Os cuento. El mismo viernes, a eso de las ocho y media de la noche, pegó un zambombazo bueno, de 4,4. No sé muy bien qué estaba haciendo yo entonces, pero creo que iba en coche de Frontera a casa, a La Caleta, y un seísmo así, si vas en coche, no se nota.
Sí lo notaron, en cambio, en el Mirador de la Peña, donde dicen que creían que se les hundía el suelo; también en El Mocanal, donde celebraban un mitin de Coalición Canaria y pasaron un mal rato. Hubo desprendimeintos, desalojaron a varias familias de Las Puntas y cerraron durante la noche el túnel de Los Roquillos.
Ayer sábado por la mañana hubo otros dos pepinazos, de menor intensidad: 3 y pico. El primero me pilló paseando hacia el aeropuerto y el segundo, ya allí, tomando el cafecito, y no sentí ni el uno ni el otro.
Horas más tarde, mientras comía en San Andrés, me llegó la noticia de que el Pevolca había decidido cerrar indefinidamente la carretera entre el Pozo de la Salud y el cruce de Orchilla (y ese tramo incluye el paseo entre playas del que os hablé) y el túnel de Los Roquillos, que comunica los municipios de Valverde y Frontera. Lo sentí mucho por mis amigos O y M, que me invitaron a comer el viernes. Viven en Valverde y están montando un negocio en Frontera; el cierre del túnel les supone, para ir de casa al trabajo, treinta kilómetros de carretera de montaña y otros tantos de vuelta. Por ellos y por toda la buena gente que está en la misma situación, deseo que todo se arregle pronto.
En fin, volvamos a San Andrés.
Un rinconcito de San Andrés.
En San Andrés hay tres sitios para comer: La Igualdad, Mesón Cristino y Casa Goyo. Julen y yo comimos en Casa Goyo. En la puerta de La Igualdad estaba aparcada la camioneta de Televisión Española.
Antes de bajar a La Restinga nos desviamos para El Tacorón, paraje que también merece mucho la pena. Nos sentamos un ratito frente al mar. Una señora rubia andaba por allí mirando fijamente al agua con una red de pescar en la mano.
- Esta señora está intentando pescar restingolitas -le dije a Julen.
Un rato después, se nos acercó a darnos palique, cosa que me encanta.
- ¡Eh! ¡Oigan! ¿Les da miedo el volcan?
Me dieron ganas de contestar "Por favor, señora, cómo se le ocurre. ¡Somos vascos!", pero le respondí simplemente que no.
- Es que andaba yo por aquí intentando pescar restingolitas ("¡Te lo dije!") y me han llamado para decirme que el volcán ha empezado a echar algo.
No hizo falta más. Cogimos el coche carretera arriba y, un con un poco más de altura, sin salir de El Tacorón, ya se veía la mancha con un circulito blanco de agua como en ebullición.
La mancha y el agua borboteando.
De camino a La Restinga, en los arcenes de la carretera había montones de coches aparcados y la gente estaba subida a los conos a ver el espectáculo.
Me acordé de esa escena de Encuentros en la tercera fase en la que los locos convocados por los extraterrestes esperan al borde de una carretera la llegada de los ovnis. ¿A que sí?
Ya en La Restinga, había más gente mirando a la mancha, ahora blanca. Decían que poco antes habían visto expulsar material. Me quedé mirando un ratito y lo vi. Saltó hacia arriba algo negro (¿lava, ceniza, rocas, piroclastos?) y borboteó durante unos diez segundos. Fue como una fiesta: los niños chillaban, mucha gente aplaudía y un señor gritó:
- ¡Suéltala, cabrón!
Yo me quedé embobada y no hice ni una foto.
Solo después, cuando las aguas se calmaron, aparecieron el buque Ramón Margalef, el helicóptero que filma y las cámaras de la Televisión Canaria, que estaban en un mitin en la plaza de La Restinga.
Me senté en una terraza del paseo a tomar algo fresco y empezaron a circular rumores de evacuación. Al parecer, el alcalde lo había anunciado en el mitin: esa noche había que abandonar La Restinga. Poco después se confirmó: los teléfonos móviles empezaron a sonar y un coche con megafonía recorrió el paseo.
- Vamos a proceder a una evacuación preventiva. Recogan sus pertenencias básicas y concéntrense en el campo de fútbol.
Salimos pitando de allí, antes de que se atascara la carretera. Según subíamos hacia El Pinar, vimos bajar a la policía, el ejército, la Guardia Civil y la camioneta de Televisión Española.
Decidí llamar a mi madre para decirle que no pasaba nada, antes de que viera los informativos de la noche, pues me temí que fueran apocalípticos. Y me alegro de haberlo hecho, pues luego me confirmaron que efectivamente fueron así.
Ya cenando en el Mirador de la Peña, repasamos en Twitter las fotos de la erupción. Parece ser que ninguna cámara de televisión la filmó. Una pena.
Y eso es todo, amigas y amigos. En cuanto publique esto, haré la maleta y poco tiempo me sobrará hasta tomar el avión de las 13:00 a Tenerife para llegar esta noche a Bilbao. Ha sido un placer. No sé por qué, pero tengo el pálpito de que volveré pronto a El Hierro.
16 comentarios:
Oh, ¡claro que has de volver pronto! Lamento mucho quedarme sin tus crónicas. Esta última ha sido especialmente emocionante (y divertida). Creo de veras que TVE debería dejarse de tonterías y mandarte a ti como enviada especial, estaríamos todos mucho mejor informados.
Sí, muy agradables todas. Esta, muy emocionante.
Qué pena, con lo que me gustaba tenerte "al filo de la noticia" y presumir delante de mis amigos de noticias fidedignas sobre el caso.
Un abrazote.
No sé, la verdad, compa Noe, si allí, finalmente, se va a liar, o no (desde el punto de vista sismica, claro está...); pero, si hemos de atender a tus magníficas crónicas, parece que la cosa no es para tanto. En cuanto a los medios "convencionales", nunca sabe uno si pecan por defecto o por exceso (se da por sentada la premisa de que pecar, pecan, seguro...). En fin...
Un fuerte abrazo, buen viaje de vuelta y ya nos contarás.
Sin tus crónicas, ahora solo tendré noticias apocalípticas :-(
Seguro que estas vaciones no las olvidarás
Bueeeeeeeeeno, un poquito de miedo habrás pasado, ¿o no?...
Mira que nos reímos en La Restinga cuando la gente aplaudía y aquel señor decía lo de "Suéltala, cabrón". Lástima que todo acabó en evacuación.
Oye, ¿cuándo volvemos? ;-)
ELENA, no sé si a TVE le gustaría este estilo mío de no tomarme las erupciones en serio. Pero, bueno, si me quieren contratar, no problemo. Besos.
PEKE, una pena que el Cabildo no me subvencione otra semanita más para seguir informando. Besos.
Hola, UNO. Más pena me da a mi quitarme el uniforme de reportera cuasiafricana y ponerme la gabardina, que en Bilbao llueve que se las pela.
MANUEL, yo hago un paralelismo con lo que hemos vivido en el País Vasco. Yo he vivido toda mi vida con ETA, que es muy fuerte, pero, así y todo, hemos vivido, jugado, estudiado... A todo se acostumbra el ser humano. De vez en cuando se lía parda, muy parda y muy negra, pero se sigue viviendo.
Bueno, CONGOSTO, pero ya sabrás que no hay que creerse toda la dosis de apocalipsis. Tendré un buen recuerdo, sí.
HUMO. De verdad que no he pasado miedo. Pero no es valentía sino inconsciencia.
Hola, JULEN. Sí que nos reímos, sí. A mí no me importaría volver pronto. Aunque sin erupción ya no tendría gracia. Dios me perdone la frivolidad.
Ya sospechaba yo que eras una mujer de hierro...
No puedes sino volver despue´s de todo esto.
Un saludo
HLO, soy de lo más miedica y cobardica que conozco. Volvería porque no hay nada que temer.
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