Detesto la violencia y, sin embargo, le he dedicado un libro entero. ¿Por qué?, ¿para qué? Para protegerme de ella, como una criatura que se siente a salvo en su cama después de que su madre la haya arropado.
Jean-Bertrand Pontalis
Un jour, le crime
Gallimard 2011
[La traducción y la adaptación son mías]
Más de una vez he escrito aquí sobre esto, porque más de una vez me han preguntado cómo se puede ser pacifista, miedica y cobarde (sé que no son sinónimos; es que yo soy las tres cosas) y estar tan fascinada por el crimen y la violencia hasta el punto de no leer casi otra cosa que novela negra y policial.
Pues resulta que no soy tan rara; esta afición mía me ha traído a las manos Un jour, le crime, el ensayo del psicoanalista Jean-Bertrand Pontalis sobre el crimen y en el primer párrafo del libro ¡zas!, encuentro ya una afinidad con él: a mí también la cercanía a la violencia me sirve de antídoto, me previene, me protege ante su irrupción, siempre inesperada.
Seguiremos hablando de este librito.
jueves, 30 de enero de 2014
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10 comentarios:
Claro que no. Lo raro sería alguien que reconozca "me gusta la violencia"
Un abrazo
Mejor en un libro que no de sopetón al doblar una esquina en cualquier calle ;-)
Hola, UNO. Tu comentario me ha hecho reflexionar. Me he preguntado: ¿será que en el fondo SÍ me gusta la violencia y, como no puedo aceptarlo, lo adorno y lo disfrazo intelectualmente?
Y, después de darle varias vueltas, he concluido que no puedo afirmar que me guste la violencia. He convivido con ETA durante el 98% de mi vida y, como comprenderás, hay algo físico que me impide escribir eso.
Gracias por hacerme pensar.
Hola, JULEN. Claro, lo que me gusta es reflexionar intelectualmente sobre la violencia. Ni siquiera me gusta el gore y muchas veces me tapo los ojos ante las escenas fuertecillas de las películas y hasta del telediario.
Al mismo tiempo, me fascinan los crímenes ficticios y reales.
O sea, lo que decía en el título: que no soy tan rara.
No, no eres tan rara. No soy violenta, sería incapaz de matar una mosca, y sin embargo...
Hola, PEKE. Me quedo más tranquila al ver que a ti te pasa lo mismo.
Estoy convencido de que todos somos raros. En lo que nos gusta y en lo que rechazamos. Incluso también en la forma en que hacemos lo uno y lo otro...
En todo caso, en esa biodiversidad de las rarezas, lo más importante es el respeto. Seguro que ahí volvemos a coincidir.
Mis saludos
Pues tienes razón: sería dificilísimo describir la normalidad. Gracias por tu visita.
Dice Caetano Veloso: 'De perto ninguém é normal'
Así es, Jud. Si una cámara nos filmara 24 horas al día, pareceríamos todos unos bichos raros.
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