No sabía qué hacer para volver a escribir de mis queridas Grafton y Millhone y la excusa me la ha dado E de evidencia, la última entrega del Alfabeto del Crimen que ha salido en bolsillo, como siempre en Tusquets, colección Fábula, con la acostumbrada e inmejorable traducción de Antonio Prometeo Moya.
E de evidencia es uno de los mejores títulos de la serie porque reúne todos los ingredientes que la hacen tan atractiva: un caso que desde la primera página toca directamente a la detective Kinsey Millhone, una familia de millonarios con secretos que guardar y unas Navidades calurosas en las que Kinsey no puede evitar sentirse solita y desdichada (¿tú también, Kinsey, hija mía?). Por si fuera poco, reaparece Daniel, su guapísimo segundo ex marido, y arma una buena.
Como ya he comentado en otras ocasiones, Kinsey vive en una burbuja temporal que la mantiene encerrada en los primeros años de los 80, todavía escribe con una Smith-Corona, lleva monedas en el bolso para telefonear en las cabinas callejeras y usa carretes de fotos. En esta entrega tiene treinta y dos años, lee a Len Deighton y su cumbre culinaria son los bocadillos de pan integral con queso de pimiento y aceitunas y los pastelitos fritos rellenos de pegamento caliente que queman la maldita boca. Una delicia.
Millhone es sagaz y aguda, lo comprende todo con una ojeada, capta la esencia de la gente con sólo intercambiar unas palabritas, no olvida de dónde viene y no se deja encandilar por el relumbrón de los dólares californianos. No digo más; dejo que hable ella, con esta estupenda definición de sí misma:
Mi problema radica en que carezco de clase. Me crié en una planta baja de dos dormitorios, en una vivienda que tenía en total 80 metros cuadrados, contando la galería cerrada, que servía de cuarto trastero. El jardín era un felpudo de hierbajos secos, rodeado por esas vallas de listones que se compran por metros (...). El concepto que tenía mi tía de lo exquisito se materializó en un flamenco de plástico rosa, apoyado en una sola pata, que consideré digno de una princesa hasta que cumplí los doce años.E de evidencia es uno de los mejores títulos de la serie porque reúne todos los ingredientes que la hacen tan atractiva: un caso que desde la primera página toca directamente a la detective Kinsey Millhone, una familia de millonarios con secretos que guardar y unas Navidades calurosas en las que Kinsey no puede evitar sentirse solita y desdichada (¿tú también, Kinsey, hija mía?). Por si fuera poco, reaparece Daniel, su guapísimo segundo ex marido, y arma una buena.
Como ya he comentado en otras ocasiones, Kinsey vive en una burbuja temporal que la mantiene encerrada en los primeros años de los 80, todavía escribe con una Smith-Corona, lleva monedas en el bolso para telefonear en las cabinas callejeras y usa carretes de fotos. En esta entrega tiene treinta y dos años, lee a Len Deighton y su cumbre culinaria son los bocadillos de pan integral con queso de pimiento y aceitunas y los pastelitos fritos rellenos de pegamento caliente que queman la maldita boca. Una delicia.
Millhone es sagaz y aguda, lo comprende todo con una ojeada, capta la esencia de la gente con sólo intercambiar unas palabritas, no olvida de dónde viene y no se deja encandilar por el relumbrón de los dólares californianos. No digo más; dejo que hable ella, con esta estupenda definición de sí misma:
¿No es un encanto?
Tengo otra pregunta: ¿cómo es que no hay película ni serie de televisión sobre El Alfabeto del Crimen, siendo un producto tan apropiado? ¿O sí hay y yo no me he enterado? ¿Tendrá algo que ver que Sue Grafton, antes de escribir novelas, trabajara para la industria audiovisual?
19 comentarios:
Efectivamente, es un hecho curioso que no se haya adaptado al cine alguna de las novelas (o varias) o se haya filmado una serie de televisión (vehículo más apropiado, quizá; pero ruédenla en formato cine, por favor).
Estoy seguro de que ha habido intentos pero el hecho de que no exista aún una adaptación creo que no puede deberse a otra cosa que la propia oposición de la autora. Cualquier otro podría ceder ante el dólar, la autora tiene muchas otras consideraciones que hacerse.
Confieso que no he leído nada de ella, pero prometo aplicarme porque es el tipo de historias que me atrae más.
Abrazos.
Puede que yo no tenga ni idea de entretenimiento, a pesar de haberme pasado la vida viendo la tele, pero me parece que estas novelas tienen muchos ingredientes peliculeros: intriga detectivesca y acción, una protagonista resuelta y simpaticona, secundarios graciosos, escenarios en la California costera ideal de la muerte...
En efecto, es curioso que no haya serie. Hace tanto tiempo que leí esa novela que ya ni me acuerdo de qué va y con las novedades que hay me da pereza releerla.
Bicos.
Yo también me sumo al hecho que me llama realmente la atención sobre que no se haya explotado este genial libro en otros formatos porque creo que podría hacerse y sería un acierto. Saludos!
primera visita. de gustos vulgares nada, aunque no estoy de acuerdo en tu amor por "la vida de los otros", execrable film. El bruce me hizo pasar un momento divertido con su jungla última, pero prefiero a bourne de lejos.
por la web se dice que soy un experto en puig. no es cierto, pero fuimos amigos en baires y te agradezco la página con informaciones que ni yo tenía.
llegas dos días después de una revisión de boquitas pintadas, la peli. casualidad?
te linkearé, si no te molesta.
No te imaginas cuantas veces he pensado en releer a Grafton, pero casi no tengo tiempo para leer los libros nuevos que tengo por aquí apilados. Te parecerá una barbaridad pero todavía no he leído "S de Silencio" y no es por que no le tenga ganas...
Besos.
Y yo me pregunto: ¿nunca ningún traductor del inglés va a traducir correctamente evidence como prueba?
Un hablar por no callar.
TEngo que confesar Noe, que un poco más y me pongo a leer novela negra; si esa lecyura produce un humor tal: pues en futuras ocasiones la pondré en mi mesita de noche.
abrazos!
Peke, ¿y yo que cada vez disfruto más releyendo? Señal de peligro: voy perdiendo la curiosidad.
Budokan, va a ser que se niega Grafton. Si no, no se entiende.
Cacho de pan, lo de los gustos vulgares es rigurosamente cierto. ¡Si yo te contara...! Puedes despotricar todo lo que quieras contra "La vida de los otros" y seguro que en algunas cosas te doy la razón. Yo también prefiero a Bourne, ni dudarlo. ¿Tienes escrito algo sobre el señor Puig? Lo pregunto para añadirlo a mi recopilación. La peli no la he visto. Debería darme vergüenza. Linquéeme usted; yo haré lo mismo.
Lucía, me parece una barbaridad que haya hambre en el mundo, pero que no hayas leído "S de silencio" me parece estupendo, porque seguro que has leído otras cosas igual de bonitas y de buenas.
Hijo, Fer, "E de Prueba" queda como mal, ¿no?. Con lo tiquismiquis que soy yo con las traducciones y no había caído en eso. Lázaro Carreter lo llamaba traducir "mocosuena".
Malvisto, queda usted fulminantemente despedido de este excelso blog si no lee ipso facto una novelita de tiros del quiosco. Vale una del far west.
No sé si te he dado las gracias por descubrirme a Sue Grafton. En casa, vamos por la H, y nos está costando encontrar los siguientes. La E me gustó especialmente. La que menos me ha gustado hasta ahora ha sido la G.
En cuanto a la adaptación televisiva o cinematográfica, creo que es una suerte que no la hayan adaptado. Este tipo de series de novelas que se construyen en torno a un personaje suelen dar lugar a series televisivas frustrantes.
Por ejemplo, de las adaptaciones de Carvalho, todas son horribles, excepto "Tatuaje" de Bigas Luna. Marlowe ha tenido mejor suerte, pero es que se han ocupado de él algunos grandes directores.
No me imagino a una actriz que pueda ponerse en la piel de Kinsey. ¿O me equivoco?
Sí, esta E tiene un poco de todo, aunque yo echo de menos al casero, a Rosie la del restaurante, al noviete Jonah. De la G sólo recuerdo que aparece el gran Robert Dietz como nuevo novio y guardaespaldas. Y seguro que, si algún día hacen una serie o una peli, nos defraudan. ¡No me recuerdes a Valeria Marini haciendo de Charo en la serie de Carvalho! Aunque mira lo que pasó, contra todo pronóstico, con "L.A. Confidential", que quedó una peli bien digna. Yo como Kinsey veo a Cameron Díaz teñida de morena.
colgaré un post sobre mi presentación en casa américa de barcelona de la entrevista a puig en TVE...veré que más tengo por ahí...también había escrito una nota sobre él en la revista Lateral.
es de brujería haberte encontrado un día después de volver a ver la peli (no es muy buena, pero hay que verla)
La vida tiene estas raras casualidades. Gracias por el material. Permaneceré atenta y procuraré ver la peli.
Sue Grafton se ha negado a vender los derechos, Noemí, después de su mala experiencia como guionista, según ha declarado. Supongo que ver a Warshawski, la gran detective de Sara Paretsky, convertida en el espantajo total de la única adaptación al cine le confirmó que su idea era acertadísima. Me gusta mucho tu entrada. Me dan ganas de ir a por uno de de los que me quedan por leer de la serie y zambullirme. Gracias, gracias de corazón.
¿¿¿A Cameron Díaz??? No creo que Kinsey sea la típica tía buena con un punto ingenuo. ¿No se te ocurre alguna otra actriz más inquietante? Confieso que yo estoy en blanco.
Alorza, hijo, yo siempre había visto a Sigourney Weaver, pero ya estamos las dos mayores. Cameron Díaz no me parece tan tía buena. Más bien atlética, como Kinsey. Convenientemente teñida y despeinada, podría encajar. Además, tiene un punto ganso que le va bien al personaje.
Francisco, tengo leído por ahí que Carlos Ruiz Zafón tampoco quiere vender los derechos de su novela famosa. Igual que Grafton, trabajó (o sigue trabajando, no sé) de guionista en Hollywood. La peli de Warshawsky no la he visto, pero todo el mundo la pone fatal.
Besos.
Interesante, interesante. Con la lista pendiente de libros no sé si me dará para uno más, pero, como decía Mike Hammer, "tomaré nota".
Por otro lado, esto me hace pensar lo difícil que se debe haber puesto escribir o rodar una historia de suspense en la era de los móviles.
Hola, Moebius. Yo también pensaba que los móviles influirían en unos relatos donde tienen tanta importancia las coordenadas espacio-tiempo y la transmisión de la información, pero ya hay por ahí varias investigadoras e investigadores con móvil y no tiene tanta transcendencia narrativa: siempre se puede caer, romper, perder la cobertura, la batería... Además, en esto saca ventaja la televisión: mira en CSI qué cacharrerío tienen y cómo no se resiente el guión.
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