le leí hace poco al sociólogo Javier Elzo (me gustaría poder deciros dónde, pero no lo recuerdo), que los seres humanos de principios del siglo XXI sólo queremos pertenecer a lo pequeño y a lo grande, sólo nos identificamos con nuestro barrio, con nuestra patria muy muy chica y con el universo mundo.

Eso mismo he percibido en B-NY-B, como ya nos avanza el título. La novela parte de lo local, de la relativamente pequeña villa de Bilbao, de su museo, de sus calles; parte incluso de lo más local, de la más pequeña todavía villa de Ondárroa, sus barrios, sus caseríos, su lengua minoritaria; y se embarca hacia Nueva York, hacia lo universal, hacia Babel; y quien dice Nueva York dice Inglaterra, las Repúblicas Bálticas o lo que sea.

Ese mismo viaje de lo cercanísimo a lo lejano y, sin embargo, propio, lo ha hecho muchas veces Atxaga (no lo puedo evitar: veo a Atxaga en muchas páginas de Uribe, como lo vi también, aunque de otra manera, en Unai Elorriaga), y para ello ha utilizado el mismo vehículo: la erudición y la literatura. A través de la literatura tiende a la universalidad, conecta con lo que pasa ahí afuera; así, lo que otras gentes han producido nos lo apropiamos y enriquecemos lo nuestro.

Pero tengo que confesar algo que me sucede casi siempre con Atxaga y ahora con Uribe: que en ocasiones me irrita tanta erudición. Es como si tuvieran complejo de catetos y se mataran por demostrar que, aunque son de pueblo, han leído, han viajado, conocen las artes plásticas contemporáneas y todo lo que merece la pena conocer. Así, a veces los libros son un desfile cansino de citas y referencias cultísimas y rebuscadas.

Eso tiene su parte buena: que te dan a conocer a creadores de los que no tenías noticia. Pero a veces se queda todo un poco vacío, en una simple acumulación hueca, en un listado de nombres, fechas y títulos que acaban por no tener significado.

La erudición por la erudición siempre me deja mal gusto. No conduce a nada y no tiene demasiado que ver con la cultura. Se puede ser erudita y burra a la vez. Y no me hagáis dar nombres.

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15 comentarios:

Jo Grass dijo...

Joer, primi. Eres brillante. Eso que dices de llevar lo local, lo pequeño hacia lo universal, babel; del caserío a la gran urbe es exáctamente lo que me gusta de la novela y por lo que te decía me había resultado entretenida, porque despertaba mi curiosidad, porque me proporcionaba apuntes de lo pequeño que a mis ojos se convertían en importante, imprescindible y grande. Pero también me dejó esa impresión de exceso de erudición sin sentido, al enumerar cosas que no se argumentaban o hacer reiterativo que: soy de pueblo pero universal, y por eso con fulanito, menganito y zutanito lo paso tan bien en Nueva York. En algunos casos, la cita me resultaba comprensible en el contexto de la historia, en otros no.

En fin, buen viernes y si tienes vacaciones que las disfrutes. Yo me iré a visitar la familia alicantina la próxima semana, si consigo terminar todo.
Mua

Manuel Márquez dijo...

No he leído nada de Atxaga, compa Noe, pero después de esta tu reseña, me da a mí que no voy a salir corriendo a comprar (y leer) ésta. Me ha llamado mucho la atención esa observación de entrada sobre el salto local-universal; supongo que, en muchas ocasiones, en esos planteamientos hay, también, y más allá de querencias culturales o vitales, posicionamientos políticos muy concretos. Si de un pueblito pequeñín del Ampurdán paso a la Europa de las ideas, ya está claro cuál es el "escalón intermedio" que me estoy saltando, ¿no...? Pero, bueno, esa supongo que es otra peli, bien distinta.

Un fuerte abrazo y buen fin de semana.

P.S. me encanta tu nueva cabecera. Esos dos cracks son mis ídolos absolutos. Bueno, ellos dos, y el patito, claro...

David G. Panadero dijo...

Me gusta mucho lo que dices, Noemí.
Es como cuando los que hablan (hablamos, y así me incluyo) de las películas de Fu Manchú, tienen que sacar cartas de nobleza, citando de paso a Mishima, Korosawa, Kawasaki, y su pastelera madre.
Parece que nos da verguenza opinar lo que opinamos, y necesitamos ponerlo en boca de una autoridad cultural...

Buen verano.

el jukebox dijo...

Siendo supercierto lo que dices, Noe, tampoco hay que descartar que responda a la moda de lectores que dicen: "Me encanta este autor, aprendes mogollón con sus libros". Es que hay gente para la que leer no supone un especial placer y necesita algo más para no tener la sensación de que está perdiendo el tiempo.

En el libro de Kirmen, leía que había unas consideraciones sobre Picasso que me dejaron paté-de-fuá.

U-topia dijo...

En realidad, creo que erudición es uno de esos terminos que acaban significando algo diferente a su significado inicial. La erudición significaría estar instruido en diversas ciencias y artes (o parecido). Pero como dicen por ahí... pareces al maestro liendres, que de todo sabes y de nada entiendes... Y erúdicto ha acabado significando, el que tiene una cultura superficial... sabe de muchas cosas, muchos datos, muchas referencias pero es un saber superficial. En la "cultureta" hay mucho personal así... me ponen de los nerviossss.
Respecto a ese salto de lo local a lo universal, es interesante... ¿está ligado con lo de las almas sin patria que decía Miguel Hernández? Me parece que Manuel Márquez va por ahí???
Interesantes entradas Noemi, dan mucho juego.

Noemí Pastor dijo...

JO, primi, y sorprendentemente, en esta novela al menos, "llega" más, suena más verdadero lo pequeño que lo presuntamente cosmopolita, que queda un poco como de pegote. Disfruta de tus vacaciones. Yo sigo currando, que ya estuve en tu playa en junio.

MANUEL, compa, no niego que tengas algo de razón, pero no voy a ahondar en este tema, porque me aburre. Lee a Atxaga, hombre, aunque sólo sea para descubrir que no te gusta. Estaba buscando una foto decente de Mildred Roper para cambiar de avatar, pero no he encontrado. Besos.

Noemí Pastor dijo...

DAVID, eso nos pasa (me incluyo) porque somos unos acomplejaos que tenemos que demostrar que somos leídos y tal. Una vez que alcancemos el estrellato, podremos prescindir de tanta bobada. Feliz agosto, brother.

JUKE, sí, así se justifica el boom de la novela histórica: "Es que se aprende mogollón", he oído decir. El puro entretenimiento sigue siendo sospechoso, como si fuera fácil entretener. ¡Cachis! No recuerdo lo de Picasso. Y he prestado la novela.

Noemí Pastor dijo...

LAURA, ya digo que la erudición no tiene que ver con la cultura, o al menos con lo que yo entiendo por cultura. Y en cuanto a la identificación con lo local y lo universal, pues si lo dicen los sociólogos, será verdad; en esta novela es evidente, pero no sé si está tan eztendido. De todos modos, ni se me ocurre a mí decirle a nadie con qué ni con quién se tiene que identificar. Sólo faltaría.

Uno dijo...

Yo estoy muy, muy lejos de ser un erudito pero a menudo parezco menos informado o menos culto o como quieras llamarlo de lo que soy por mi dificultad innata de recordar nombres. Esta minusvalía me hace especialmente crítico, yo diría que hasta resentido, con los coleccionistas de nombres y fechas.

Sin embargo aprecio mucho a los autores que matizan o amplían su escrito con citas de otros. Sobre todo si lo hacen para relativizar sus opiniones.

Después de esta entrada, creo que te voy a citar en todas mis obras.

Un abrazo

El jukebox dijo...

Lo copio de una reseña: "Además, ves el cuadro de Picasso -'Las señoritas de Avignon- y de inmediato sabes que es de Picasso". Y añade: "Dejó de lado el cubismo radical y se dedicó a pintar otro tipo de cuadros, más coloristas, más vivos. Creía que esa corriente estaba agotada porque después de la Primera Guerra Mundialel público no quería cosas tristes. Necesitaba alegría de vivir. Y así se ganó Picasso a la gente".

Noemí Pastor dijo...

UNO, yo tampoco soy lo que se dice un hacha para las citas improvisadas: o se me olvida la cita o se me olvida el autor. A mí también me gustan las citas (a mis "Párrafos selectos" me remito), pero cuando están bien encajadas.
Y no, no me citarás porque se te olvidará mi nombre ;-)

JUKE, thank you. En fin, qué te voy a decir. Lo que ando debatiendo con Laura en la entrada 2 de B-NY-B: que el papel no da prestigio a las afirmaciones.
PD. ¿Picasso se ganó a la gente? ¿El cubismo es arte popular? ¿No se referirá a Julio Romero de Torres?

el jukebox dijo...

Ja, ja, ja... Ya te digo: un poco entre naif e infantil.

Noemí Pastor dijo...

En fin, Juke, que todo el mundo tiene derecho a publicar las tonterías que se le ocurren. Es lo que hago yo.

Icíar dijo...

No podría estar más de acuerdo. A mí me suelen gustar los escritores que continúan manteniendo la sencillez, a pesar de lo muy preparados que puedan estar.
Hay otra cosa que me "irrita" un poco, y son esos adjetivos que sacan a raíz de un autor, un estilo (lo que te obliga a tener que entender cuál es el estilo que tú tendrías que ver en ese autor), como ejemplo "kafkiano" (con lo cual si no has leído a Kafka, quedas fuera). En fin, se podía incluso decir "noemíano"

Noemí Pastor dijo...

Entiendo que resulte irritante lo de los adjetivos, pero es una gozada inventárselos. Yo me los invento y los uso y a veces los pongo aquí. Ahora me doy cuenta de que puede ser un poco pedorro.