Hay gentes
a las que, cuando hablan, se les pone en los ojos una especie de ahogo
y no pronuncian palabras claras jamás;
marcan la danza de los números y al instante se arrepienten,
sin un propósito.
Hay gentes de verbo seco, labios desertizados
y manos eternamente frías,
que escriben nombres en el vaho de los espejos.
Hay besugos encorbatados, beduinos amables, fracasados de los de verdad
y de los que no pueden imaginar una vida entera en el fracaso.
Hay ballenas poliformes, alacranes que mutan a humanoide
y reparten besos tóxicos.
Hay quienes hacen promesas para incumplirlas
y nunca asimilarán hasta qué punto te hieren
cuando te dejan sin luz.
Hay gentes que no son bumeranes,
pues se van y no regresan.
Hábiles para caer hacia arriba, se manejan bien en la verticalidad.
Se traban al definir el mundo; nacidas para perder, no saben qué hacer
con tanta vida y se acobardan
bajo una bandada de mirlos.
Hay quienes ceden y se disponen a agujerearse las venas,
quienes se marean cuando ven sangre; quienes prefieren morir
antes que ensuciarse en el barro de la vida.
Los hay incapaces de decir que sí;
son de palabras como no sé, a lo mejor, no y no; respiran la atmósfera del odio.
Los hay que viven gracias al impacto de un abrazo, en una continua asfixia, en alarma;
quienes, al inclinar la cabeza, muestran que son vulnerables;
quienes han perdido documentos, firmas, formas, su espacio básico de seguridad,
ruidos y oportunidades.
Hay ojos coloreados que saben oscurecerse y son ciegos al porvenir;
hay serpientes letales e insectos con coraza.
Hay quienes amanecen todos los días dispuestos para el combate; quienes luego mueren,
con las fuerzas debilitadas, sin ganas apenas de abrazar.
Quienes se hacen un agujerito en un dedo, se chupan la sangre y luego escupen;
también hay quienes se la tragan toda.
Hay gente falsa, ingrata, farsante, intensa, gente
que humedecerá mil veces las pestañas;
hay quienes sufren descargas de tristeza incontrolable, quienes degustan siempre
días de cloro y betadine.
Hay quienes desayunan sus coherencias y desprecian el pronóstico del hado;
los hay capaces de aplastar orugas, callar por no estorbar, suplicar
que les digan te quiero, decir no te vayas al mirarte.
Hay quienes te ayudan a esperar lo improbable, quienes te lo dan todo y te vacían
o te llenan hasta los topes; hay gente que ha nacido para estar a tu lado.
Y hay quienes te abandonan.
Juanra Madariaga:
ESPedizioa. Mendi ororen pisua
Txalaparta 2015
La traducción y la adaptación, libérrimas ambas, son mías.
lunes, 27 de julio de 2015
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4 comentarios:
Mu gonito :-)
Me alegro de que te guste. Besos.
Tierno, a pesar de todo.
Un poco de todo tiene. Predomina lo duro. Por eso me gusta.
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