lunes, 6 de junio de 2011

Más párrafos selectos de "U de ultimátum"

[Fijaos: en alemán les ponen doble título a las novelas de Grafton]

No se me da muy bien la conversación trivial.
En eso nos parecemos, Kinsey, querida. Soy antipatiquísima en los ascensores y no me suele gustar ir a actos sociales donde hay que hablar de tontadas. Esta es una carencia grave de habilidad social. ¿Aprenderé algún día?

El bocadillo era una auténtica bomba que me eprmitía una vez al año: una capa gruesa de paté de hígado con mayonesa y pepinillos en rodajas muy finas, con pan de masa madre recién hecho.
Ya sé que no fomento buenos hábitos, pero me río siempre mucho con esta afición de Kinsey a la comida basura, supongo que para tocar las narices a tanto investigador gourmet.

Enumerar toda esa sarta de desgracias no hacía sino empeorar las cosas y avivaba recuerdos dolorosos que habría sido preferible olvidar.
Igual me condena a muerte el colegio de psicólogos, pero siempre he desconfiado de las supuestas bondades de la verbalización.

Pues todavía me queda algún otro párrafo selecto. Hasta prontito.





8 comentarios:

Uno dijo...

No olvidaré una espectacular chica argentina que abandonó una fiesta de barbudos estudiantes españoles de la Universidad de California al grito de "en esta fiesta los hombres solo me hablan de matemáticas". Yo era muy jovencito pero me apliqué el cuento.
Hay momentos para todo.

A mi también me provocan a decir barbaridades los fundamentalistas de lo que sea. ¡higado con mayonesa!

Un abrazo

Manuel Márquez dijo...

Pues sí, compa Noe, se ve que a doña Sue le va la marcha, y tela. Promete, promete...

Un fuerte abrazo y hasta pronto

LU dijo...

Estoy con UNO, hay momentos para todo, porque anda que no vivimos a veces situaciones de conversaciones “tan profundas” que desearíamos poder evaporarnos.

Y en cuanto a las verbalizaciones, supongo que no todo es tan simple. Ni un problema se soluciona por el hecho de contarlo, ni la repetición constante favorece el olvido. Cada persona tiene una manera diferente de afrontar y superar obstáculos, y eso hay que respetarlo, seas psiquiatra o amigo desde la infancia. Hay quienes necesitan ayuda para exteriorizar, y los hay que necesitan un freno de contención.

Desde luego, con todo esto, apetece hincarle el diente a este libro.

Gracias por las recomendaciones.

Noemí Pastor dijo...

UNO, me he explicado mal. No es que no sepa hablar de chorradas: lo he demostrado sobradamente en este blog. Además, me encantan las conversaciones estúpidas. Lo que no manejo bien es la charla de ascensor, la simple función fática, el intercambiar frases con gente con la que no comparto nada.
A mí también me gusta épater le fundamentalist. Ahora me va a condenar a muerte la Académie de la langue française.

Noemí Pastor dijo...

MANUEL, ¿sabes que la señora Grafton se ha negado siempre a vender sus derechos de autora al cine? Ella fue guionista en Hollywood, así que sabrá lo que se hace.
Las novelas, entretenimiento del bueno.

Noemí Pastor dijo...

LU, has hecho un resumen estupendo sobre lo que opino sobre el asunto. Pero añado que la verbalización está sobrevalorada.
Si empiezas con el Alfabeto del Crimen, seguro que repites.

humo dijo...

La conversación trivial es, ciertamente, una habilidad social como la sonrisa al pedir una barra de pan o el aprenderte el nombre de la cajera de tu supermercado: no cambia el mundo, pero creo que lo hace pelín más llevadero.
Los bocadillos bomba son maravillosos, quién pudiera.
Contar penas a veces sienta bien, pero abomino de las amistades que tienen la costumbre de abrir la boca sólo para soltar las desgracias que les abruman.
(Cuando termine con Mari Jungstedt le echaré un vistazo a la Kinsey, desde luego)

Noemí Pastor dijo...

HUMO, no, qué va. A mí me cuesta poco ser amable en las tiendas y así, pero la charla trivial ¡no me sale! Es mucho más difícil. Y si, tras un gran esfuerzo, consigo decir algo, luego siempre me parece que ha sido inconveniente.
Yo ya tengo una frasecita para la gente que no cuenta más que calamidades y se calla lo bueno. La frase es: "Así que tó fatal, ¿no?"