Se llama Sarkozy y ha inventado la inmigración selecta. Es la historia del hijo de un húngaro que quiere ser rey de Francia. Se llama Sarkozy y desciende de inmigrantes. Ésta es una de las cincuenta canciones francesas recopiladas por Baptiste Vignol en el librito Cette chanson qui emmerde le FN, que ha salido en ediciones Tournon y sólo cuesta diez euritos.
La intención de este buen hombre es poner en evidencia la "lepenización" del pensamiento en su país, la progresión del Frente Nacional a partir de 1982 y la derechización general de la sociedad francesa, que ha quedado más que clara en las últimas elecciones.
Algunos de los títulos no se cortan un pelo: La bestia ha vuelto se llama el disco de la foto, de 1999, de Pierre Perret, un elegante. Hay también piezas de grandes-grandes como Jean Ferrat o Renaud y de otros músicos menos conocidos que hacen rap y reggae.
Leo en Le Nouvel Observateur que las buenas intenciones del recopilador no han dado siempre con buenas canciones. Algunas han envejecido ostensiblemente, otras rezuman una superioridad moral grimosa y unas terceras rozan el mesianismo ridículo: Todos vivimos en el mismo país y se llama Tierra (La Tordue, 1995).
Y, para acabar, varias preguntas que esperan respuesta. ¿Por qué demonios nos llega tan poca música francesa? ¿Por qué llega más de Italia, si está más lejos? ¿Alguien se imagina una versión local de este librito?
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miércoles, 9 de mayo de 2007
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3 comentarios:
Uf, muchas preguntas...
Al parecer, los cedés sólo leen bien el inglés, porque hasta los celtíberos cantan en inglés pa sacar unas perras.
Aquí la verdad es que no podemos envidiar a nadie en ridiculizar a propios y extraños: desde las chirigotas gaditanas hasta los muñecos del guiñol, en este país pocos se escapan vivos.
Para aquellos que únicamente ven virtudes en el nuevo Presidente de la República, es uno de sus tantos aciertos el haber integrado a los votantes de la extrema derecha en lo de él. ¿No se aplaude a la izquierda cuando intenta atraer al electorado de extrema izquierda al remanso de la democracia burguesa? Preguntan aquellos orgullosos de su hallazgo. Quizás si Royal hubiese prometido nacionalizar la banca ahora, gracias a los votos de los radicales de izquierdas, sería la Presidenta.
¿Se escucha música italiana, alemana, griega, belga…? ¿Se ve cine de algún sitio que no sea EE.UU.? ¿No es la comida basura multinacional blasón de los patriotas? A mi me intriga si se puede decir sin pecar de lesa inteligencia “no me gustan las ciudades alemanas”, “no me gustan los zapatos italianos”, “no me gusta la literatura inglesa”, “no me gustan los vinos franceses”, “no me gusta el cine español”.
Fer y Lucía, no sé por dónde empezar a contestaros: lo papanatas que somos con la supuesta superioridad del inglés y de la cultura yanqui; los muñecos del guiñol de Canal Plus, que son un invento francés y hace poco leí que los retiran ya de la tele francesa; la distribución cultural europea; la tontería esa de "no me gusta el cine español", que no sé cuantísimas veces la habré oído...
Bueno, mejor lo dejo para otro día o para otros varios posts (anglicismo superfluo).
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