lunes, 8 de septiembre de 2008

Medio mundo odia al otro medio. Y viceversa.


Eso viene a decir el título (Ils sont votre épouvante et vous êtes leur crainte) de esta novela de Thierry Jonquet, de la que ya os ofrecí un aperitivo hace un tiempito. Son unos versos de Victor Hugo que exponen, en esencia, el mal, la corriente de fondo que emergió de repente en los alrededores de París en noviembre de 2005.

Da igual por dónde empecemos a recorrer el círculo del odio. Los subsaharianos animistas no se llevan bien con los magrebíes musulmanes, que apoyan a los palestinos y a sus correligionarios ex yugoslavos, que odian a los serbios y a los judíos, que odian a los neonazis, que odian a todos los que no son como ellos y ya hemos vuelto a empezar.

E intentando meter mano en esto andan los funcionarios, habituales de las novelas de Jonquet. Permanecen atrincherados cada uno en su parcelita de poder y marcan bien los límites de los demás, de manera que nadie alargue el brazo más allá de su negociado y se ponga a arreglar el mundo. Nadie es culpable de nada y, cuando viene la tragedia, se reconfortan unos a otros repitiendo frases gastadas que algunos llegan a creer. Además, por encima de todos ellos, una mano recorta presupuestos en sanidad y educación y otra (quizás la misma) acogota los salarios y amplía las jornadas laborales.

La realidad es tan apabullante que parece ahogar a la ficción en esta novela, pero, en verdad, es la ficción la que nos cautiva y nos conduce por los escenarios de los hechos, por donde ardieron escuelas, ahumaron mezquitas y arrestaron a centenares de muchachos:
Ni una chica, absolutamente ninguna, entre todos los detenidos; era sorprendente; nada más que machitos, chicos apenas adolescentes en muchos casos, que se creían con derecho a deshacerse de sus frustraciones atacando a su vecino de escalera.
Algunos hilos argumentales quedan sueltos, sin nudo que los remate; algo está todavía, pues, sin resolver, como una herida abierta, algo por debajo, muy por debajo, algo que creemos que se puede aplastar, pero vive, brota y se alimenta precisamente de nuestros pisotones.

PS. Por si alguien puede acercarse y saludarle de mi parte, sabed que Jonquet estará el 15 y el 16 de noviembre en el festival Sangre de tinta, de Vienne.


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23 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Hay versión en castellano? Suena bien, la verdad.

Noemí Pastor dijo...

De momento, no. A no ser que me financies un año sabático para traducirla, claro.

Santy Trombone dijo...

Sin duda este 2008 a nivel lectura, para mi ha sido de Thierry Jonquet... y gracias a él nos hemos conocido. Esperaremos su traducción. Si pudiera te pagaba ese año sabático para que la tradujeras, y unos pinchazos en la cara para mi, que no me vendrían nada mal... pero mi economía sigue tan sumergida como el Titanic (cada vez llevo peor lo de ser pobre y mayor)... menos mal que el culo todavía lo tengo durito...

LA CASA ENCENDIDA dijo...

El problema que siempre sigue y seguirá. Hoy mismo lo podemos obsevar en los noticiarios sin ir nada lejos, aquí al laiato.

Vuelve al sur cuando quieras...
Besicos

Anónimo dijo...

Tiene buena pinta.. a ver si la traducen, y puedo leerla.. pq lo de pagarte el año sabático ese.. va a ser q no! un beso.

nineuk dijo...

Parece interesante pero, por lo que dices, a la hora de buscar razones te deja en manos de cierta desolación ¿no?.

Möbius el Crononauta dijo...

Ojalá fuera rico y pudiera financiar años sabáticos...

Antonio dijo...

Post eso.

Anónimo dijo...

Los que temen y los que dan miedo, más o menos. Ambas actitudes son caldo de violencia.
Estaré atento a este libro, no lo conocía.

Fernando García Pañeda dijo...

Muy negro todo. Podíamos hacer como pidió Lola Flores: un durito cada blogger para financiarte el añito sabático. Para entonces igual ya hay traducción y te lo gastas todo en El Hierro, por ejemplo.
¿Qué? Cosas peores se leen en estas novelas, ¿no?

Luq+uVe: dijo...

Pues si bamos a esperar a que lo traduscan, lla que solo dominamos el idioma de Serbantes y con siertas limitasiones.
No hodiarnos por eso.

Saluditón forte 500 mg.

Noemí Pastor dijo...

Calamarin, ser pobre es elegante. Me lo acabo de inventar como eslogan y pienso creer en ello firmemente.
Casa, es lamentable que importemos lo chungo de otros sitios. Pero yo no soy pesimista: se puede hacer algo.
Helua, si no te quisiera tanto, te llamaría roñica. Mira que no querer subvencionarme un añito. Ya te vale.
Roberto, eso sí, no acudas a Jonquet en busca de optimismo. El panorama que pinta de los suburbios de París es pa echarse a llorar o salir corriendo.
Moebius, a mí también me gustaría financiarte unos cuantos años para que te doctoraras, por ejemplo, en cine religioso.
Antonio, pos vale, pos te mando un beso.
Kaos, es como tú dices, pero los papeles se alternan e intercambian. Saludos.
Fer, así y todo merecería la pena: en El Hierro me dedicaría a la poesía bucólica, que dicen que vuelve para arrasar.
Luq+uve, aquí no odiamos a nadie; nos conformamos con detestar y aborrecer. Beso.

Dante Bertini dijo...

hoy mismo se quejaban de las bajas notas de la educación española a nivel europeo...pero siguen llenando la televisión de mierda y las cabezas de mentiras.

Astutos. Mientras nos odiemos con el vecino no los mandaremos a ellos a plantar arroz.

Pablo Ballesteros dijo...

quizas sea unos de los valores de nuestra civilización
¿no crees?
aunque mas que valor diria error

Petrusdom dijo...

No lo conocía, a lo mejor me atreva a leerlo con mi VOX al lado.
Saludos cordiales.

39escalones dijo...

Joé, imposible reducir la lista de pendientes. Al menos tengo tiempo hasta que lo traduzcan.
Besos

Sr Q dijo...

No conozco a este autor pero por vuestros comentarios parece que merece la pena. Voy a ver si me pillo algú libro suyo.

Un saludo ;)

Sal Duluoz dijo...

Después de oír hablar de Jonquet a Calamarín y a ti creo que va a ser el próximo de la lista de la compra.

Un saludo

Noemí Pastor dijo...

Es verdad, Cacho, divide y vencerás.
Lo mismo digo, Pablo. ¿Alquien se frota las manos viéndonos a los pringaos machacarnos unos a otros?
Petrus, se lee sin Vox. Prueba y me cuentas.
Escalones, no tanto tiempo, porque vais a poner todos un leuro y lo voy a traducir yo ¡ya!
Quinquillero y Sal, acabaremos formando una secta. ¡Cómo mola!

Eleuterio Gálvez, el cónsul temerario dijo...

Hola Noemí. Déjame decirte que por la forma en que reseñas el libro, y aunque en mi cánida vida había oído de este autor, me obligo a leerlo. Si no lo traducen antes, quedo a la espera de tu año sabático y financiado.;
Mi concepto de elegancia sigue los cánones de Calamarín, de modo que mi año sabático dura sólo doce horas y curiosamente cae no en sábado sino en domingo; pero aun así encontraré tiempo para leer.

Víctor Marín dijo...

Me apunto el autor y título a mi lista de lecturas pendientes.

Respecto al tema del odio,... malo. Creo que se ha llegado a un panorama, a un estado de relaciones que... buf! La madeja está tan emarañada que no se sabe dónde 'caraio' están los cabos, ni cuántos son... Y por mucho tirar siempre te encuentras nudos y sobrenudos que te llevan por decenas de caminos a la vez...

Todos los colectivos, culturas, sociedades,... que odian tienen razones históricas con base religiosa, cultural, económica, territorial... y nada quiere volver sobre sus pasos por lo mucho que lucharon anteriormente y dieron la vida por la causa...

Si me tengo que poner de parte de algunos de los bandos, elijo el débil. El grande siempre abusa de su poder.

Lo verdadermente triste es que la mayoría que odia se justifica, cegándose, impidiendo ver que el otro también está cargado de razones y que lo conveniente es llegar a un acuerdo pacífico.

Saludos.

Noemí Pastor dijo...

Eleuterio, puedes empezar con los tres de Jonquet que están traducidos: "Tarántula", "Ad vitam aeternam" y "La bestia y la bella". Si picas, me cuentas. Los domingos son maravillosos. Yo también soy dominguera.
Uve, coincido básicamente contigo en tu reflexión. Y me pregunto: ¿en algún lugar o ciudad del mundo conviven culturas y religiones diferentes sin más conflictos que los tolerables? Espero que sí, aunque ahora no se me ocurre ninguno. Habría que buscar esos ejemplos y copiarlos.
Besos.

Anónimo dijo...

Em, te prometo que si pudiera te financiaba ;-)