Ya os he dicho que B-NY-B parte de un mundo pequeño, tan pequeño como la villa de Bilbao, de manera que algunos de los personajes reales que hace aparecer por ahí son gente que conozco. Y no me refiero al pintor Aurelio Arteta ni al arquitecto Ricardo Bastida, que tienen entrada en la Wikipedia, sino a gente bastante menos conocida que Uribe ha reciclado para su novela, de manera que la lista final de agradecimientos se me ha convertido en un "who is who" y en motivo de cotilleo ("¡Anda! ¡Mira quién sale por aquí! ¡Fíjate!") y me ha hecho pensar qué se sentirá al verse convertido en personaje de una novela que ha parado en manos de tanta gente y ha hecho que sepan de tu existencia: "Salgo en una novela, ¡jopéeee!" Tiene que ser fuerte, ¿no?
Me quedo con la curiosidad de leer en castellano ciertas partes de B-NY-B, por saber si resultan tan ñoñas como algunos criticaban y por saber también cómo ha resuelto la traductora los pasajes en los que Eneko Barrutia confecciona su diccionario y salta con sus entrevistados de una lengua a otra. Me gustaría saber cómo transvasa a otra lengua la reflexón sobre la propia lengua, un ejercicio de traducción muy muy bonito que para mí lo quisiera.
Ese interés por guardar las palabras (lo comparto: por eso mi Vocabulario Caduco) es parte de un afán más general por conservar el recuerdo de lo que desaparece. Porque, con el modo de vida de los pescadores, se va su habla, sus palabras, sus expresiones. Con las generaciones se van sus dichos, sus significantes y a veces también sus significados y esto sirve para el lenguaje oral y para el lenguaje corporal, porque tambien desaparecen los gestos, los ademanes, cierta expresividad no verbal que en ocasiones tiene que ver con lo tabú. Y eso es mucho más difícil de guardar y mucho más fácil de olvidar.
En B-NY-B sale de refilón ETA y excepcionalmente me gusta cómo sale. Digo excepcionalmente porque ETA es algo que me toca muy de cerca y me escuece mucho, así que, casi siempre que aparece en alguna novela o peli, se me llevan los demonios y acabo lanzando exabruptos y palabras feas. Supongo que lo mismo les sucederá a las colombianas y colombianos cuando leen a Vallejo, al que yo, sin embargo, adoro porque lo que cuenta me queda lejos lejísimos.
Me gusta lo que narra Uribe sobre ETA porque expresa con mesura el cansancio de una generación que puede ser la mía: la de quienes hemos vivido con ETA desde que tenemos uso de razón, si no desde que nacimos o nos concibieron. Uribe cuenta con sobriedad y eficacia el alboroto (político, social, mediático) que sigue a cada atentado y cómo después todo permanece igual y nos quedamos a la espera del siguiente sobresalto, sin esperanza de que nada cambie, sin atrevernos casi a imaginar cómo serían nuestras vidas sin ETA.
Acabo ya, pues, con un par de párrafos selectos. La traducción es mía, así que no los busquéis literalmente en la versión en español.
Vamos con ellos.
Una de las leyes de la narratividad dice que sólo hay que contar una parte de la verdad. Tiene que ser así, pues, si no, el relato no funciona.Qué razón tienes, Uribe, hijo mío. Y no sólo en literatura es siempre recomendable tijeretear, recortar, pulir, limar.
Tampoco la muerte enseña nunca sus cartas.
No sé qué demonios quiere decir, pero ¿a que suena bien?
En la foto, de Begocris's Blog, os he puesto la Alhóndiga de Bilbao, obra del arquitecto Ricardo Bastida.
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14 comentarios:
...No me habían hablado muy bien del libro, pero vista tu pasión, igual le echo un vistazo, jejeje...
...Te sigo agazapado desde hace tiempo...
...Un saludo...
Jsjajaja, siempre que prima lo local, hay un poquito de cotilleo... y curiosidad.
Pues la frase de la muerte da de sí, aunque es interpretable ¿no?
MIGUEL ÁNGEL, esto mío no es pasión. No sé muy bien lo que es (interés, ganas de hablar...), pero pasión, no. Gracias por seguirme. Nos leemos.
LAURA, sí, tiene gracia el chascarrillo. La frase claro que es interpretable; tan interpretable que no sé cómo interpretarla.
La muerte y nosotros, protagonistas cada uno en cada instante, jugamos partidas de cartas.
No se dan facilidades para ganar; la muerte no enseña sus cartas, y el azar y el destino parecen ganar casi siempre.
Más o menos, ya sabes.
Besos.
Yo entendí que la muerte se presenta sin avisar... Bastante simple me temo.
Pasión, no sé, pero ya quisiera cualquier escritor que sus novelas fueran objeto de semejante atención, disección y análisis. Admirable.
SONIA, qué bonito. La muerte es una jugadora astuta que siempre gana la partida. Más besos pa ti.
LAURA, pues sí, que no expone su estrategia. Ya sabes que las explicaciones simples suelen ser las más verdaderas.
JUKE, eres muy amable. Pero de verdad que no me ha apasionado este libro; sólo me ha dado mucho que hablar, sin más. Recuerdo que el año pasado más o menos por estas fechas Carrère sí me apasionó.
Las cosas simples son propias de mentes complejas y al revés.
Dime cómo telías y te diré quién eres.
Mucho pretexto, y poco fundamento que diría mi madre.
Se nota que no te ha gustado así que no lo leo.
Eres una de mis gurús.
Lo recuerdo. Aún estoy esperando que Anagrama publique el de Carrere...
Noemí, ¿qué libro de Carrère?
Yo he salido en un libro. La autora, una amiga, no me nombraba pero era muy claro para mi, y quizá para alguien mas, que se refería a mi. Fué una mezcla extraña de sentimientos. Me hizo gracia, ilusión. También me dejó un poco chafado porque se refería a un aspecto de mi personalidad que yo creí que no era visible para los otros.
MARCELA, tampoco puedo decir que no me haya gustado. Igual soy un poco petarda, pero no suelo clasificar los libros en sí y no, salvo excepciones. Y siempre recomiendo leer todo a todo el mundo. Así que tu gurú te ordena que te lo leas. ¡He dicho!
JUKE, dale tiempo al traductor, que, si no, ya sabes que queda un churro.
LAURA, de Carrère me ha gustado TODO lo que he leído, que es casi todo lo que ha publicado. Lo último salió en Francia en 2009 y en español dice Juke que todavía no está. Se titula "D'autres vies que la mienne" y me dejó mentecata, en el sentido etimológico de la palabra. (Tú me has provocado).
UNO, ya me imagino que tiene que ser fuerrrte y no siempre halagador. Ahora sale mi lado cotilla y telecinquero: ¿qué libro?, por dios, dime qué libro.
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