El Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) publica de vez en cuando unos cuadernitos con entrevistas a gente interesante. La última es una charla de diecinueve sabrosas páginas con Luis Rojas Marcos, que me ha dado mucho que pensar.
Os pongo, pues, unos párrafos selectos, a ver qué os parecen. Por supuesto que yo también daré mi opinión, que por algo este blog es mío.
Aclaro que la traducción-adaptación es mía y que menudo lío: supongo que la entrevista se la harían en castellano y luego alguien la ha traducido al euskera. Ahora voy yo y la traduzco otra vez al español. Nada más parecido al teléfono descacharrao.
El estrés está incluso bien visto. Si alguien tiene estrés, la gente dice: "Pobre hombre, estará haciendo un trabajo importante." Sin embargo, decir "estoy cansado, nervioso, asustado, ansioso, deprimido" no tiene el mismo significado ni la misma fuerza.
Claro que no, Luis. Por eso a los hombres les diagnostican estrés y a las mujeres, depresión. La depresión está más conectada con la debilidad y el estrés, con la acción y la tensión.
El optimismo tiene mala prensa en Europa. Creer que la vida tiene aspectos positivos se relaciona con la ignorancia y la simplicidad.
Es verdad. Ser optimista es como ser bobo. Los intelectuales europeos somos serios y malhumorados y no nos divertimos nunca. Reírse y ser feliz es de tontos y de incultos.
El pesimismo en Europa es social, cultural, no individual. Si preguntas a la gente uno por uno, te dirán que se consideran optimistas y que viven bastante bien. Sin embargo, piensan que el mundo está fatal.
El pesimismo tiene mucho de pose.
Para que la edad no nos convierta en una caricatura de nuestro pasado, para no vivir encerrados en nosotros mismos, necesitamos actividad, pero también debemos desterrar para siempre ciertos prejuicios y estereotipos sobre la edad, que son, como siempre, fruto de la ignorancia.
Muy de acuerdo, Luis. La dictadura de la estética que vivimos no admite la vejez. A menudo la edad avanzada se usa como arma arrojadiza, como insulto contra alguien. Contra las mujeres, mucho más a menudo. No hay más que ver un poco la tele para oír alguna monstruosa vejación de ese tipo. Contra esto hay que reaccionar enérgicamente, antes de que sea demasiado tarde.
La industria del entretenimiento ofrece a los jóvenes modos de diversión que no requieren de grandes desembolsos económicos. El consumismo es un ingrediente básico de la infancia, pero en la juventud desciende mucho el ansia de comprar cosas indiscriminadamente.
Eso será en los Estados Unidos, Luis, porque aquí no veo yo que descienda nada; todo lo contrario. El consumismo en la infancia lo ejercen los padres y el resto de la familia, que inundan a las criaturas de objetos que ni quieren ni necesitan. Y, luego, en la adolescencia, las criaturas siguen pidiendo cosas, artilugios, cacharros, desde consolas y teléfonos a coches y motos, pasando por ropitas varias, que cuestan cada vez más pasta. Y la industria no deja de empujarnos a todos hacia el consumo.
Para aprender hace falta, primero, sentir la necesidad de aprender; luego, saber cómo aprender; y por último, aprender.
Es verdad. Así que no es tan fácil.
Los seres humanos estamos genéticamente programados para sentirnos bien. Es una tendencia natural, igual que las heridas tienden a curarse, igual que necesitamos comer, tendemos a engañarnos a nosotros mismos, de una manera muy saludable, claro.
A Woody Allen le he oído alguna vez eso de "no sé cómo algunas personas pueden soportar la vida". Pues he aquí la respuesta. ¡Bendita programación genética que nos inyecta gafas rosas y nos impide ver la cruda realidad!
La depresión mata en Occidente más que el cáncer y que el sida, pero no se le dedica tanta atención, porque todavía está marcada por el estigma histórico de las enfermedades mentales. La psiquiatría tiene poco más de un siglo de existencia. Es todavía un ámbito bastante nuevo.
Sí, la enfermedad mental es todavía bastante tabú. Incluso abunda demasiado la opinión de que quien se deprime es porque quiere.
La gente con menor preparación intelectual y mayor estrés tiende más a la obesidad. En Estados Unidos, la pobreza, el estrés y la marginalidad empujan a la gente a comer más, pues necesitan algo que les alegre la vida y de esa manera luchan contra su impotencia. El asunto se complica con el culto a la delgadez de esta sociedad nuestra.
Uy, qué afirmación más delicada. Unir obesidad y pobreza no me parece extraño, puesto que algo tiene que ver con la comida barata y de mala calidad. Lo de la escasa preparación intelectual, en cambio,no acabo de verlo claro,pero seguro que Rojas Marcos sabe lo que dice.
martes, 21 de junio de 2011
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19 comentarios:
Muy de acuerdo con tus comentarios. Lo del estigma para los viejos (o simplemente maduros) es ciertísimo. Y sobre todo a las mujeres no se nos tolera que cumplamos años. Algo habrá que hacer contra esto.
En cuanto al vínculo incultura-obesidad, supongo que Rojas Marcos se refiere a que si no tienes ni las mñinimas nociones sobre dietética y salud, es fácil que te abalances sobre la comida-basura, por desconocimiento. Como tú dices, también porque los filetes y el pescado son más caros que una hamburguesa chorreante de grasa. Pero las lentejas también son baratas, y sanas, sólo que cuesta más prepararlas.
Bueno, Noe, la primera afirmación que haces suena un poco superficial. Yo padecí estrés y depresión (soy bipolar medicada y desde los catorce años padecí depresiones horribles; más adelante probé el estrés) y te puedo decir que no son incompatibles. y, desde luego, las dos hacen sufrir. Yo no uniría el estrés con acción y la depresión con debilidad. Pero, bueno, no quiero dar el coñazo con el tema.
Qué gran verdad lo del pesimismo europeo. Es lo que mas me ha llamado siempre la atención en América: el optimismo. La ilusión con que acometen cualquier cosa y como lo hacen patente sin ningun pudor.
Un abrazo
ELENA, yo veo que a la gente mayor como que se le recortan derechos estéticos y éticos: si eres mayor no puedes vestir de tal manera, no puedes hacer ciertas cosas, como decir tonterías en el Twitter, casarte de blanco, hablar de sexo, etc. No me gusta.
PEKE, querida, no lo digo yo, lo dice Rojas Marcos, por eso me llama mucho la atención. Y él no lo une, sino que dice que "se une", que se asocian generalmente. Yo tampoco estoy de acuerdo con esa asociación porque, además de falsa, es perversa.
Lo mío, más que superficialidad, es ignorancia. Pido disculpas.
UNO, y luego está ese complejo de superioridad europeo: somos más intelectuales, más profundos, más yo-qué-sé, apreciamos lo que allí desprecian... Cuánta tontería.
No creo yo que la distinción entre depresión y estrés tenga que ver con el sexo del que lo padece. Conozco y he conocido (y he pasado por un psiquiátrico durante año y medio -por trabajo-) decenas de casos de hombres con depresión y de mujeres con estrés, incluidas amas de casa sin actividades, digamos, agobiantes. Esa afirmación genérico-reivindicativa que has planteado creo que no viene respaldada por la realidad. O al menos por la que yo he conocido.
Noemí,
muy interesante esto que nos traes hoy.
Veamos,la mala prensa del optimista ha sido siempre manifiesta,pero también es cierto como se dice que nadie tiene la suficiente información como para ser un pesimista convencido.
Se atribuye inteligencia a pesimismo y simpleza a optimismo,cuando creo que hace falta más coraje( con la que está cayendo) adoptar la segunda actitud más como posición ante la vida que como pose.
Más,lo de la edad.Más de acuerdo contigo no puedo estar,especialmente en relación a las mujeres,no se nos permite envejecer.Hemos abordado este tema en otras ocasiones y me gusta tu actitud combativa aunque tengo dudas todavía sobre cual ha de ser la reacción más adecuada ante el rechazo,el desprecio,la humillación.
En ocasiones,la respuesta agresiva creo puede ser señal de vulnerabilidad.Por ahí van mis dudas....
Y qué más.....que obesidad y pobreza pienso no tienen por qué ir de la mano,pero sí,en mi opinión obesidad e insatisfacción o necesidad de protección y esos dos rasgos trascienden clases y status social.
saluditos!
Me ha gustado mucho esta entrada. A veces se necesitan voces "sabias" para esclarecer múltiples cuestiones que muchísima gente ve como evidentes, pero que el "sistema", el dajarse arrastrar, la falta de capacidad para oponerse, etc...ocultan.
Besos
(Se está acabando nuestro semestre, todo bien por tu precioso País Vasco?)
Uy, uy, uy...cuantas cosas para comentar. Pero como no quiero dar la vara, simplemente diré que, siendo cierto que la vejez no cotiza a la alza, yo, cada día que pasa, me siento un poquito menos feo: hasta la piel de mis codos va adquiriendo una textura sedosa y agradable.
Los estadounidenses que conozco no son ni más optimistas, ni más alegres ni más felices que los europeos. Claro que no conozco a los de Arkansas: igual allí son unas castañuelas (creo que Rojas Marcos debería pasar temporaditas más largas en Europa -dice mi ignorancia por mí-).
Sobre depresiones y estreses... uff, qué complicado, qué sabré yo. Mejor me callo.
En cuanto al último punto, el de la relación entre pobreza y obesidad, pues podría decir que no dudo de que Rojas Marcos sepa qué es un oxímoron (como el que se instaló en Izquierda Unida), y que me imagino que su idea de pobreza se circunscribe a geografías determinadas; yo pienso -y seguro yerro- que la Real Academia de la Lengua Eritrea(que ni siquiera existe) mide, ve y califica la pobreza con otra mentalidad distinta a la de don Luis, hombre admirable donde los haya. Espero que si lee este comentario, sepa perdonar todas las insensateces vertidas aquí por mí.
Un beso.
ESCALONES, yo tampoco creo que tenga que ver, pero esa asociación genérica se hace, más o menos conscientemente, y contra eso claman ciertos sectores de la salud, tal y como servidora ha leído en publicaciones que no son el Pronto y que recuerdo que también hablaban de que las mujeres consumen más tranquilizantes y los hombres, estimulantes; siempre generalizando, of course. Quiero decir que esa reivindicación no es originalmente mía (no soy tan creativa), sino que ya está hecha, que yo me sumo y que sospecho que el señor Rojas Marcos va por ahí.
TROYANA, ese asunto que mencionas, el de cómo responder, se está tratando mucho últimamente, bajo diferentes apariencias, en blogs y foros en general. Se puede ampliar incluso a "cómo actuar". A fin de cuentas, qué hacemos, cuáles son nuestras "armas", nuestros recursos. ¿Agresividad?, ¿calma? No lo tengo nada claro. Lo mejor sería una fría serenidad, pero hace falta tener temple.
MITA, a mí me gusta la gente que me hace ver cosas que yo a simple vista no veo. Todo bien por este mi País Vasco pequeño y ruidoso. Hablamos más largo y tendido cuando quieras, wenn Sie wollen, meine Liebe.
CARUANO, usted puede dar la vara todo lo que quiera. Pa eso estamos.
Cierto es que hay gente que mejora estéticamente con la madurez o vejez. No es mi caso, pardiez. Si es el suyo, es usted bendecido por los dioses.
Supongo que el señor Rojas curzará el charco a menudo y seguro que no conoce Arkansas al dedillo y que, si conoce Arkansas, desconoce, en cambio, Alabama, porque ese bendito país es más ancho que Castilla. Con todo, creo que acierta con el retrato o caricatura del intelectual europeo pesimista para quien todos somos bobos por ser felices e iletrados.
Lo de unir pobreza y obesidad (en el llamado primer mundo, claro, porque ... en fin, no voy a hacer bromas de mal gusto) me ha parecido de tal atrevimiento (legñitimo, en todo caso, y necesario, incluso) que no me he resistido a ponerlo.
Madre mía, cómo te has puesto. Conste que el problema es que tanta autoayuda en las librerías necesita un mercado. Vamos, como eso de que quien fabrica bombas debe tener un director de marketing de echarse a temblar. En fin, todo un repertorio de psicosomaticidad exultante.
JULEN, ¿la autoayuda necesita mercado o el mercado reclamaba autoayuda? Lo de las bombas y la psicosomaticidad exultante no sé a qué vienen, pero no pasa ná, ya me lo explicarás.
¿Llego tarde al debate? Bueno, pues ahí voy: no soporto a Rojas Marcos. Su éxito es uno de los motivos que alimenta mi pesimismo. En cuanto a ser optimista y tal, benditos sean todos los estados anímicos, pero sólo hay una cosa segura: al final, nos vamos a morir y posiblemente sea tras un proceso más o menos largo de deterioro físico, mental, emocional o los tres a la vez. A partir de ahí, el que quiera pensar que todo va a ir bien es muy libre de hacerlo, pero tampoco él se librará. Dicho lo cual, alegría.
Saludos
JUKE, yo no tengo motivos para odiar ni venerar a RM porque no lo conozco de nada y esta entrevista es lo primero que le leo, aunque comprendo esos odios irracionales y gratuitos, ya que yo misma los profeso. Veo que Julen y tú lo relacionáis con la Autohelp / Autohell y ya voy comprendiendo algo. En cuanto al pesimismo, mi elevada postura intelectual es: ya que la vamos a diñar, procuremos reírnos antes todo lo posible y remar en dirección contraria.
Muy de acuerdo con tus comentarios. Lo del estigma para los viejos (o simplemente maduros) es ciertísimo. Y sobre todo a las mujeres no se nos tolera que cumplamos años. Algo habrá que hacer contra esto.
En cuanto
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