Al comienzo de Nido vacío, parece que Petra ha conseguido por fin la paz vital que siempre anda buscando. Hasta se atreve con una definición de la felicidad:
La felicidad consiste en tener un buen carácter: sereno, equilibrado y humilde. Eso, mezclado a la carencia total de aspiraciones, arroja un cómputo infalible: no se es desgraciado, sinónimo más aproximado en este mundo perro de ser feliz.
Pero ¿qué pasa cuando alcanza esa especie de nirvana? Pues que se aburre, que no le gusta, que siente la inevitable necesidad de meterse en líos, de complicarse la vida y va y se casa. ¿Y con quién? Con un doblemente divorciado, como ella, y con cuatro hijos.
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Esto me recuerda, cómo no, al final de la serie de televisión Sexo en Nueva York. Una amiguita se me quejó de que una serie que supuestamente era una exaltación de la soltería femenina acabara con todas sus protagonistas casadas o emparejadas.Yo no estoy tan de acuerdo, pues aquel final distaba mucho de ser un happy end, no tenía nada de se casaron, fueron felices y comieron perdices, las chicas estaban viviendo situaciones que no habían previsto en sus sueños de idealidad.
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5 comentarios:
Y además, va a escribir o está escribiendo ya otra novela de Petra Delicado, creo que ambientada en Italia o algo así. No me extraña, si es que en ese país arrasa.
Hola, Juke, pues me das una buena noticia. Hay que ver cómo se engancha una a las sagas detectivestas; como a la droga dura.
Quería decir "detectivescas", claro.
A mí no me molestó en absoluto que Petra se casase, pero me chocó, porque... ¡cuatro angelitos...! Uf.
PEKE, la intención de Giménez-B era esa, chocar, dar una vuelta de turca folletinesca al final de la novela para que cojamos con expectación la siguiente.
La vuelta de tuerca es mayor si tenemos en cuenta que Delicado se lo piensa todo mucho, es muy reflexiva y decide mandar a la porra la reflexión y hacer algo impulsivo, sin pensar, por complicarse la vida, sin más.
Estoy de acuerdo con ella en que hay cosas en esta vida que hay que hacer sin pensar demasiado, porque si no, no las haces nunca.
Besos, maestra.
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