miércoles, 3 de marzo de 2010

El islandés

Por fin piqué con el islandés. ¿Qué islandés? Pues cuál va a ser, el único que conozco. Islandesa conozco a otra, pero islandés, a Arnaldur Indridason y para de contar.

Viene este buen hombre envuelto en el halo de su gran éxito en Francia y alrededores. Concretamente, la novela que me he leído, La mujer de verde, es una de las negras más premiadas en los últimos tiempos tanto en Europa como en Estados Unidos. La crítica habla de personajes enigmáticos que se hacen cómplices del lector y tramas electrizantes.

Pues cuánto lo siento, porque yo no he percibido nada de eso, sino más bien un protagonista insustancial y aburrido con un currículum personal estomagante y una intriga que se estira, se interrumpe y se ralentiza tanto, que acaba perdiendo interés, entrelazada, además, con una vulgarísima, torpe y roma historia de maltrato conyugal. Todo se supone que desemboca en una sorprendente revelación final, pero quienes hemos visto toneladas de películas chungas sabemos que, por lo general, las tracas finales hacen pifff en vez de ¡brrraaamm!

En fin, que debo de ser la única que no se deja arrastrar por los nórdicos tan de moda últimamente. No los pillo, no los capto, no les veo la brillantez ni el mérito por casi ningún lado, los encuentro simplones y demasiado aficionados al relleno de saldo (esos monólogos del prota, con que si es un niño perdido en la ventisca que todavía no se ha encontrado a sí mismo. ¡Ay, qué pereza!). Y, en conclusión, me hago una pregunta que no me quería hacer: ¿serán las traducciones?

Por cierto, ya metida en asuntos técnicos, me apuesto mis plantaciones de algodón a que este texto de La mujer de verde no ha pasado ante los ojos de ningún corrector de estilo. Y tengo pruebas. Muy mal, señoras y señores de RBA, muy mal.

Bueno, y ahora toca decir lo bueno de la novela: que me lleva a Islandia, me explica el país, me cuenta su historia reciente y menos reciente, me dice cómo viven los islandeses, cómo pasaron la Segunda Guerra Mundial, cómo es su clima de infierno con doscientos cincuenta días de lluvia al año, cómo son sus tierras sin árboles, su idioma irreductible y resistente, cómo dejó de ser un país agrícola para convertirse en pesquero y banquero. No me cuenta nada, en cambio, porque no corresponde a la época, del batacazo financiero de 2008, algo que, según dice el propio Indridason en alguna entrevista que le he leído por ahí, es "una ruptura absoluta en la historia de Islandia" y que dejará huellas políticas, emocionales y artísticas y literarias, claro.

Pues mira, es una buena razón para seguir leyéndole las novelas, a ver si de una maldita vez lo entiendo.

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19 comentarios:

kweilan dijo...

Yo leí la novela hace poco y tampoco coincido con el gran entusiasmo mediático de esta novela.

marcela dijo...

Coincido contigo, con lo de las novelas nórdicas, !dónde esté una negra americana!-novela quiero decir-.Este verano estuve en Islandia y me fascinó.Una orgía paisajística a pie de carretera. Solo como el viento en las praderas, todo solo. Bello, muy bello y mira que tengo cuidado con ésta palabra.
Lo de la economía es muy interesante aplicado a nuestro país.
un abrazo vasco distante.

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Bueno pues entonces me ahorro buscarlo. Tengo poco tiempo para leer y encima que no me enganche. Me fio de lo que nos cuentas Noemí y te agradezco tu sinceridad.

Besicos muchos guapa.

Alice Silver dijo...

A mi sí me gustó "La mujer de verde", especialmente la historia del pasado, que supongo refleja la historia de Islandia...
Coincido Marcela, después un atracón de nórdicos me apetece leer novelas policíacas americanas.
Me han hablado de otra escritora islandesa, Yrsa Sigurðardóttir, que dicen que es muy divertida y no tiene nada que ver con su paisano.

Julen Iturbe-Ormaetxe dijo...

Yo soy más simple. Me quedo con lo inaudito de recrear en la imaginación la colina donde sucede todo y pensar en un paisaje que nada tiene que ver con lo que me rodea. Claro que yo paso mucho tiempo en el sur de Islandia y no soy analista de fiar. Me puede el corazón ;-)

Anónimo dijo...

A mí me gusta la música islandesa de Mum y Sigur Rós, me encantan.
Y de los nórdicos casi no sé nada, aunque recuerdo con gusto a Peter Høeg.
Besos

Noemí Pastor dijo...

KWEILAN, mi amigo Agus, que se ha leído todo Indridason en francés antes de que se publique en español, dice que "La mujer de verde" es la más floja de todas, así que igual tenemos que darle otra oportunidad.

MARCELA, seguro que Islandia es fascinante y no sólo por su paisaje. Y tampoco quiero generalizar mucho sobre los nórdicos, pues tampoco los americanos son todos iguales. Beste besarkada handi bat zuretzat.

Noemí Pastor dijo...

CASA, hija, qué responsabilidad. No te fíes tanto de mí, anda, por fa. A ver si voy a tener que andar con cuidado con lo que escribo. No querría. Besicos.

ALICE, te tomo en cuenta la recomendación, porque estoy dispuesta a reconciliarme con los nórdicos y más aún con las nórdicas. Besos fríos.

Noemí Pastor dijo...

JULEN, eso que tú apreciaste en la novela es lo mejor que tiene: que da la posibilidad de imaginar los paisajes presentes y pretéritos. Y yo también uso el corazón para escribir esto; a ver si te crees que me sale de la cabeza. Pues no. Más besos, darling.

MITA, pues gracias por presentarme a más islandeses. No tenía el gusto. ¡Lo que aprendo yo contigo!

39escalones dijo...

Comparto tus impresiones sobre los nórdicos (los escritores, digo), no me enganchan para nada. Supongo que se han convertido en marca comercial, lo cual, de entrada, no es bueno. Eso sí, con las nórdicas conecto enseguida, sobre todo si no escriben...
Besos.

Fernando García Pañeda dijo...

Es que los del sur (de Islandia) somos poco dados al entusiasmo global.
Conste que yo tampoco me dejo llevar por la oleada nórdica. Pero por otros motivos, claro.

Uno dijo...

Pues vaya. A mi me gusta cambiar de camino todos los días hasta para ir a por el pan, y pensé que estos nórdicos aportarían nuevos paisajes, modos y personajes al la novela negra. Claro que si solo se queda en eso.
Cuando te enteres de lo de Islandia, nos lo cuentas.
Un abrazo.

Noemí Pastor dijo...

ESCALONES, a estas alturas no me vas a convencer de que te gustan las rubias iletradas. Frecuentarías otras webs o, por lo menos, no este humilde blogsito. Besos, alfredolanda.

FER, igual estamos siendo injustos con los nórdicos. Al menos yo no debería hacer generalizaciones, porque he catado poco. Lo poco que he catado no me ha gustado, pero ha sido poco.

Noemí Pastor dijo...

UNO, hombre, los paisajes sí son diferentes y el tono general, también: mucho más triste y aburrido. Pero repito que no debo generalizar.

Dante Bertini dijo...

tengo en mi bolso -por suerte uso bolso desde hace algunos años- un ejemplar de A single man y pienso disfrutarlo como un cosaco...aunque guardo el temor de una traducción horrorosa que me arruine el pastel.

No soy tan curioso como tú; dudo que me acercara a esta novela.

Noemí Pastor dijo...

Dante, caro, voy perdiendo la curiosidad con los años, pero un islandés es mucho islandés, mi amigo Agus me había allanado el camino y la novelita es delgadita y apropiada, pues, para el transporte público. Enhorabuena por el bolso y por "A single man".

HLO dijo...

¿Y no será mejor leerse "Historia de Islandia en siete tomos"? (si la hubiere).
A lo mejor es que los crímenes no sirven si no hay talento literario...

peke dijo...

Bueno, Noe, discrepo por esta vez. Yo la leí con otro título y tardé un poco en entrar en la novela, pero una vez que entré me gustó mucho, a pesar de algún detalle que citas que no me entusiasmó. A ver si en otras le coges el tranquillo.

Noemí Pastor dijo...

HLO, pues no, yo prefiero que me cuenten la historia contemporánea novelada y en primera persona. Me la trago mejor.

PEKE, vale, te haré caso e insistiré con el islandés.

Besos, chicas.