domingo, 18 de noviembre de 2012

Van un griego, un italiano y un español y ...

... publican una novela policiaca cada uno.

El griego es, claro, Petros Márkaris, que acaba de sacar a la venta Liquidación final, la segunda entrega de la "Trilogía de la Crisis", que empezó con Con el agua al cuello.

La verdad es que, cuando salió Con el agua al cuello, no recuerdo yo que se presentara como parte de una trilogía ni de nada. Va a ser que, después del sueco ese de las chicas que apagan cerillas con corrientes de aire, ya van a tener que salir las novelas por lo menos de tres en tres.

Quién le iba a decir al bueno de Márkaris que la ruina de su país le iba a llenar los bolsillos. Y lo digo sin mala baba, pues me alegro infinito cuando me entero de que a alguien le van las cosas bien. También le han publicado un ensayo, La espada de Damocles, en el que explica el derrumbe de su país y su efecto dominó sobre Europa. Ya nos adelantó algo de esto cuando se pasó por Bilbao.

El italiano (para más señas, siciliano) es Andrea Camilleri, que también vive horas altas: hace bien poco que retiraron de las mesas de novedades La edad de la duda y ya la remplaza La danza de la gaviota.

El señor Camilleri debe de ser el octogenario más productivo del universo mundo.Tiene incluso los deberes hechos: como ya os conté ha dejado escrita una novela póstuma y en 2012 presentó en sociedad a su sucesor, Carlo Lucarelli. Conjuntamente escribieron Acqua in bocca (Por la boca muere el pez) y pusieron a trabajar juntos a sus investigadores: el comisario Salvo Montalbano y la inspectora Grazia Negro.

El español tampoco está en su peor momento. Me refiero a Lorenzo Silva y a su novela La marca del meridiano. Va a ser un placer reencontrarme con Bevilacqua y con Chamorro (sobre todo con Chamorro, que me cae fenomenal), aunque su anterior peripecia, La estrategia del agua, no acabara de convencerme.

Y ese es, amigas y amigos, el entretenimiento que me espera para las próximas semanas. Me faltan un portugués y un irlandés para acabar el chiste; chiste sin gracia, por supuesto; sin puñetera gracia. 



8 comentarios:

Anónimo dijo...

presentar así los libros no tiene desperdicio, no sé si los leeré, pero si es seguro que me dan ganas de hacerlo solo por la forma que se presentan. Unos más que otros, es cierto, ya que los títulos son sugerentes (algunos) pero leeremos la sinopsis para ver qué tal!
Felicidades al redactor de la presentación

Anónimo dijo...

Últimamente devoro tanta novela y puedo moverme tan poco que me he apalancado en una librería de segunda mano que han abierto junto a mi casa... Y encuentro cosas, no creas: incluso una de Márkaris que no conocía, "Defensa cerrada".
Tendré que encargar las que reseñas a algún alma caritativa.
Humo

peke dijo...

La del español ya la tengo, aunque todavía sin leer. Me faltan la del griego y la del italiano, que les tengo ganas, ya sabes.

peke dijo...

Por cierto, ya he leido La marca del meridiano. Nos leemos.

Noemí Pastor dijo...

Hola, a todo el mundo. Ando un poco liada y no he contestado.
Hola, PEKE. Tengo La marca del meridiano, pero todavía no he empezado. ¿Has puesto algo en tu blog? Para ir a leerte. Ya me contarás.

peke dijo...

Si, muy breve, como siempre. Para extenderse ya están los enlaces y yo no sirvo mucho para criticar.

loquemeahorro dijo...

La semana pasada oí una entrevista que le hacían a Markaris en El Ojo Crítico.

Vaya por delante que me cae muy bien, y que su primera novela (la única que me he leído hasta ahora) me gustó y pienso continuar.

Pero a lo que iba es a que su discurso (por cierto, en un inglés con acento de Atenas que se entendía perfectamente), me pareció muy básico, muy obvio.

Es decir, no podía estar más de acuerdo con él, pero me pregunté si no estaría teniendo tanto éxito porque la gente está deseando que alguien le cuente lo que ya sabe perfectamente.

Noemí Pastor dijo...

Hola, LOQUE. Estoy bastante de acuerdo contigo. Su discurso es como de Perogrullo, tan evidente que no hay manera de contradecirlo. Pero somos tan burros que a veces necesitamos que alguien nos explique lo que tenemos delante de los ojos. Y si lo dice alguien de un país que está a unas horitas de vuelo (de las novelas de Márkaris siempre me ha pasmado lo parecidas que son Grecia y España), las palabras tienen un toquecito nuevo, aunque solo sea en tono y forma.
No sé si me explico, porque no me entiendo ni yo. Besos mil.