Casi todos sabemos más de la Grecia clásica que de la actual. Pocas noticias nos llegan hoy de allá: de vez en cuando una crisis de gobierno, una ola de calor, un nivel insoportable de contaminación en Atenas, o una novela de Petros Markaris. De hecho, si me gusta leer a Markaris es, entre otras cosas, porque me da noticias de la Grecia contemporánea.
Markaris tiene publicadas en español tres novelas negras con el teniente de policía Kostas Jaritos como protagonista. Si a alguien se parece Jaritos es a Wallander, el de Mankell. Es un tipo que no hace nada más que trabajar y cuyo rasgo peculiar es que lee diccionarios. No destaca por nada, no brilla por nada. Es, sin más, un funcionario eficiente y malhumorado.
Jaritos está casado con Adrianí y nos la pinta fatal: que no hace más que ver estúpidos programas en la televisión y quejarse del trabajo de su marido, que es una pesada empeñada en cuidar su dieta y hacer vacaciones como las personas normales, cuando Jaritos lo único que quiere es trabajar y trabajar y estar lejos de ella... Un panorama matrimonial idílico, vamos. Algo bueno tiene la pobre Adrianí: es una excelente cocinera (¡otra vez la cocina!). Cuando quiere reconciliarse con su marido, le prepara su plato estrella: tomates rellenos. Adrianí prepara tomates rellenos una media de cuatro veces por novela. Lo dicho: ideal.
Jaritos tiene, como Wallander, una hija a la que adora y que estudia derecho en Tesalónica. Las nuevas generaciones de mujeres se redimen un poco con ella.
Jaritos vive en Atenas. Describe y nombra minuciosamente sus calles y avenidas y todos los recorridos que hace de una punta a otra, con la lentitud del verdadero tráfico de la urbe. Nos dice más cosas de Atenas y de Grecia y lo que nos cuenta nos resulta bastante familiar: la tele está desquiciada, mola la cultura del pelotazo y las mafias internacionales explotan sin freno a los inmigrantes clandestinos, albaneses en su mayoría, que viven en condiciones indignas.
Markaris, además de novelista, es traductor y ha escrito también para el teatro y para el cine. En alguna entrevista ha dicho que intenta imprimir a sus novelas un ritmo cinematográfico. Y se nota, le sale bien: la acción transcurre ágil, sin tropiezos, sin rebotes, sin tiempos muertos. En el ritmo, en la ligereza se diferencia fundamentalmente Markaris de Mannkell. Y en el número de ejemplares que venden, al parecer.
Coged una novela de Markaris: puede que no os guste, pero aburriros jamás os aburrirá.
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domingo, 25 de marzo de 2007
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3 comentarios:
Como viajero un tanto alejado del canon, me encanta Atenas (sí, con su ruido, su calor, su polución y todo eso); y como además me gusta leer, tomo nota con subrayado.
Por cierto, estoy pensando en escribir una de detective o inspector de policía que se lleve medianamente bien con su mujer: ¡va a ser un pelotazo!
Me encanta la novela negra y también Mankell. Tengo todas sus novelas, pero no había escuchado de este autor. Si además ambienta su literatura en la Grecia contemporánea, habrá que leerlo. Gracias por la recomendación.
Saludos desde Cd. Juárez.
Fer, no era lo que se dice una relación convencional, pero Carvalho se llevaba bien con su novia Charo.
Gracias a ti, Elpidia, por tu visita. Te la devuelvo. Nos leemos. Un beso.
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