jueves, 24 de junio de 2010

Beatificación ya

Si os dijera que era fan total de José Saramago, mentiría como una bellaca. Nunca terminé un libro suyo. Empecé El Evangelio según Jesucristo, por eso de la Historia Sagrada, que desde niña me ha fascinado, pero no pude con él. Lo dejé antes de las cincuenta páginas garciamarquecianas.

Pero me caía bien el hombre. Por eso, cuando mi amiga Nieves Lorenzo me dijo que tenía invitaciones para una conferencia de Saramago y Bernardo Atxaga sobre Blas de Otero, en Bilbao, le dije que claro, que me apuntaba.

No era la primera vez, y así lo dijo entonces Atxaga, que él y Saramago se fotografiaban juntos. Habían aparecido en público unos meses antes, junto con Manuel Vázquez Montalbán (ummmm, de los tres ya sólo queda vivo Atxaga; ¿qué sentirá en estos momentos?), con motivo de las elecciones al Parlamento Vasco, para pedir el voto para Izquierda Unida.

Y entonces se obró el primer milagro. Otra amiga literata, cuyo nombre omitiré, requemada y harta de lo que nos toca vivir política y socialmente en el País Vasco, había decidido echarse al monte y votar a Euskal Herritarrok. Pero Saramago la salvó. Así lo decía ella: "Saramago me ha salvado, me ha hecho ver la luz. Estuve a punto de perderme, de cometer una estupidez, pero él me mostró el camino, me iluminó."

La conferencia sobre Blas de Otero, en el Arriaga, en Bilbao, fue bonita, sentimental, simpática. Saramago hablaba portugués con palabras españolas y Atxaga estuvo en su estilo, que mi madre calificaría de jebo*.

Aquello fue el 20 de marzo de 2002, día de San Ambrosio Obispo. ¿Cómo lo recuerdo tan bien? Porque fue el día en que dejé de fumar. Apagué mi postrer pitillo a eso de las 9 de la mañana. Dije "Éste es el último" y de momento así ha sido, lo cual, considerando cuánto me gustaba fumar, con qué placer consumía mis marlboros, podría tratarse de otro milagro. No de San Ambrosio Obispo, sino de San José Saramago.

Espero que el Vaticano tome cartas en el asunto. Ya. No sé si ponerme a recopilar más milagros o firmas.


* jebo. Grafía incierta. Podría ser jevo, gebo o gevo. Nunca he visto esta palabra escrita, no sé si es vasca o castellana y Google no me ha sacado de dudas. La usan mi madre y mi tía, y la usaba mi abuela, para referirse a una persona que en público se muestra retraída, inadecuada, un poco palurda y cateta. ¿Alguien me puede ayudar con la definición?

Nota. Si escribes "beatificación" en Google Imágenes, te salen fotos de Juan Pablo II, Michael Jackson y Rocío Jurado. Yo no digo más ná.


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28 comentarios:

TRoyaNa dijo...

ja,ja,ja,ja,ja,ja(el último párrafo sobre google no tiene desperdicio)
Si recoges firmas para la beatificación de Saramago,cúenta con la mía.
Me ha encantado lo de tu madre y tu tía,mi madre también tiene algunos "palabros" de origen manchego con los que flipamos.

biquiños y ánimos para no reincidir con el malboro.

Nos congelan la pensión dijo...

Un tema aparte, un tema importante...

Por favor, DARLE PUBLICIDAD en tu blog, en tu emails que hoy no nos manipulen con cortinas de humo ¿Quién levantara autovías y urbanizaciones o autopistas para buscar antiguas cunetas?

http://www.youtube.com/watch?v=bmR_zmjYYs0

Poner vídeo QUITAR el sonido y leer. Ahora si, los muertos son para recordarlos no para utilizarlos.

El dinero lo han derrochado en otras cosas impunemente , ahora a mi hijo profesor le quitan el 5% de sueldo y a mí me congelan la pensión. Que no te manipulen las emociones, porque hoy NO hay guerra ni bandos, pásalo

Gracias

39escalones dijo...

Creo que si lo beatificaran le darían un disgusto...
Yo lo conocí en el 92, cuando vino a mi instituto a uno de esos ciclos de lecturas dirigidas. A mí me encanta como autor y me he terminado todos sus libros, algunos más de una vez. Pero beatificarlo, no, por dios (precisamente por eso).

Alice Silver dijo...

A mi también me han encantado los 3 candidatos de Google a las beatificaciones.
Tampoco he podido terminar ninguna obra de Saramago, comencé "Ensayo sobre la ceguera" y desfallecí...
Más veo al vaticano empeñado en su demonización que en su beatificación, que les den.

José Núñez de Cela dijo...

Estaria bien la beatificación. ¿ande ay capuntarse?

Coincido contigo en que no he podido acabar ninguna novela de Saramago (a pesar de haberlo intentado), pero sí artículos y me gustaba oirlo en las entrevistas o declaraciones.
Era de los pocos que se manifestaba con una voz distinta y libre. Le echaremos en falta (creo)

Saludos

Antonio dijo...

No creo que Sara Mago (como decía la Sra. Aguirre, como fistra de la cosa ésa de Cultura, al presentarlo), estuviera de acuerdo con su propia beatificación. Sería como demonizar el Elíseo.. o beatificar el Infierno ;)
Vuestro empeño es loable, no obstante. Aún así, el mejor homenaje sería leerlo. Iberista convencido, defendía la Unión Ibérica y enseñó el camino a la esperanza. Nos veremos en el cielo o úvula, I suposse. ¿Qué clase de Dios es éste que, para salvar a Abel condena a Caín. Y viceversa. Siempre nos quedará Portugal.
Feliz día
Un abrazo

antonio dijo...

Te salvó.
Que pena, que en los 50 últimos asesintos del régimen castrista, no moviera un solo dedo. Ni incluso cuando tomaba ese mojito rico en su bodeguita de La Habana.PoR cierto, hay unas declaraciones sobre el fusilado balsero deficiente, que catalogan a tu heroe de maravilla.
Saludos,
ESPERO QUE NO TE MOLESTE MI DISCREPANCIA.

Caruano dijo...

Me gustaba mucho Saramago. Casi me gustaba más él que sus libros (que también). Discordante, disidente, discrepante y, si era necesrio, displicente.
(Señora Noemí, yo soy un poquito jebo).
Abrazo

calamarin dijo...

Pues me uno al club de los que nos gustaba más Saramago que sus novelas.
Sus polémicas con la iglesia, aunque no eran tan radicales como las de Vallejo, tenían su gracia... Todo ser que desprecie a la santa madre iglesia ya de entrada goza de mí beatificación.

Noemí Pastor dijo...

TROYANA, yo estoy recuperando palabras y expresiones caducas en mi "Vocabulario caduco de la Margen Izquierda", visitable en mi mismo blog.

NOS CONGELAN LA PENSIÓN, saludos.

ESCALONES, vaya lujo de instituto el tuyo. Intento recordar y creo que al mío no vino nunca nadie. La policía, si acaso.

Noemí Pastor dijo...

ALICE, si Saramago tenía derecho a criticar al Vaticano, el Vaticano ídem. Cada cual que haga caso a quien quiera.

JOSÉ, vaya, a ver si va a resultar que no era tan leído como se dice.

ANDO, la escritora portuguesa Sara Mago creo que es amiga de la senadora vasca Ana Sagasti.

Noemí Pastor dijo...

ANTONIO, la discrepancia es bienvenidísima en este blog. Además, estoy bastante de acuerdo contigo. Y Saramago no es mi héroe, sólo un candidato a la beatificación, en dura pugna con el Comandante Marcos y Yasser Arafat.

CARUANO, enhorabuena por saber disfrutar de la literatura de Saramago. Yo igual lo intento de nuevo. Suena tierno lo de "soy un poquito jebo".

Noemí Pastor dijo...

CALAMARIN, o sea que, por usar palabras del excelso Vallejo, te unes al club de los comecuras y escupehostias.

RTHB dijo...

Sin duda alguna beatificación. No puede ser una simple coincidencia. Seguro que Saramago algo ha tenido que ver con eso de que te olvidases de una vez de esos puñeteros Marlboros.

Eso si, no se si Esperanza Aguirre va a estar de acuerdo con eso......

Saludos.

20 de Marzo de 2002!!!! El día que Noe vio la luz!!!!!!!!

Noemí Pastor dijo...

PEREM, querido, olvidarlos todavía no los he olvidado del todo. Pero ya puedo vivir sin ellos. Lo cierto es que me libré de una esclavitud.

El jukebox dijo...

Yo leí 'Alzados del suelo' y el 'Ensayo sobre la ceguera' y ya quedé servido de Saramago, me temo que para siempre. Me quedo con la frase de Eduardo Mendoza en 'La aventura del tocador de señoras' (cito de memoria): "Dicho lo cual, se levantó y cogió un libro de Saramago, dando a entender que se iba a dormir".

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Noemí, a mí tqbién me gustaba mucho escuchar a Saramago. Era un hombre coherente que enseñaba a razonar. Sí, me gustaba mucho. ¡Que en paz descanse!!

Besicos muchos guapa.

Eleuterio Gálvez, el cónsul temerario dijo...

En un sorprendente giro, se hará circular por internet la especie de que fue un hombre de misa diaria -y, por cierto, casto-; y luego Ratzinger lo beatificará para que, por asociación, nadie más lo lea.

Noemí Pastor dijo...

JUKE, qué bueno que regresaste. Yo con problemas de insomnio y sin recurrir al ínclito.

CASA, a mí me despistaba mucho el portuñol que hablaba y me preguntaba por qué llevaba esos trajes tan aburridos y serios.

Noemí Pastor dijo...

ELEUTERIO, me gusta tu plan. ¿Cuándo empezamos?

Uno dijo...

Yo lo de hacerle santo lo veo bien teniendo en cuenta el milagro documentado que nos presentas. Sobretodo porque eso permitiría publicar la imágen de Saramago en las cajetillas con una pequeña oración a rezar antes de la primera calada. Una especie de mea culpa con insultos que humillara al vicioso. Sería mano de santo.
Por otro lado decirte que no encontarás jebo porque ha derivado a jebi (ver jebi metal)
Un abrazo

Anónimo dijo...

Amén!
(Que vivan las beatificaciones laicas)

Io dijo...

Alguna entrvista si le he leido, libros, ninguno. êro ese me pasa con muchos otros premios Nobel de Literatura. No hay discriminación, ni positiva, ni negativa, en ello.
Asistí a un mamo a mano suyo con Delibes, en Lanzarote. Y lo ganó Delibes, de calle, para mí.

Sus posiciones ideológicas me interesan bien poco, ya asumo que se puede ser un buen escritor, un excelente escritor y un nefasto doctrinario, ideológicamente.

Lamento que Portugal haya perdido a uno de sus escriores destacados y me alegro de que políticamente siga el país por una senda bien distinta a la que le hubiera gustado al difunto Saramago.

Noemí Pastor dijo...

UNO, qué cosa más bonita: una cajetilla de marlboro, con la carita aureolada de Saramago y una amenaza de muerte.

Noemí Pastor dijo...

KAPLAN, pues mira, igual me creo mi propio santoral.

IO, todas las combinaciones son posibles: se puede admirar a alguien profesional o políticamente y detestarlo personalmente, o literariamente.

HLO dijo...

A Ambrosio de Milán le debemos, no sólo tu caída de caballo del Marlboro, sino una cosa gratísima: la lectura silenciosa. Agustín de Hipona se sorprendió de ver a este señor leyendo sólo con la vista, en vez de en voz alta y golpeteando el suelo con el pie si era poesía (un peñazo), como era usual en el mundo antiguo. Si es que hay santos que había que rebeatificarlos.

Noemí Pastor dijo...

Jo, HLO, tía, eres un poso de siensia.

almanaque dijo...

Amiga Noe. Nunca es tarde para volver al buen camino (y a las buenas compañías). Igual es otro milagro de Saramago. Casi hizo tantos como nuestro Padre Genarín por lo que cuentas. A ver si desde el Más Allá (que bonito suena que haya algo donde sea: mejor no muy lejos del centro, que diría Woody Allen) me quita a mí de mis Marlboros, aunque me temo que debería poner yo algo de mi parte. Saludos.