(...)
El bañador que llevaba puesto confería a su barriga el aspecto de una sandía metida en una bolsa para la ropa sucia.
(...)
No soy nada buena como ama de casa. No hago pasteles ni me dedico al voluntariado. No sé cómo entablar conversaciones triviales ni cómo sentarme con las piernas cruzadas.
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Harry estaba enganchado a la delincuencia del mismo modo que algunas personas son adictas a la cocaína, al alcohol, al chocolate o al amor no correspondido.
Sue Grafton:
Kinsey and me, 2013
Kinsey y yo
Traducción de Victoria Ordóñez Diví
Tusquets, 2014
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