Una vez de vuelta, en casa, busqué la novela y me la he leído otra vez para fijarme en los escenarios y llegar a la conclusión de que Silva no sigue a pies juntillas la tradición de la exactitud geográfica negrocriminal.
Para empezar, apenas nombra los lugares, no usa los topónimos. Sólo se refiere en una ocasión a la capital de la isla, la Villa, como dicen allí, con su bonito nombre de San Sebastián de La Gomera. Habla de sus tres únicas calles principales, de su torre del siglo XVI rodeada de un parque (para él, "desangelado", para mí bien cuidado y agradable), de su plaza repleta de cafés y zumerías y del Parador, probablemente el más bonito de España; os lo aseguro yo, que he entrado a fisgar en todos. Y todo eso existe.
Se inventa Silva, sin embargo, una terraza en el puerto, que no la hay (a no ser que se refiera a una especie de balcón que tiene el único bar de allí) y un cuartel de la Guardia Civil de reciente construcción junto a la carretera, que es solo fruto de su imaginación, pues el cuartel de San Sebastián (hay al menos otros dos, que yo sepa, en la isla) no está junto a la carretera, sino en un altito, y no es nuevo, sino un edificio histórico con unas vistas que lo flipas.
Silva cita también, por supuesto, el Parque Nacional de Garajonay, maravilla turística de la isla y plasmación perfecta de los bosques encantados que imaginábamos cuando leíamos cuentos de hadas en la infancia. Os he puesto una foto del parque con niebla, para que haga juego con el título de la novela y porque todo el mundo sabe que la niebla encanta más los bosques. Y os juro que no es un efecto fotográfico: el parque es así de verdad.
Como digo, Silva no nombra ningún sitio más: sólo habla de "un pueblecito" (¿Hermigua?), "una localidad turística del sur" (Valle Gran Rey, seguro) o "una playa nudista" (la Playa del Inglés, sin duda), sin precisar. Lo mismo hace con bares y restaurantes, a excepción, como digo, del Parador. Creo que se inventa, eso sí, un burdel descarado junto a una carretera. Juraría que no existe, pero servidora en burdeles no está nada puesta.
Me salgo de La Gomera y me voy a La Palma para hablar de la excusioncita que hacen Bevilacqua y Chamorro al Roque de los Muchachos, donde está el famoso observatorio astrofísico de la foto, de noche, a ver las estrellas, porque Chamorro es aficionada. Esta excusrsión misma la he hecho yo un par de veces y, lamento decirlo, nunca la he disfrutado, porque siempre me sobrecoge la negrura absoluta (soy de barrio, de cemento, echo en falta las farolas), el paisaje pelado de las cumbres (son dos mil cuatrocientos metros de altura, no es moco de pavo), la luz de la luna que proyecta sombras inquietantes tras las gigantescas rocas, el viento ruidoso, la desolación, la enormidad. Es algo único, magnífico, impresionante, pero qué le voy a hacer; soy tonta y todo eso me aplasta, me abruma y me da miedo.
22 comentarios:
La leí hace tiempo también. Claro no recuerdo las referencias a los escenarios. Pero es una interesante relectura después de estar en el lugar en que trascurre una novela.
Sobre el bosque, del Parque de Garajonay, me dejó alucinando y con la boca bien abierta... qué sorpresa... no esperas algo así allí.
Mre ha gustado tu relectura, Noemí.
Un beso
Hace algunos días, zapeando escuché decir a Carmele Marchante que estaba releyendo a Sófocles (¿no es grande?) y ahora tu también releyendo.
Bromas aparte, yo también en mas de una ocasión releí novelas buscando los escenarios. "Lejos de Veracruz", recuerdo ahora. Es muy interesante. Y entretenido.
¿Quieres creer que no pude subir al Roque de los Muchachos porque la carretera estaba cortada por la nieve?
Un abrazo
LAURA, yo solo pretendía divertirme repasando los escenarios, para ver hasta qué punto eran exactos, que no tienen que serlo, por supuesto. Sara Paretsky, por ejemplo, es muy exacta con las calles y demás. Eso puede dar problemas, ¿no?
UNO, sí, claro, zapeando, ya.
Yo releo mucho, my friend. Y con enorme placer. Es como volver a casa, a territorio amigo. Cuando no tengo ganas de aventurarme con nada nuevo, voy a lo que sé que no me va a defraudar.
Qué casualidad, ayer hablé de esto mismo con un amiguete que me encontré en el súper.
Ahora bien, a Sófocles no puedo releerlo, porque no lo he leído nunca.
Me creo lo de la nieve. Yo también me la he encontrado alguna vez, después de haber estado al sol en la playa. Así son mis Canarias lindas.
Leí hace unos años "La niebla y la doncella" y algún otro libro que narra las aventuras de Bevilacqua y Chamorro y la verdad es que no me hicieron demasiada impresión. Las que sí me gustaron fueron las de Baquedano, el jubilado investigador de Joaquín Leguina. Hace unas descripciones de Madrid (Y de la Cava Alta) que son geniales.
JULI, a mí me han gustado todas hasta la última, que ya no. Recordaba que me gustaban las disquisiciones de Bevilacqua, pero ahora, en la relectura, lo he encontrado redicho. También veo asmoar la prosa jurídica en muchos párrafos; no puedo evitarlo.
No he leído a Leguina porque tengo prejuicios. Pero si a tí te ha gustado, igual me animo.
Me gustó tu post de reelectura.
PEKE, bueno, esta fue una relectura especial, para fijarme en los lugares de los hechos. Cuando releo, sule ser para lo que he dico antes:para refugiarme en territorios conocidos. Bicos.
Este post es estupendo para empezar
Aparte la hermosa crónica turística homenaje a esta isla -qué gran broche final en el alto del roque de los muchachos!-
Enseguida me ha captado eso de la tradicional exactitud geográfica de la novela negra y criminal porque yo muchas veces he pensado que un escritor lo que menos quiere es que localicen su pueblo, sus lugares
porque es de esa realidad de la que quiere escapar
Claro que este no es el caso porque el autor aunque se llame Silva es de Madrid, Carabanchel sino que parece más cierto desinterés por parte del autor que se traduce en esa inexactitud que a tí te ha resultado incómoda
Lo que a mí me ha dado por pensar que escribiendo, cuanto más fiel más negro te vuelves porque el escritor de novela negra parte de su realidad
no se inventa otra quizás deforma y esto encaja con lo último que he leído sobre el tema es en la entrevista a Manotti en la que tú participaste cuya lectura fue otra vuelta de tuerca en mi inmersión en el mundo de la novela negra
SRO, no, la inexactitud no me ha resultado incómoda. Es una opción literaria no menos valiosa que cualquier otra.
Se me ocurre que la exactitud puede dar problemas. Por ejemplo, si yo escribo que en el número tal de la calle cual se cometió un crimen y mi novela se hace famosísima, igual esa casa no se alquila ni se vende nunca. O sí, vete tú a saber. Pero cuanto más preciso sea alguien, más papeletas tiene para meterse en líos.
Yo agradezco la exactitud cuando se trata de lugares lejanos: creo que así los conozco mejor.
Saludos y siga usted sumergiéndose en el género negro, que le dará muchas satisfacciones.
Ay! las palabras! ahora me gustaría borrar la palabra "molestado"
y cambiarla por "llamado tu atención" para que el párrafo no resulte como una puñalada a la verdad pero quizás mi subjetividad morbosa me impida vivir en paz con la realidad más objetiva
Es cierto: no tiene porqué haberte "molestado" Es verdad además que esa presunta inexactitud puede ser una opción válida.
En fin!: todo me lo digo yo. Qué sabias son esas boquitas. Estoy aprendiendo a atisbar y manejar la realidad yo creo. Y todo esto de la novela negra y criminal y su entorno curiosamente me está ayudando
Mis saludos
Es un problema peliagudo eso de la exactitud geográfica negrocriminal...Tampoco va a ser la novela negra el reducto del realismo decimonónico...o sí
SRO, la inexactitud es lo común en la mayoría de obras de ficción. Fíjate que hay autores que incluso no nombran las poblaciones; dicen: "en la ciudad de A". A mí eso sí que me incomoda un poquico.
HLO, no, no creo que tenga que ser reducto de nada. Es un simple rasgo de estilo que, además, resulta cómodo: no tienes que inventarte un escenario; bastante tienes con inventar todo lo demás: trama, personajes... ¿O no?
Es que eso es Álgebra aplicada a la literatura, y a no ser que te gusten mucho las mates... A ver qué te parece esto: Cuando K llegó a la ciudad de A ya era tarde.
blue saludos
En todos los paradores te habrás tomado un café ¿verdad?
Yo he entrado a tomar café en todos los que he visto en mi vida, tengo la teoría de que viven únicamente de servir cafés.
El bosque, alucinante.
Me resulta muy curioso tu comentario porque justo hace unos días leía en La Balacera un comentario del propio Silva sobre la novela "Curvas peligrosas" y el "pero" que él le ponía a la novela era el que interpretaban de una forma muy libre el contexto narrativo, y él habla de sí mismo como un autor con un "acaso trasnochado sentido de la verosimilitud".
Distintas formas de ver las cosas, pardiez.
A ver si consigo que este comentario llegue al blog, que casi siempre me quedo en el limbo.
SRO, pues hay relatos así. Me sacan un poco de mis casillas.
LOQUEMEAHORRO, sí, creo que he tomado café en todos. En algunos he comido (bastante bien, en general) y en otros he cenado, dormido y desayunado. Lo mejor es el desayuno. Hay unas ofertas de fin de semana que no están mal. Desde aquí me ofrezco a cualquier editorial como catadora de paradores.
TERRI, hombre, una cosa es la verosimilitud y otra, la exactitud geográfica. Hay terreno intermedio y muy amplio.
Interesantes reflexiones y disquisiciones, compa Noe; tanto las tuyas como las de los comentaristas posteriores. Supongo que la precisión en las localizaciones es una opción autoral como todas, con sus pros y sus contras; desde el punto de vista estrictamente narrativo, igual sí que es secundario, pero como la lectura es un acto que se desarrolla siempre en contextos vitales personales y concretos, sí que condiciona al lector, según los casos, claro que sí. A mí las novelas de esta parejita me gustan, al menos las que leí hasta ahora, aunque coincido contigo en lo excesivamente "literaturizados" (perdón por el palabro, pero creo que se entiende...) de algunos diálogos de la última; suenan poco frescos, desde luego. Para cerrar, me ha llamado la atención lo del Roque de los Muchachos; nunca he estado allí (bueno, nunca he estado en las Canarias...), pero creo que me acojonaría bastante: los paisajes "negro-lunares" me encogen el ánimo; hasta las fotos del hombre en la Luna, vistas miles de veces, me siguen encogiendo el corazón (aunque me fascinan, también...).
Un fuerte abrazo y seguimos trasteando.
MANUEL, tengo que puntualizar que el Roque de los Muchachos solo acojona de noche y eso si eres miedica como yo. De día, no; de día es una gozada. Y te ordeno ahora mismo que vayas a conocer las Canarias y procures que el dinero que gastes vaya a parar a bolsillos canarios. Besos.
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