El infierno son los otros, dijo Sartre y formuló la esencia de la misantropía. Cómo no acordarme de esa frase con el título de esta peli, que ha ganado la edición número trece del FANT (Festival de Cine Fantástico) de Bilbao. Cómo librarse de los demás está escrita y dirigida por Anders Ronnow Klarlund, un joven danés del que servidora no sabía nada y que tampoco tiene mucho en la red. La produce Lars von Trier.
Como es de suponer, ya que ha ganado un festival de cine fantástico, la película pertenece a ese género, pero yo creo que ha ganado porque es terroríficamente real.
Copenhague, mañana mismo. Una joven de buenísima familia, que ocupa un alto cargo en el gobierno danés, redacta, medio en broma, una lista de las personas que más caras le salen al presupuesto del Estado. La lista se expande por webs, blogs y correos electrónicos, acaba convirtiéndose en ley y es aprobada en referéndum. Así entran en vigor los Criterios de Copenhague, que proponen acabar, entre otros, con la gente que vive de prestaciones, los alcohólicos y drogodependientes en general, la clientela habitual de los servicios sociales, los que traen hijos al mundo sin tener recursos para mantenerlos, etc.
Aprovechando el verano, cuando los daneses de bien están de vacaciones en Canarias, el ejército irrumpe en los barrios de bloques, detiene a sus habitantes y los confina en una escuela infantil. Y allá, entre peluches y dibujitos de colores, los juzga sumarísimamente y los ejecuta.
De tal manera, entre acusadores y acusados, que a veces intercambian sus papeles, conocemos a artistas acaparadores de subvenciones públicas; jóvenes cuya máxima diversión es reunirse en el centro comercial, elegir a un "negro feo", seguirle y darle una paliza; propietarios de burdeles que trafican con mujeres del tercer mundo y dicen cumplir con un fin social; funcionarios políticamente hipercorrectos, que en vez de "mortal" dicen "incompatible con la vida" y llaman "nuevos daneses" a los inmigrantes africanos; niños cuyo mundo se reduce a la tele, la Play Station, patatas fritas y hamburguesas; militares que se apiadan de la gente subsidiada que nunca ha tenido la oportunidad de luchar por sí misma...
Todo trágico y grotesco, con una sola esperanza real: hacerse con una patera de lujo y huir a África.
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lunes, 14 de mayo de 2007
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6 comentarios:
¡Verdaderamente terrorífico!Tiempo al tiempo...
Bueno, Lucía, yo no soy tan pesimista, pero tampoco lo veo del todo bien.
Se me ha olvidado decir que la película tenía toques de humor que la aligeraban bastante, aunque era humor negrísimo, claro. Del que a mí me gusta.
Esto lo escribo en este comentario pero es extensivo a todos. Noe, escribes muy bien, aunque hables de cosas tremendas.
Quiero verte un comentario de muchos colores.
Dueña, mi amol, las cosas tremendas son las que más apetece decir.
Y los coloritos no van con mi personalidad. Ya ves en la foto que siempre voy de negro y con moño.
Pero bueno, para agracerte que eres tan amable, voy a ver si escribo algo primaveral. Un beso.
Me ha recordado, muchísimo, al Elogio de la ceguera de Saramago, aquneu no lo acabara de leer.
Buenísima
Le dedicaré una entrada.
Póngame a sus pies:)
Unantonio, no se lo digas a nadie, pero yo tampoco he podido nunca acabar ningún libro de Saramago. Y eso que el tipo me cae bien y asistí a una conferencia suya aquí en Bilbao el 20 de marzo de 2002. Ya ves que no lo olvido.
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