El primer trocito está aquí.
¿Tiene buen karma?, preguntó Robert por teléfono. Eran las diez de la mañana en Los Ángeles. Una doncella con uniforme rosa le había acercado el teléfono a la piscina.
¿Sabes dónde queda Zschopau?, le preguntó Charlotte.¿Tiene buen karma?, preguntó Robert por teléfono. Eran las diez de la mañana en Los Ángeles. Una doncella con uniforme rosa le había acercado el teléfono a la piscina.
Suena a zona militarizada con mucha contaminación, dijo Robert.
Eres terrible, contestó Charlotte.Deja que Lena decida a quién debes contratar.
A la polaca la arrastró hasta el baño y le hizo creer que ya hacía pis sola.Pues si eso no es una señal..., dijo Robert riendo.
Dorota me miraba como si pensara "¡Ricachona de mierda!".¿Quién es Dorota?
La polaca. No me atiendes. ¿Estás solo?
Estoy en la piscina. Desde aquí se ve el hombre de Marlboro. Ahora pasa la policía. ¿Oyes la sirena?
Charlotte oyó a lo lejos el ulular de un coche patrulla, como en un telefilm. Cogió un juguetito de Lena y se lo acercó a la mejilla. Los dos guardaron silencio. La línea emitió un leve sonido.
Quisiera una niñera que me respetara, que no diera problemas y que estuviera siempre disponible, dijo.
Entonces coge a la esclava, a esa Eugenia, propuso Robert.
Me pondría de los nervios.
Es italiana, le encantan los niños.
No te lo tomas en serio, dijo Charlotte. ¿Cuándo vuelves?
No añoraba a su marido. Por el contrario, la vida se le hacía más ligera, menos grave, sin él.
Te echo de menos, dijo ella.
¿Cuál es la más barata?, preguntó él.
Anita, dijo Charlotte. No se entera de nada.
Pues coge a Anita.
Eres un capitalista asqueroso.
Yo también te echo de menos, dijo él.
Charlotte llevó a Lena la cama.
Mi pobre hijita, murmuró, tu madre es una egoísta y quiere trabajar otra vez.
En la cocina se sirvió un vaso de vino, se sentó a la mesa, se quitó el anillo de matrimonio, le ató un hilo, lo sujetó como un péndulo sobre la mesa y lo hizo oscilar entre las candidatas a niñera: entre Eugenia y Dorota ganó Dorota. Anita venció a Eugenia y Dorota a Anita. El péndulo se decidió, pues, por Dorota.
No, pensó sin embargo Charlotte, elijo a Anita de Zschopau, antigua RDA, Alemania del Este. Anita la de los zapatos de plástico. Necesita ayuda. No tiene nada. Salió de la gris y siniestra Zschopau (¿todas las ciudades del Este son así?) hacia la destelleante Múnich y ahora de mí depende que pueda concebir esperanzas o se le frustren y tenga que regresar a su vida anterior.
Charlotte se puso contenta. Se sentía importante. Puso un disco y se fumó medio cigarrillo de marihuana.
Karma, dijo para sí en voz alta, buen karma desde Zschopau.
Y se rió.
Anita llegó el primer día con media hora de retraso. Charlotte estaba fuera de sí, pero se esforzó por que Lena no lo notara. Lena le pidió que dibujara un cerdo. Tenía que haber contratado a Eugenia, pensó Charlotte enfadada y dibujó un cerdo. Malditos vagos socialistas. Por centésima vez miró por la ventana y por fin vio a Anita, corriendo por la calle, con los cabellos al viento, hacia su casa. Aunque era un gélido día de invierno, sólo vestía un delgado jersey de punto, de color verde espinaca. ¡Qué color más típico!, pensó Charlotte.
Anita subió las escaleras con el rostro congestionado por la carrera, no conseguía encontrar la estación de metro, dijo jadeando, y había venido corriendo desde la calle Brienner.
¿Desde tan lejos?, preguntó Charlotte incrédula.
¿Está enfadada?, susurró Anita.
No me trates de usted, contestó Charlotte.
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6 comentarios:
Es...Femenino, en el mejor de los sentidos.
En cuanto a la traducción, hay un "por que" así, separado, que me ha llegado al alma, porque casi nadie sabe cómo y cuándo utilizarlo; pero tú sí.
Un beso
Pues no sé si ha hecho bien en contratar a Anita… no lo tengo muy claro.
Por cierto me han regalado “El asombroso viaje de Pomponio Flato” de Eduardo Mendoza (un autor que desde los tiempos del instituto no he vuelto a leer) La historia por un lado me parece curiosa por otro un poco cursi… Conoces la obra? Tu que opinas debo leerlo o pasar a otra cosa?
Veremos que le depara Anita. No parece muy espabilada.
Observo que tienes un karma, estupendo, de una belleza y crueldad graciosísimas.. pensando que eres Charlotte y yo Robert.
¿Cómo sigue?
Imagino una mano mágica en todo esto y me conforta. Pero no me hagas mucho caso.
Ego te absolvo, pekadora:)
Queremos +)
A ver como continua esta peque y compañía.
Besicos
Benjui, sí, todo el libro está lleno de auténticos universos femeninos nada rosas. Y, por favor, si me ves alguna metedura de pata ortográfica, me lo dices. Me importan esas cosas.
Calamarin, a ese tipo de preguntas siempre te voy a contestar que lo leas y que luego me cuentes. Haz lo que decía García Márquez: lee hasta la página 50 y entonces decide.
Peke, Anita depara sorpresas.
Toni, sí, es un universo cruel y atractivo al mismo tiempo. Muy amable.
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