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Ya tengo escrito por aquí que cuando una se ve, de repente, como vaca sin cencerro, un poco perdida por la vida y sin saber pa dónde tirar, lo mejor, como aconsejaba la gran Chus Lampreave en "La flor de mi secreto", es regresar a casa; y cuando digo casa, digo infancia, digo las cosas que siempre te han gustado y siempre te han reconfortado, que siempre te han hecho feliz
Me está apeteciendo, pues, volver a las películas de mi infancia, de mi adolescencia, a las que me construyeron, me edificaron, me levantaron y me convirtieron en la cinéfila y zinéfila que soy.
Así, he dedicado un articulito, más sentimental que otra cosa, a "Encuentros en la tercera fase". Leedlo en Zinéfilaz. Y larga vida al cine.
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