viernes, 8 de junio de 2007

L'enfant terrible


Más que terrible, terrorífico diría yo que era el bendito del Petiso Orejudo, un asesino en serie argentino, toda una leyenda en su país y cuya celda en la cárcel de Ushuaia enseñan con temoroso respeto a los turistas.

El Petiso es uno de los pocos niños asesinos que ha conocido (¡gracias a Dios!) la historia. Empezó a matar a principios del siglo XX, cuando tenía diez años, y lo detuvieron con dieciséis, después de haberse cargado a cinco criaturitas, todas menores de seis años, y haberlo intentado con otras siete. Una de esas siete que escapan a la muerte pero quedan con marcas indelebles es precisamente El niño de barro.

Lo original de este thriller consiste en eso, en que desplaza el protagonismo de un chico a otro, que quedó mentalmente conectado al asesino y ve sus crímenes en pesadillas. Así, los asesinatos y torturas reales se nos muestran envueltos en una atmósfera irreal y lo atroz se estiliza y se viste de sobriedad con la ayuda del blanco y negro.

Es buena la ambientación: un Buenos Aires de 1912 reconstruido en otra población argentina, un arrabal inmenso al que diariamente llegan barcos llenos de europeos muertos de hambre: que no se nos olvide. Están muy bien Abel Ayala, el monstruo, y Maribel Verdú, que entre ésta y "El Laberinto del Fauno", es, según Agus, la nueva Lola Gaos (en la foto; jolín que si se parecen). Es bueno el guión: complicado, pero no embrollado. Por poner un pero, hablaría de los diálogos: hay palabras y expresiones que chirrían en boca de ciertos personajes.

Cómo no, hay guiños a "M, el vampiro de Dusseldorf" y a "Monsieur Verdoux", del que hace poco nos hablaba 39escalones. Nos recuerdan que el infanticidio no es cosa de hace dos días, como parece que quieren hacernos creer, y que la explotación sexual deja a muchísimas más niñas y niños muertos en vida.


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15 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante propueta. Me la apunto. También de acuerdo en lo de Maribel Verdú; ahora que hará muchos menos papeles de 'carne' es cuando va a relucir su verdadero potencial como actriz, que es muchísimo.
Hay muchos casos de niños asesinos, por desgracia, sobre todo a causa del aumento del fenómeno de los niños-soldado. El tema del asesino en serie es menos habitual, aunque de esta historia creo haber oido algo antes.
Y muchas gracias por el enlace.
Un abrazo

Noemí Pastor dijo...

Para que te hagas una idea: estuve buscando en la red fotos de Maribel Verdú y apenas la encontré vestida.
La historia de este asesino, el Petiso Orejudo, ya es de por sí apasionante, por no decir acojonante. Apenas necesita aderezos para convertirse en cine o literatura. De hecho, en Argentina ya se ha convertido en leyenda.

Lucía dijo...

En fin, tener un hijo y que se te tuerza así ¡vaya disgusto!.
Un abrazo y buen fin de semana.

Noemí Pastor dijo...

Bueno, no conozco la historia al detalle, pero según la peli al chaval lo torcieron precisamente en casa: lo apaleaban su padre y el hombre para el que trabajaba. Y el muchacho se vengaba con los más débiles. La misma historia de siempre.

Anónimo dijo...

Qué casualidad! Precisamente leí una crítica ayer sobre esta película.

Noemí Pastor dijo...

¿Y qué, Peke? ¿Coincidimos?

Anónimo dijo...

Es mejor la tuya, la verdad, más clara y dilucidadora.

Rouge dijo...

¿Qué hace un niño tan trágico con un nombre tan cómico?

Noemí Pastor dijo...

Peke, tengo la mala costumbre de escribir clarito y así me hago menos la interesante. Mi ego te agradece el elogio.
Rouge: trágico + cómico = grotesco. En Argentina, que fue donde lo bautizaron, creo que suena diferente.

Francisco Ortiz dijo...

Conciso e invitador comentario. Lo de ese niño es para pararse un buen rato a pensar. Un saludo.

Noemí Pastor dijo...

No es por llevarte la contraria, Francisco, pero un niño asesino en serie es (afortunadamente para la humanidad) una anécdota. A mí más me dan que pensar las niñas y niños explotados en el tercer mundo por turistas sexuales que viven a nuestro lado.

Fernando García Pañeda dijo...

De acuerdo con lo de la anécdota. No es necesario insistir en que los niños (sobre todo niñas) están siempre en el otro lado del crimen, como víctimas.
Escalofriante, Noe.

Noemí Pastor dijo...

No hemos descubierto nuevos continentes cuando decimos que las víctimas siempre son los más débiles: los niños, las mujeres y los pobres.

Francisco Ortiz dijo...

Noemí: A mí también me preocupan muchísimo los abusos, en cualquier parte. No excluyen unas preocupaciones a otras de todos modos, pienso. El tema de la infancia es, en algunas vertientes, muy preocupante, y como andan un par de niños por mi casa cualquier noticia tremenda me sobresalta y me acongoja, lo reconozco, porque uno siempre está pensando en protegerlos. Un abrazo.

Noemí Pastor dijo...

Claro, Francisco, estoy de acuerdo contigo. Tenemos sitio en la cabeza para todo tipo de preocupaciones y la sola idea del sufrimiento de nuestros hijos nos resulta insoportable.
Dales un beso a tus niños de mi parte.