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La verdad es que, cuando salió Con el agua al cuello, no recuerdo yo que se presentara como parte de una trilogía ni de nada. Va a ser que, después del sueco ese de las chicas que apagan cerillas con corrientes de aire, ya van a tener que salir las novelas por lo menos de tres en tres.
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El señor Camilleri debe de ser el octogenario más productivo del universo mundo.Tiene incluso los deberes hechos: como ya os conté ha dejado escrita una novela póstuma y en 2012 presentó en sociedad a su sucesor, Carlo Lucarelli. Conjuntamente escribieron Acqua in bocca (Por la boca muere el pez) y pusieron a trabajar juntos a sus investigadores: el comisario Salvo Montalbano y la inspectora Grazia Negro.
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El español tampoco está en su peor momento. Me refiero a Lorenzo Silva y a su novela La marca del meridiano. Va a ser un placer reencontrarme con Bevilacqua y con Chamorro (sobre todo con Chamorro, que me cae fenomenal), aunque su anterior peripecia, La estrategia del agua, no acabara de convencerme.
Y ese es, amigas y amigos, el entretenimiento que me espera para las próximas semanas. Me faltan un portugués y un irlandés para acabar el chiste; chiste sin gracia, por supuesto; sin puñetera gracia.