sábado, 22 de agosto de 2009
Crónica florentina
Florentina de la isla de Flores, Azores, pues florentinas y florentinos se llaman sus habitantes y no florenses, como yo pensaba, ignorante de mí.
Tras un intento fallido en el siglo XV, esta isla de Flores se pobló definitivamente a principios del XVI, pero si no fuera por los iglesiones barrocos, yo diría que los europeos llegaron aquí ayer por la tarde, pues la isla tiene ese aire asalvajado y agreste de lugares como Alaska o la Patagonia, en los que la naturaleza se impone y está todavía por domar, por civilizar, por humanizar.
Esta isla es el territorio europeo más occidental. Sus habitantes presumen de ello, de occidentalidad, de manera que aquí casi todo se llama ocidental: hay un Hotel Ocidental, un Bar Ocidental, un Restaurante Ocidental y, cuando entras por carretera al municipio de Lajes, un cartel te da la bienvenida al concelho mais ocidental de Europa. Atención, pregunta de Trivial: ¿cuál es el pedazo de suelo europeo más occidental? Respuesta: el islote Monchique, que está aquí al lado.
Yo me alojo en la parte orientalde la isla, en la capital (es un decir), Santa Cruz, en una hospedaria que no da desayunos (¡oooohhh!), así que me tengo que cruzar la ciudad entera (unos trescientos metros) para tomarme unas torradas en el bar de Lucino. Como las torradas también hay que bajarlas, luego toca salir a correr y he aquí el problema, pues esta isla es bastante más accidentada y el paseo marítimo se me queda corto, me canso de trotar patrás y palante todo el rato por el mismo sitio y tengo que dar vueltas a lugares desacostumbrados como el campo de fútbol o la pista de aterrizaje del aeropuerto. Menos mal que estaré pocos días, porque lo siguiente sería retirar a empujones las vacas de las cañadas.
Antes de despedirme, que no se me olvide deciros que, en cuanto a paisajes y encantos naturales, esta isla es el maldito paraíso: tiene playas desiertas escondidas, montones de cascadas que caen peñas abajo, cráteres inundados y convertidos en lagunas, islotes de formas extravagantes, cuevas marinas y flores por todos los lados; de ahí su nombre.
Para que os hagáis una idea, os he puesto en las fotos un cráter con la sempiterna vaca y las cascadas que caen a Fajazinha. Hasta la próxima. Agur.
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13 comentarios:
Los paisajes, preciosos. Un abrazo!!!
¡ENVIDIA DAS!
Ya se ve, un buen sitio de occio, y pasarlo bien sintiéndose muy al oeste
Saludos
para perderse en esos verdes, como los de mi querida asturias
En fin, que estás en el auténtico occidente. Las fotos, preciosas..
no podrían llamarse florencios o floristeos? digo, para hacerlo más simple y no dar pié a equivocaciones...
Se ve precioso, aunque no sé cómo lo tomaría mi vértigo hitchconiano.
Deja la torrada quieta, mujer, a ver si vas a hacer daño a alguien.
Qué bien lo cuentas. ¿Cómo quieres que o vayamos?
Y sin embargo los chocolates tragan la jauría de la desidia en pos de templar los ejes de la fácil masacre mediática que construye la subjetividad lasciva del ocaso largo y profundo de tus besos. Aquellos tornasolados y perversos, suaves como la mesa del pasto y el sombrero de mimbre. Tocame el timbre!
¡Cómo vives!
pero qué lujazo de vacaciones, prima. Lo único que no veo claro es el tema del desayuno, pero bueno, si solo tienes que dar un paseito para localizar las viandas, casi mejor; así abres el apetito.
El lugar parece mágico y suena la mar de bien. En fin, a disfrutar que lo bueno se acaba pronto.
besos
¡Espectacular!
Me has recordado a Kinsey y sus carreras matutinas (¿tú no madrugarás tanto, no?)
Un abrazo.
Bienvenida, envidiada Noe (aunque tampoco tengo de qué quejarme, cierto
¿Has preguntado por el precio de los pisos? O de los alquileres, por lo menos.
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