Para compensar, anochece también tarde; y despacio, así que el cielo tiene tiempo de probarse varios tonos de azules y grises hasta decidirse por el negro. Yo creo que lo hace para que la gente pueda salir de sus casas poquito a poquito, sin agobios, sin aglomeraciones, con calma, que tenemos toda la noche por delante.
Le cuesta a Cazalla animarse de noche. Al final se anima, pero qué largo se hace hasta que empiezan a florecer las terrazas en las calles. Y no digamos hasta que abren las cocinas y puede una tomarse un bocao.
Lo mismo sucede en los pueblos de los alrededores. A las ocho de la tarde-noche todavía están desiertos y los tiovivos de las ferias, parados, esperando a que lleguen las criaturas con sus moneditas.
Una alternativa tranquila y fresquita es meterse en una iglesia y estudiar las vírgenes, que es un campo que tengo poco trabajado, en comparación con el de los santos.
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8 comentarios:
Me encantaria acompañarte en ese estudio virginal, ya lo sabes...
Me pido segundo acompañante. Considera en mi curriculum que soy ex bebedor de Chinchón dulce.
Mis queridos chicos: si no fuera yo tan vaga y si estos aires sureños no me dieran más galbana todavía, tendría ya para un tratado de vírgenes sevillanas, por todo el rato que paso en iglesias, ermitas, cartujas y similares. Más que en bares y restaurantes, que ya es decir. Y hoy he visto a una señora bebiendo auténtico aguardiente de Cazalla. Con hielo. Y antes de comer.
Y yo me pregunto, ¿Nuestra Señora del Monte lleva, junto a su pecho izquierdo, un Niño Jesús levitante o es un extravagate camafeo mariano?.
Un placer, señora.
Si hay sitio, a mí me van mucho más las vírgenes que los santos, y si son en un sitio fresquito...
Besos de vuelta.
CARUANO, lleva un niño enjoyado y coronado. Lo que tiene que pesar eso.
ESCALONES, pues te advierto que los santos y las santas tienen mucha literatura detrás. Y cinematografía también.
Qué suerte entre aromas de anís, de eau de porc y del incienso de las iglesias.
Todo un canto al sentido del olfato.
Y por las mañanas, tempranito, huele a algo que, como soy de asfalto, no sé precisar: a tierra, a hierba, a árbol, no sé.
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