domingo, 28 de marzo de 2010

Un extraño en mi tumba

Le tenía ganas yo a Margaret Millar, pues todo el mundo la calificaba de maestra, de virtuosa que se vio injustamente ensombrecida por su esposo, Kenneth Millar, más conocido como Ross McDonald. No debe de ser casualidad, pues, que Un extraño en mi tumba hable sobre todo de la identidad, de lo que somos y lo que no somos, lo que ven en nosotros y lo que no ven, lo que conocemos y lo que desconocemos de íntimos y extraños, lo que queremos que vean y lo que ocultamos, lo que decimos y lo que callamos bajo sonrisas tranquilas.

Todo eso que acabo de escribir tenía que haberlo puesto en femenino, porque la novela tiene un enfoque de género (negro y rosa) excepcional. La protagonista, que, no por casualidad, aquí tampoco, se llama Daisy ('margarita') dice muchas de esas cosas que se nos pasan por el alma a las chicas pero pocas veces vemos escritas; todo el libro respira atmósferas mujeriles muy reconocibles.

Daisy es una supuestamente feliz "señora de", con tiempo de sobra para aburrirse e imaginar tonterías, de manera que, cuando sueña con su propia tumba y su fecha de defunción, nadie le hace ni puñetero caso. En realidad, nadie le hace ni puñetero caso nunca: los cercanos están demasiado ocupados protegiendo su  inocencia y los extraños nunca se han molestado en intentar conversar con ella, así que nadie ha podido descubrir que es inteligente y cultivada y todos la tratan como suponen que es: un ángel dulce, simple, infantil, compasivo e histérico.

Además, hay una coprotagonista, Juanita, tan diferente a Daisy que ambas componen con sus dos caras la misma identidad. Y tienen en común que sus respectivas madres son dos de esas lobas destructivas que se empeñan en destrozarte la vida por tu bien.

Otros ingredientes de la novela son el racismo, el podrido ideal de vida americano y el fanatismo religioso, todo ello en la dorada California de los años 50, verdadero reino de la hipocresía y el disimulo.

Volveré sin duda a Millar. Volveré.

Margaret Millar
A Stranger in my Grave, 1960
Un extraño en mi tumba, RBA, 2008
Traducción de Ramón Hervás

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20 comentarios:

Dante Bertini dijo...

parece sustanciosa, gracias
Ross, su marido, me encanta

marcela dijo...

Voy a comprarla a la librería y gracias porque lo que cuentas me interesa.
Por cierto la igualdad en Consuegra un top.
Espero hacer un post artístico después de ver eso y poner Madame Curie y marido, Virginia y señor Wolf, Susan Sontang y Señora. Así hasta agotar las fundaciones que son unos sitios infames.
Besos

el jukebox dijo...

Pues sí que la novela tiene buena pinta, sí. McDonald está bien aunque lo encuentro demasiado lioso.

Saludos

Agustín Molina dijo...

¿Por qué será que los norteamericanos siempre están hablando de los años cincuenta en todos sus libros, todas sus películas?
¿Se quedaron anclados allí? ¿Les avergüenza su presente?

Mònica Pagès dijo...

Muy sugerente recomendación. Muchas gracias!

kweilan dijo...

Yo también me apunto esta autora.

Noemí Pastor dijo...

DANTE, a McDonald lo tengo muy olvidado. Debería releerlo.

MARCELA, que yo sepa hay otra novela suya traducida en el mercado. Espero tu post artístico. Puedes titularlo "y esposo".

JUKE, la novela, por lo menos, es original y diferente.

AGUSTíN, quizá fue su época de esplendor antes de que en los 60 se empezara a cuestionar casi todo. Pero sí que tienen fijación.

Noemí Pastor dijo...

MÓNICA, de nada. Para eso estamos. Para intercambiar descubrimientos.

KWEILAN, espero tus comentarios si la lees. Ahora que te estás convirtiendo al culto negro con Rankin y demás.

Manuel Márquez dijo...

Qué sugerente que suena, desde luego, compa Noe. Es una pena que, gustándome tanto como me gusta este género novelístico, apenas le dedique hueco (teniendo en cuenta que éste, visto ya globalmente, es bastante pequeño...); tendría que hacer un esfuerzo al respecto. A ver, a ver...

Un fuerte abrazo y buena semana.

Aramys dijo...

Ya hace tiempo que quiero leer a esta autora, su marido me gusta mucho. Tal y como presentas la novela tiene que estar genial, a ver si la meto en el plan infinito. Muchas gracias por la recomendación.

Julián Sick dijo...

Bonita cachorra de almibarados cardúmenes en mostaza, cuentas mucho del dentro pero poco del cómo esta señora cuenta. Anímate en tus próximas manifestaciones a desempolvar tus brillantes topacios acerca del curioso dedo del autor/a.

Mis más sinceras garrafas: Gallo Claudio.

Anónimo dijo...

Tomo nota, como otras veces. Pero para un futuro no inmediato: de momento tengo en la mesilla la segunda novela de la moza Larsson, y en eso andamos

Anónimo dijo...

El título es genial,¿verdad?
Ross McDonald al menos es apacible!!
Kuss

Anónimo dijo...

Apetecible, claro; tal como lo cuentas no podía ser menos.
Y gracias por el abrazo reparador. Reparó. :)
Peke.

Noemí Pastor dijo...

MANUEL, hijo, tantas cosas hay por el mundo que nos gustan y que se quedan sin nuestro tiempo... Lo malo es cuando tienes tiempo y pocas cosas que hacer a gusto.

ARAMYS, a mí me ha parecido que aporta un toque diferente al típico relato de intriga.

Noemí Pastor dijo...

JULIÁN, ¿que cómo cuenta? Pues como en una larga pesadilla.

KAPLAN, es que mira que Larsson tiene que llevar tiempo, con esos tochazos. ¿Y luego hay que verse las pelis?

MITA, sí, el título es bueno. !Madre mía! Confirmo que no recuerdo nada de McDonald.

Noemí Pastor dijo...

PEKE, ya te digo que hay otra novelita suya tradicoda en el mercado. A ver si la pillo.
Me alegro de que mis ciberabrazos sirvan para algo.

HLO dijo...

Me voy a la librería por ella. Tu criterio se está conviriendo en infalible, casi papal.

Noemí Pastor dijo...

HLO, ay, qué miedo, qué responsablidad. Por favor, no me hagas tanto caso, que me acojono. A ver si voy a tener que pensarme lo que escribo.

Anónimo dijo...
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