jueves, 21 de febrero de 2008

Muerte en el "reality show" (1)


No me duró un vuelo Bilbao-Tenerife. Y me dio tiempo a echarme una siestilla y todo, pues esta novelita de Lorenzo Silva (editorial Rey Lear) no llega a las setenta páginas.

Es el resultado de un juego interactivo que Silva propuso a los lectores de El Semanal y allí se publicó por primera vez en 2003. Silva ya había organizado algo parecido antes con otra novela: La isla del fin de la suerte.

La idea de partida es atractiva y original; alguien comete un asesinato en el único recinto del mundo con más cámaras por metro cuadrado que Fort Knox: un plató de televisión donde se rueda un "reality", todo bajo focos cegadores, sin rincones oscuros ni alcobas privadas.

Otro buen punto de arranque son los personajes principales: una jueza jovenzuela y un policía madurete que, de entrada, se caen mutuamente mal. Pero, ¡oh sorpresa! Seguimos avanzando en la lectura y vemos que esa inicial y prometedora enemistad se diluye, no reaparece en el texto, queda como cabo suelto en la trama. ¿Por qué? ¿Es una típica torpeza de este tipo de experimentos colectivos que, en general, tienen interés, pero suelen dar resultados literarios más bien pobres?

No es el único tropezón. Hasta la página 29 no nos dice Silva que la asesinada es una mujer; y la novela sólo tiene cuarenta más.

La trama da pie, por supuesto, a que la prosa envolvente de Silva nos regale reflexiones sobre la televisión y sus fenómenos, humanos y sobrehumanos. Pero ese apartado vamos a dejarlo para un segundo capítulo. ¡Hasta pronto!

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7 comentarios:

39escalones dijo...

Lorenzo Silva solía gustarme bastante, pero los últimos me han ido decepcinando tanto que he claudicado. Sorry.
Un abrazo

Noemí Pastor dijo...

Hola, Escalones. Yo sólo soy fiel a Bevilacqua (¿lo he escrito bien?) y Chamorro y a estas cositas negras. De los demás, me gusta bastante "La flaqueza del bolchevique", leí con gusto "El ángel oculto" y alguno más, pero tiene otros muchos que no he catado.

Lucía dijo...

Este no tenía pensado leerlo así que... Los que no me pierdo son los de Bevilacqua y Chamorro. Y ya está tardando en escribir uno nuevo.

Besos.

Anónimo dijo...

Sí, yo también voy echando de menos a los guardias. Esta no tiene buena pinta y, a decir verdad, tampoco me entusiasmó el anterior experimento que hizo. Le faltaba garra.

Antonio dijo...

Parece demasiado corto.
Esperamos con ansiedad el próximo capítulo, si es trama, de la textura corre, cuenta.

Bienvenida a la Isla y los pinceles, narráis divinamente:) Que la magia del aire acompañe tus horas. Aún no sé si los besos tienen argumento

Anónimo dijo...

Noe: creí que aún seguías en la isla. ¿O sigues? En fin, me quedo con el misterio. ¿Cómo has estado?

Noemí Pastor dijo...

Hola a todo el mundo.
Yo también echo de menos a los picoletos (con respeto y cariño) y me gustaría que saliera una aventura suya cada dos meses por lo menos. Pero como el señor Silva no está por la labor, yo me he releído las primeras entregas y he disfrutado, porque no creo que la intriga sea lo primordial en estas novelitas.
Cambiando de tema, ya volví de la isla, pero ahora habito un territorio fronterizo que se llama Trabajo Atrasado, con la esperanza de regresar pronto a la normalidad y visitaros a todas y todos en vuestras casitas virtuales.
Besos.