miércoles, 9 de septiembre de 2009

Vidas que no son la mía (1)


He traducido así, a mi bola, como de costumbre, el título de D'autres vies que la mienne, lo último que ha publicado en Francia Emmanuel Carrère, un señor que me causa tal adicción que, en cuanto acabé de ler Un roman russe, me tiré a la calle, como los perros, a por esta otra novela, y ahora ando buscando sus primeras obras, las anteriores a La classe de neige, que no he leído, por tener algo suyo nuevo que llevarme a los ojos. Y es que los escritos de este buen hombre no me resultan nunca anodinos: siempre da donde más duele.

D'autres vies es una continuación de Un roman russe. De hecho, Carrère empezó a escribir D'autres vies, la interrumpió para componer Un roman y luego la retomó. Ya dije cuando escribí sobre Un roman que para Carrère fue una terapia, al parecer exitosa. Pues bien, la terapia prosigue con D'autres vies. Las dos novelas son un consciente descenso a los infiernos, hasta tocar fondo, precisamente para librarse de sus demonios.

También aquí se ocupa Carrère de hechos reales, al igual que hizo en El adversario. Se enfrenta a verdades tozudas, subversivas, que niegan el estereotipo y la ñoñez, y lo hace sin máscaras ni identidades inventadas tras las que parapetarse, con su nombre y apellidos y sin la egolatría de, por ejemplo, Paul Auster. Tampoco se protege con ninguna forma de cinismo y eso lo hace en parte vulnerable, lo pone sobre una cuerda floja estilística que tiene mucho peligro.

Pero si Un roman era un ejercicio de narcisismo, el título de D'autres vies ya dice que, aun siendo una continuación, aquí Carrère se ha desentendido un tanto de sí mismo y ha prestado su pluma a otras personas que se han cruzado en su camino. Ha pasado de escucharse hacia adentro a escuchar a los demás y eso es lo que le ha salvado. Ha salido de su vida minúscula, que sólo giraba alrededor de su miseria, y se ha aventurado en un camino insospechado, desprovisto de todo toque escandaloso o mediático, ni siquiera morboso, aunque sí delicado. Se mete, pues, en vidas que antes depreciaba, en existencias ordinarias en pueblecillos de provincias sin gracia ninguna, en lo que los franceses llaman "la vida Alcampo", en urbanizaciones de la periferia, con centro comercial y barbacoas.

Y eso lo hace con una sobriedad estilística que admiro, porque con pocos pero eficaces recursos te transporta durante trescientas páginas, para abandonarme luego tocada y sonada, a pesar de haber tratado algo banal. Por eso es más grande el mérito del libro, porque con tal materia es más difícil llegar a ser lo que en inglés llaman un page turner, un libro que cuesta dejar, que se te pega a las manos.

Vivo en la insatisfacción, en la tensión perpetua, persigo sueños de gloria y destrozo mis relaciones porque supongo que un día, en el futuro, encontraré otra mejor. Así se define Carrère al comienzo de D'autres vies y repite en sus páginas la obsesión por tener alguien con quien envejecer. Le aterra la idea der ser un anciano solitario, de morir solo, y envidia en las parejas esos años calmos de la avanzada madurez. Así que, resuelto a acabar con la alimaña que le devora el alma, se pone a escribir de lo que más teme en el mundo: la muerte de su mujer y su hija. Pero como, por suerte, ni su mujer ni su hija han muerto, escribe sobre la muerte de otra mujer y de otra hija, casualmente llamadas las dos Juliette. La niña tenía cuatro años y murió en Sri Lanka, en el tsunami de 2004; la mujer tenía treinta y pocos y era su cuñada.

Tengo mucho que escribir sobre la novela y por eso voy a dedicarle alguna que otra entrada más, para hablar de otras cosas que trata: catástrofe, enfermedad y muerte; y amistad y justicia.

Emmanuel Carrère: D'autres vies que la mienne
P.O.L éditeur, 2009


Otras entraditas mías sobre Carrère: Impostura (I), Impostura(II), Impostura (V), Un niño infeliz, Una novela rusa.


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9 comentarios:

kweilan dijo...

Una reseña interesante...me apunto este autor y espero las próximas entradas. Un abrazo!!!

HLO dijo...

He leído algo de Carrere; tenía un libro ¡y no sé dónde lo tengo!
¿Será el mismo autor?

Möbius el Crononauta dijo...

Aparte de Tia, lo único que relaciono con Carrere es a John LeCarré. Ya ves

El jukebox dijo...

Veo que es usted una mujer de palabra y ha cumplido lo que dijo que escribir sobre este libro a la vuelta de vacaciones. Gran post, además.
La verdad es que ya tengo ganas de que Anagrama publique la traducción.
Ya no sé que no es su caso, pero en castellano Circe publicó hace años 'Fuera de juego' y Minotauro, su biografía de Philip K. Dick 'Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos'.
Esperaré el siguiente post sobre la novela, aunque le pido que tenga cuidado con no destripar el argumento y tal.

Saludos

39escalones dijo...

Bueno, esta vez no lo dejaré pasar, a ver si me despierta a mí esa rabia perruna para hacerme con el resto de sus libros.
Abrazos.

Noemí Pastor dijo...

KWEILAN, hola. Es que tiene su morbito, ¿verdad?

HLO, busca bien, hija, y me cuentas.

MOEBOUS, comprendo que Tia supera al resto de carreres del mundo juntos.

JUKEBOX, trankil, que no hay argumento que destripar. Desde el principio sabemos qué va a narrar y pasar, lo que se dice pasar, no pasa ná.

ESCALONES, esos arrebatos animales son de lo mejor de la vida.

Anónimo dijo...

Me gustan mucho sus reseñas: son redondas y con gracia.
Acabo de robarle el quitómetro, aunque yo sólo soy un principiante que no llega a los 2 años de abstinencia, pitillo más o menos.

peke dijo...

Estupenda reseña. Veremos si localizo algo de él.

Noemí Pastor dijo...

KAPLAN, procuro ser coloquial y poco plasta. En cuanto al quitómetro, impresionan las cifras, ¿verdad?

PEKE, muy amable. Ya me contarás, si lo lees.