Una mañana de febrero de 2005 fue encontrado muerto en su casa de Ginebra, impecablemente vestido de látex, con un balazo en la cabeza y otros tres en el cuerpo. La policía tardó pocos días en detener a su amante, Cécile Brossard, con la que, al parecer, se entretenía en juegos sado-maso.
Brossard fue juzgada, condenada y encarcelada. Salió de prisión en noviembre de 2010.
Esto que os cuento no es una invención novelesca, sino un hecho real, todo un escandalazo en Francia. Le Nouvel Observateur envió a Suiza, a cubrir el juicio de Brossard, al escritor Régis Jauffret y éste, además del contratado artículo para el semanario, escribió también sobre el caso Stern una novela: Sévère.
Podéis seguir leyendo en Calibre.38.
6 comentarios:
a todos los ricos les suele dar por el mismo tipo de vicio... Los pobres no podemos, no tenemos dinero suficiente para trajes de latex.
Bueno, Calamarin, amore, los pobres tenemos otros vicios más perniciosos, como ver la tele.
PD. ¿Cuánto cuesta, pues, un traje de látex?
He echado un vistazo al artículo y el tipo desde luego tiene sentido del humor.
Supongo que el planteamiento del libro es diferente.
Estoy de acuerdo con calamarín:¡Qué historia tan de ricos!
Un abrazo
Hola, Uno. Pues precisamente si algo le falta a la novela esta es sentido del humor. Probablemente el señor Jauffret sea un cachondo y un salado, pero no se ve del todo en el libro.
Estoy de acuerdo con vosotros, es una historia muy de ricos. Mantener en exclusiva a una ama severa no está al alcance de todas las nóminas. Lo tremendo del asunto es que sucedió de verdad. Tuvo que ser apasionante seguirlo por la prensa.
Curioso.
Sí, Peke. Es una de esas historias que están pidiendo a gritos pasar a formar parte de ensayos, novelas, películas, obras de teatro... Como el affaire Strauss-Kahn, que ya tiene pieza teatral en París.
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