De vez en cuando vuelvo, como a libro de cabecera, a las páginas de Experiencias de un traductor, de Valentín García Yebra, (así he hecho una y hasta dos veces) y encuentro cosas publicables y de interés general.
Leed esto y decidme qué os parece:
Entre 1940 y 1975 traduje miles de páginas de varias lenguas: griego, latín, alemán, francés, inglés, italiano y portugués. Lo hice con bastante éxito, a pesar de desconocer casi por completo la teoría de la traducción, del mismo modo que el aficionado al canto, si tiene oído y buena voz, puede cantar gustosamente para sí mismo y hasta para los otros.
Esta comparación del traductor con el cantante me parece esclarecedora. Tener oído musical es percibir con nitidez la melodía. Quien no percibe la línea melódica de una canción, aunque tenga buena voz, no podrá reproducirla. La melodía de la canción es, para el traductor, el sentido del texto original. Quien no sea capaz de percibir con nitidez el sentido de un texto, no puede reproducirlo en la traducción.
Por otra parte, se puede percibir la melodía de una canción y no poder reproducirla bien por defecto de la voz. La voz del traductor es su capacidad para manejar la lengua hacia la que traduce.
La foto del señor García Yebra la he tomado del ABC.
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18 comentarios:
A mí me parece una reflexíon muy acertada.
¿Cómo es posible?.
¡Pues es cierto!
me ha encantado ese símil.
Si se tiene la técnica pero se carece de "buen oído" nunca se podrá ser un buen cantante...
Un abrazo!
Hola, chicos. La literatura (al fin y al cabo, un traductor también es escritor), la prosa, tiene mucho de ritmo. Para ver si una frase está bien escrita, es bueno repetirla en voz alta. El oído musical ayuda con esto. Siempre lo he pensado, pero el señor García Yebra lo expresa mejor que yo.
Uy, Almena, maja, que no te había visto. Pues eso, lo que dices. Has venido a completar mi pensamiento.
Es decir, aquel valor que posee una buena traducción y que (casi) siempre está ausente de cualquier doblaje en el cine, el hermano pobre de arte tan complicado.
Técnica más talento. La diferencia es que el último no puede adquirirse por mucho esfuerzo que se haga.
Qué razón tiene este ilustre señor, sirva de ejemplo una servidora, tengo un oído pésimo y canto que da miedo, entonces es lógico que cuando me pongo a traducir algo me salga como un churro. Mira, no sabía yo a qué acharlo y resulta que era cosa de oído.
Baci.
es estupenda la comparación y muy didactica, ¡creo yo!
Por fin Noemí, vengo a leerte. ¡Niña, me pierdo entre cachibaches, perolas, fogones, papeleos y burocracia! Espero que cuando todo esté haciendo "plof, plof y esté el guisado en su punto", yo pueda volver a visitaros como antes.
Besicos muchos.
BUDOKAN, encantada de tenerte otra vez por aquí. Mis mejores deseos. Un beso.
ESCALONES, si miras a la pela, hermanas pobres somos todas: no conozco a nadie que se haya hecho rico traduciendo. En cuanto a la calidad,... Mejor no empiezo a largar, que no paro.
FERNANDO, buen debate: ¿el talento se adquiere? Yo creo que, en parte, sí. Lo que es seguro es que se desaprovecha.
LUCÍA, hija, yo creo que tú misma no eres buena jueza de tus propias traducciones. Baci grandi.
CASA, amor, vete donde quieras y por el tiempo que quieras. Yo te espero aquí quietita. Besicos, nena.
Me encantó la comparación. Y en efecto hay traducciones que chirrían sin remedio, eso que yo llamo mal traductor. Muy buenas frases, sí señora.
A mí me caba de ocurrir una de esas que te deja pasmao : "La Maravillosa Vida Bereve de Oscar Wao", escrita por un dominicano residente en los USA. La original es en inglés trufado de castellano y la traducción es en castellano trufado de inglés...casi pierdo una apuesta , jamás hubiera dicho que es una traducción. (Si no la conoces te la recomiendo)
Valentín García Yebra es de Lombillo de los Barrios, un bonito pueblo del Bierzo que conozco.
Saludos Noe.
Dios no me dio oído musical (no se lo perdono) y también se le olvidó facilitarme las cosas con los idiomas :-(
Interesante símil.
Saludos
PEKE, sí, la evaluación es (en parte) cuestión de oreja.
ROBERTO, tomo nota. Se dice que una buena traducción es la que no parece una traducción.
ALMANAQUE, en marzo voy para allá. Hablamos.
LULA, ¿va a ser que don Valentín tiene razón y que ambas cosas van a la par?
MOEBIUS, claro, por eso lo he puesto.
Besos, gente.
Muy de acuerdo, para que una traducción de un idioma a otro no sea literal, recuerdo que escuché alguna vez decir que el traductor "debe pensar" en tal idioma, en el campo literario además "debe sentir" las palabras para que no pierdan su riqueza.
Y debe hacer también que suenen naturales y fluidas, como si se hubieran creado en el idioma final. Hay gente muy buena traduciendo que mejora los originales. Te lo juro.
Un beso, Susana.
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