Como la editorial no me la ha regalado, me he tenido que comprar Jugar a ganar, de Sara Paretsky. La detective Victoria Ifigenia Warshawsky cumple ya trece entregas, se mete en líos como siempre y, ¡oh, felicidad!, ha roto con su novio.
Dirán ustedes que soy malvada porque me alegro de las desgracias ajenas. Pues bien, yo les responderé que ni Warshawaky ni su novio existen, ergo no sufren, y que la que sufría era yo con su relación idílica y sus diálogos relamidos, falsos, ortopédicos y estomagantes.
Alguien más ha debido de advertirle a Paretsky que aquello no funcionaba (literariamente, claro) y ella, muy sabia y muy felizmente, se ha cargado al hombre perfecto-intrépido-periodista-defensor-de-los-débiles-en-las-guerras-bla-bla-bla.
O sea, que Jugar a ganar empieza bien. Seguiremos informando.
Sara Paretsky:
Jugar a ganar (Hardball)
Ediciones B, 2010
domingo, 4 de julio de 2010
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11 comentarios:
Me la apunto para este verano.
¿Sara y el tipito se tocaban entre sí?
La verdad es que por lo que cuentas,la desaparición del novio es un alivio. Cada vez llevo peor ese tipo de personajes tan, tan, tan... ¿improbables? ¿increíbles? ¿poco interesantes?
Bien, bien, me haces reír. No sé si llegaré a leer la novela, pero esa relación ya no se me olvida que un día existió.
Me quedo con el nombre de la autora; con novio relamido o sin él, cuando el manantial lo bendice la compa Noe, el agua no debe tener mal sabor (aunque sea insípida...).
Un abrazo y buena semana.
¡Qué buena noticia! Yo tampoco podía con él.
Esos tipos que son en sí mismos una ONG nunca me interesan, partidarios de la paz, feministas ¿existen hombres feministas?, políticamente de izquierdas, atractivos, listos, y necesariamente estomagantes.
Mi padre era buenísimo, y mi madre cuando se le fue un poco la cabeza decía a quién quisisera oírle, y cuando estaba yo "tu padre, era guapo, era bueno, pero muy aburrido"
Se quedaba tan ancha.
Me gustan más los solitarios, un poco cínicos, pero capaces de hacer cosas que ni ellos mismos creerían. Dame un gran duro y descubriré su ternura y quién le quitó el balón de pequeño.
saludos
Acabo de descubrir que soy el hombre que necesita Marcela, salvo por un nimio detalle de tipo sexual. Pero yo a lo que iba es a decirte que sin incluir tocamientos, el tema de los novios de las otras, o de las novias de los otros, es aburrido en la novela y en la vida misma.
KWEILAN, te entretendrá, sin duda.
JULIÁN, cuando se tocaban, al menos, se estaban callados.
JUKEBOX, era un personaje malogrado, mal construido, mal trabajado... Paretsky no es ninguna hacha creando personajes, debo confesar. Todos le salen con un puntito falsete.
ICÍAR, bueno, existió en la ficción. Ahora que me doy cuenta, no he leído la novela en la que se conocieron.
MANUEL, hijo, me abrumas con tanta confianza. Opino humildemente que las novelas de Paretsky han mejorado con el tiempo. Prueba con la anterior a ésta, "Fuego".
ALICE, me alegro de coincidir contigo. Sospecho que a Paretsky más de un lector o lectora se lo ha hecho notar.
MARCELA, no debemos identificar bondad con aburrimiento. Del castigador que te da mala vida (quédate con él, para mí no lo quiero) a San Francisco de Asís hay mucho trecho. Pero sí es cierto que muchos que arrasan en la madurez fueron muchachitos frágiles.
UNO, discrepo. A mí me encantan las historias de novios que me cuentan mis amiguitas, siempre que sean sinceras y no caigan en la simplificación de "es maravilloso" o "me tiene harta". Te diré que el folclore vasco es más dado a poner pingando a la pareja en su ausencia y no reconocerle virtud ninguna, cosa que me resulta odiosa e insoportable.
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